Guía con 8 posturas para dar a luz, a tu manera

La posición tumbada boca arriba está a punto de pasar a la historia: está pensada para facilitar la comodidad del doctor, no el trabajo del bebé ni el de tu cuerpo. En cambio, colocada en cuclillas, echada de costado o con cuatro apoyos se facilita la apertura de la pelvis y el descenso del bebé, y se reducen las tasas de episiotomías y partos instrumentales.

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Posturas para el parto
Blanca Herrera
Blanca Herrera

Matrona

¿Cuál es la mejor postura para el parto? La realidad es que no existe ninguna ideal para todas las mujeres y en todo momento. Lo normal es ir adoptando varias posturas hasta que, finalmente, el bebé nace en una de ellas. Pero lo que sí está demostrado es que la peor de todas es la habitual en los hospitales, tumbada boca arriba, mientras que otras, como las verticales, favorecen el proceso del parto.

Según investigaciones realizadas por la especialista en mecánica obstétrica Dra. Bernadette de Gasquet, en posición tumbada se cierran algunos de los diámetros pélvicos hasta en un 30%. Además, el bebé ha de ser empujado hacia arriba, teniendo que vencer no sólo la resistencia de un canal del parto estrechado sino también la gravedad.

La postura tradicional, la litotomía, no es la mejor. Con la mujer tumbada sobre la espalda, con las piernas en alto y ligeramente abiertas, el profesional se siente “cómodo”, porque ésta es la forma en que hemos aprendido a hacer nuestro trabajo (explorar, ver la evolución del parto, suturar...).

Pero en posiciones verticales, las mujeres tienen un eje vertical al suelo. Eso hace que, en general, las contracciones sean más fuertes y eficaces porque el apoyo de la cabeza del bebé sobre el cuello del útero aumenta la producción de oxitocina endógena. Otro efecto de la verticalidad y de la mayor libertad de movimientos es el aumento de los diámetros pélvicos, que, unido a la fuerza de la gravedad, facilita el descenso del bebé y reduce la tasa de episiotomías y partos instrumentales. Los estudios indican, además, que en estas circunstancias las mujeres perciben un menor dolor en el expulsivo, y que la satisfacción con la vivencia del parto aumenta. Los patrones de la frecuencia cardiaca de los bebés en las posturas verticales suelen ser menos patológicos, porque la verticalidad ayuda a que el útero, y por tanto el bebé, reciban un adecuado aporte de sangre oxigenada.

En su contra, estas posiciones tienen una tasa de desgarros más elevada, aunque también es cierto que se realizan muchas menos episiotomías, y los desgarros leves cicatrizan mejor que estas incisiones. También se observa un mayor sangrado uterino, porque en esta posición es más fácil recogerla y cuantificarla.

Guía de posturas para dar a luz

Evalúa los pros y los contras de cada una y escoge la que encaja más contigo...

Posiciones verticales

Dentro de este grupo podemos encontrar tres posturas distintas:

1. De pie

La mujer ayudada por alguien o apoyada en alguna superficie tiene a su bebé de forma vertical sujetándose las piernas. Son posiciones que ayudan a bajar de forma rápida al bebé. Aun así, son poco frecuentes en nuestro entorno porque hoy las mujeres occidentales tenemos poca fuerza en las piernas para poder aguantar esta posición mucho tiempo. La matrona se coloca delante de la mujer y a sus pies para recibir al bebé.

Ventajas:

  • Aumenta los diámetros de la pelvis.
  • La gravedad favorece el descenso del bebé.
  • Contracciones más intensas.
  • Menor tasa de episiotomías.
  • Menos partos instrumentales.
  • Las mujeres refieren menos dolor.
  • Menor incidencia de alteraciones en la frecuencia cardiaca del bebé.
  • Mayor libertad de movimientos.

Inconvenientes:

  • Mayor incidencia de desgarros perineales leves.
  • Sobreestimación del sangrado.*

* En cuanto a los desgarros y el sangrado cabe hacer algunas matizaciones: Es cierto que algunas posiciones verticales pueden favorecer los desgarros, pero por lo general suelen ser más leves, superficiales y rápidos de cicatrizar que una episiotomía, cuya indidencia aumenta con las posiciones en las que la mujer está tumbada. En cuanto al sangrado, si el parto de desarrolla en posiciones verticales es más fácil recoger y, por tanto, cuantificar la cantidad de sangre perdida.

2. De cuclillas

Sujetada por otra persona por la axilas, la mujer flexiona sus rodillas hasta colocarse cerca del suelo. Así, los diámetros pélvicos se abren y las contracciones adquieren mucha fuerza. Es más frecuente que la posición de pie porque con las contracciones muchas mujeres tienen el instinto de flexionar sus rodillas para hacer fuerza. La matrona se sitúa a sus pies.

Ventajas:

  • Mayor libertad de movimientos.
  • Aumenta los diámetros de la pelvis.
  • La gravedad favorece el descenso del bebé.
  • Las contracciones son de mayor intensidad.
  • Menos partos instrumentales.
  • Menor necesidad de episiotomía.
  • Las mujeres refieren menos dolor.
  • Menor incidencia de alteraciones de la frecuencia cardiaca del bebé.

Inconvenientes:

  • Mayor incidencia de desgarros, especialmente en primíparas.
  • Sobreestimación del sangrado.*

3. Silla de partos

Existen desde la antigüedad y en diferentes culturas, por lo que hay muchos modelos. Son sillas similares a los inodoros con una apertura por delante. En la antigüedad las había de madera o porcelana y algunas de ellas pasaban de generación en generación de mujeres de la misma familia. En estas sillas las mujeres se sientan como en un inodoro y, sujetas por alguien o agarradas a la silla, pueden ejercer una fuerte presión con cada contracción. Varios estudios han demostrado que no es conveniente que las mujeres permanezcan en este tipo de sillas más de 20-30 minutos, ya que puelen aparecer edemas vulvares (inflamación), y tasas de desgarros más elevadas, sobre todo en mujeres que viven su primer parto. Son adecuadas para ayudar al descenso del bebé o para finalizar el parto cuando la mujer se encuentra cansada de adoptar otras posiciones que precisan de una mayor fuerza muscular en las piernas.

Ventajas:

  • Aumenta los diámetros de la pelvis.
  • La gravedad favorece el descenso del bebé.
  • Las contracciones son de mayor intensidad.
  • Menos partos instrumentales.
  • Menor necesidad de episiotomía.
  • Las mujeres refieren menos dolor.
  • Menor incidencia de alteraciones de la frecuencia cardiaca del bebé.
  • Mayor libertad de movimientos.


Inconvenientes:

  • Edemas vulvares si se usa de forma prolongada.
  • Mayor incidencia de desgarros, especialmente en primíparas.

Posiciones con cuatro apoyos

El eje de las piernas es vertical, pero la mujer se encuentra inclinada hacia delante, de manera que la entrada a la vagina estaría directamente en paralelo al suelo. Es un poco difícil de imaginar, especialmente si no hemos visto una pelvis y un útero por dentro. Esta posición tiene varias ventajas importantes y, si nos fijamos, es lo opuesto a la posición de litotomía en cuanto a mecánica obstétrica. Es una posición que favorece el encajamiento de la presentación del bebé y ayuda a que posiciones anómalas de su cabeza en la pelvis mejoren o incluso se corrijan. También disminuye la intensidad de las contracciones, por lo que puede ser útil para reducir la sensación de presión cuando aún no se ha dilatado completamente o en partos muy rápidos. Por el eje de la vagina y el periné, es una de las posiciones que tiene una menor tasa de desgarros.

Culturalmente es una posición poco aceptada por parecer “demasiado animal”; sin embargo, puede ser una posición bastante apropiada para el parto de bebés grandes o que precisen de algún tipo de manipulación para salir. De hecho, existe una maniobra llamada maniobra Gaskin en honor a una matrona norteamericana, Ina May Gaskin que ayuda a solucionar problemas de encajamiento de los hombros del bebé y que se realiza en esta posición. Una vez nacido, el bebé debe pasarse a la madre por entre las piernas, para evitar que se líe con el cordón umbilical. Existen dos posturas distintas:

1. Manos-pies

La mujer se inclina hacia delante apoyando sus brazos y parte de su cuerpo en alguna superficie (sofá, cama o mueble altos) mientras sus pies están en el suelo. La matrona se sitúa detrás. En ésta y en otras posiciones (verticales u otras), puede ser de utilidad el uso de un espejo pequeño para visualizar el descenso y la deflexión de la cabeza del bebé.

Ventajas:

  • Favorece la colocación del bebé en presentaciones anómalas.
  • Ayuda al descenso de la presentación.
  • Menos traumas de lesiones perineales.
  • Alivio del dolor lumbar.

Inconvenientes:

  • Rechazo cultural.

​2. Manos-rodillas

La mujer se coloca de rodillas, sobre cojines o en la cama, y se inclina hacia delante apoyándose en unos almohadones o en un sillón. Así se abren bastante los diámetros pélvicos, ya que, al no separar en exceso las rodillas, los huesos de las caderas permanecen relativamente abiertos. Esta posición ayuda al descenso y a la deflexión de la cabeza del bebé. La matrona se sitúa detrás de la mujer de parto y puede masajear su espalda y ayudar a salir al bebé si es necesario.

Ventajas:

  • Favorece la colocación del bebé en presentaciones anómalas.
  • Ayuda al descenso de la presentación.
  • Menos traumas de lesiones perineales.
  • Alivio del dolor lumbar.
  • Indicada para ayudar en la salida de los hombros (Maniobra de Gasquin) cuando quedan retenidos.

Inconvenientes:

  • Rechazo cultural.

Tumbada de costado

La posición en decúbito lateral es adecuada para mujeres que se encuentran cansadas o que por alguna razón analgesia epidural con bloqueo motor, cansancio, etc. no pueden ponerse en otras posiciones. Hay embarazadas que buscan de forma instintiva esta postura, que ayuda al encajamiento y descenso de la presentación y a mejorar o incluso corregir malposiciones de la cabeza fetal en el descenso por el canal del parto. Esta posición es la que ha evidenciado tener una menor tasa de desgarros del periné. Por otra parte, las contracciones son de mayor intensidad pero menos frecuentes, por lo que puede ser útil para mujeres que están muy agotadas o con partos muy intensos o rápidos. La mujer se coloca tumbada de lado y su acompañante o ella misma sujetan su pierna doblada en alto. La matrona que la acompaña puede estar colocada delante o detrás de la mujer, para ayudarla.

Ventajas:

  • Más perinés intactos.
  • Buena oxigenación del bebé.
  • Permite cierta libertad de movimientos.
  • Contracciones más intensas y menos frecuentes.

Inconvenientes:

  • A veces puede ser incómoda para algunas mujeres.

Semisentada o semitumbada

Ésta es una posición cómoda cuando la mujer no puede moverse (por epidural con bloqueo motor, cansancio...). En la cama, elevando el colchón o apoyada en cojines o almohadones, se encuentra parcialmente tumbada y puede agarrar o flexionar sus piernas. Hay un aumento relativo de los diámetros pélvicos, aunque el sacro permanece bloqueado. Es especialmente útil para descansar entre contracciones.

Ventajas:

  • Cierta apertura de diámetros pélvicos.
  • Adecuada para el uso de epidural.

Inconvenientes:

  • Uso parcial de la gravedad.

Tumbada mirando hacia arriba o Lipotomía

Ventajas:

  • Comodidad del profesional.
  • Facilita la monitorización fetal.
  • Adecuado para partos instrumentales y para realizar suturas complejas.

Inconvenientes:

  • Se asocia a más episiotomías y partos instrumentales.
  • Hay menos libertad de movimientos.
  • Se cierran los diámetros de la pelvis.

¡Tú busca la que te haga sentir mejor!

La posición ideal para el parto no existe. Existe la posición más cómoda para cada mujer, en cada parto, en cada instante. No es algo que se pueda decidir racionalmente: el instinto y la sensación de confort que proporciona cada una son la mejor guía.

De entre la gran variedad de posiciones que puede adoptar una mujer, la opción más adecuada depende de muchas variables: la fatiga de la mujer, la zona en la que siente más dolor, el tamaño del bebé, el uso o no de analgesia epidural, la frecuencia e intensidad de las contracciones, la posición en la que el bebé está colocado en el canal del parto, la persona que acompaña a la mujer en el parto, etc.

Y aunque no exista una postura ideal para el parto, tú puedes encontrar la vuestra.