La candidiasis es una infección producida por una familia de hongos, las cándidas, de ahí su nombre. De hecho forman parte de la flora saprófita, es decir, que pueden estar de forma natural en diferentes partes del cuerpo: la vagina, la boca, el aparato digestivo...
El problema aparece cuando aumenta su población y, sobre todo, provoca molestias. Por eso, el hecho de que la citología revele la existencia de alguna colonia de candidas en la vagina no tiene porqué ser preocupante si no hay síntomas.
Causas de candidiasis
La Dra. Laura Cortés, ginecóloga de Women's Carmona Dexeus, explica que hay una serie de situaciones muy comunes que predisponen a que aumente la población de cándidas y dé problemas, de ahí que la candidiasis sea una de las principales consultas al ginecólogo.
- Unos niveles altos de azúcar en sangre son un ambiente idóneo para la proliferación de cándidas. Por eso las personas con diabetes tienen más riesgo de candidiasis. También las que consumen muchos hidratos de carbono simples (se transforman rápidamente en azúcares).
- El embarazo aumenta el riesgo. Los cambios hormonales que se producen en este etapa alteran el pH de la vagina, que se vuelve menos ácido y este ambiente favorece el crecimiento de cándidas.
Un pH poco ácido de la vagina favorece las cándidas
- Después de la menstruación es otro momento crítico porque, al igual que durante el embarazo, cambia el pH vaginal reduciendo su acidez.
- Las relaciones sexuales también pueden alcalinizar el pH de la vagina convirtiéndolo en caldo de cultivo de infecciones.
- Los días de más flujo durante el ciclo menstrual son de riesgo. La razón es que aumenta la humedad de la zona vaginal, circunstancia que ayuda a la proliferación de hongos.
- Tomar antibióticos. Estos fármacos eliminan los microorganismos malos de la vagina pero también los buenos, lo que debilita la flora de la zona y favorece el crecimiento de gérmenes.
síntomas habituales
La infección que provocan las cándidas en la zona de la vagina origina unos síntomas muy típicos que no dejan lugar a dudas para el ginecólogo, explica la Dra. Cortés, aunque obviamente se hace un cultivo para confirmar el diagnóstico. Los dos más habituales son:
- Picor en la zona de la vulva y la vagina que puede llegar a ser muy molesto.
- Flujo grumoso, espeso y blanquecino, como si fuera yogur.
¿Puede ser grave?
"A diferencia, por ejemplo, de una candidiasis en la zona del esófago, la ginecológica no reviste gravedad en el sentido que no derivará en una patología más importante, pero sí puede llegar a ser muy, muy molesta" asegura la especialista.
No derivan en nada grave pero son muy molestas
"Si te pica mucho te rascarás y se puede sobreinfectar la zona. Además, puedes contagiar a tu pareja, entrando en un círculo vicioso difícil de erradicar. De hecho, son pacientes que pasan muchas veces por la consulta por este problema. Por eso conviene tratarlas de la forma adecuada".
"En contadas ocasiones las cándidas podrían llegar al útero y provocar una enfermedad inflamatoria pélvica, pero esto solo ocurre cuando hay un problema de inmunosupresión (sistema inmunológico muy debilitado) por alguna otra patología como el VIH", concluye.
Buenos hábitos para frenar las cándidas
El tratamiento para combatirlas es integral y no solo incluye fármacos. Es muy importante seguir una serie de pautas para evitar esas situaciones que tanto gustan a la cándidas (pH vaginal poco ácido, humedad...):
- Dieta equilibrada que evite el alcohol y limite los azúcares. Y eso no solo afecta al azúcar de mesa o a los dulces, también a los hidratos de carbono simples (harinas y cereales refinados). En el caso de los diabéticos conviene controlar muy bien los niveles de glucosa. "Cuando hay candidiasis de repetición, incluso se aconseja que el paciente se ponga en manos de un nutricionista para que reduzcan la ingesta de azúcares", asegura Cortés.
- Evitar que la zona vaginal esté humedecida. Si vas a piscinas conviene cambiar el bañador con frecuencia.
- Utilizar ropa interior de algodón en lugar de sintética para favorecer la transpiración y mantener una correcta higiene vaginal.
- Usar preservativo en las relaciones para evitar el paso de gérmenes.
los fármacos que te da el médico
A las recomendaciones anteriores hay que sumar la toma de antifúngicos, que son los fármacos que se dan en estos casos. Hay varias formas de administrarlos.
- Vía vaginal a través de óvulos y cremas aplicados directamente en la zona a tratar.
- Vía oral. Esta medicación (fluconazol) debe tomarla tanto la mujer como la pareja para eliminar el reservorio intestinal que puede haber de cándidas y que puede perpetuar la infección a través de la relaciones sexuales o al limpiarse tras ir al baño.
La importancia de los probióticos
El tratamiento antifúngico suele acompañarse de probióticos (orales o vaginales) para fortalecer la flora vaginal.
"Cuando una mujer consulta dos o tres veces por candidiasis es porque su flora está debilitada y a la mínima que le cambia el pH por la regla, el flujo, las relaciones sexuales... crecen cándidas. En esos casos conviene dar probióticos para reforzarla, así podrá hacer frente a la proliferación de patógenos", afirma la Dra. Laura Cortés.
El recurso de la vacuna
Cuando todo lo anterior no ha funcionado, existen vacunas para tratar la candidiasis. En casos de repetición, incluso la sanidad pública las cubre.
Para desarrollarla se analiza la cepa de cándida que te provoca la infección (la más habitual es la Candida albicans, pero hay otras).
La vacuna consigue desensibilizar a la paciente y previene de nuevas infecciones por cándidas.