El 24% de las mujeres en España sufre pérdidas de orina, según el Observatorio Nacional de Incontinencia (ONI).
Y este dato es el oficial, ya que hay muchas personas que tienen este problema y no lo dicen, ni siquiera a su médico. Hay cierta vergüenza en aceptar esta alteración en uno mismo y esto es un error, ya que es un problema con solución y cuanto antes se empiece, mejor.
CAUSAS DE LA INCONTINENCIA
Al ser un síntoma que da pudor reconocer, muchas veces se desconocen cuestiones básicas que ayudarían a tratar esas pérdidas.
Lo primero es conocer todo aquello que está afectando y debilitando los músculos que deberían "cerrar el paso", y que forman el llamado suelo pélvico.
- Sí, la edad puede influir. Con la menopausia se reduce la cantidad de estrógenos que circulan por nuestro cuerpo, y eso se traduce en mayor debilidad muscular… Pero ¿acaso no hay mujeres de edad con esa musculatura intacta? ¡Claro que existen! Por eso, te enseñamos ejercicios específicos para fortalecer esa zona sin esfuerzo.
Los embarazos debilitan el suelo pélvico
- ¿Cuántos hijos has tenido? En realidad deberíamos preguntar cuántos embarazos has pasado. Esos 9 meses –y las hormonas que se generan en mayor cantidad– bastan para distender los tejidos, también los musculares. El objetivo de esas hormonas es facilitar el parto, pero acaban por dejarlo todo flojo. Como en el caso anterior, es posible mejorar eso para que en un futuro no tengas pérdidas.
- Los kilos de más. El sobrepeso, y especialmente la grasa en el abdomen, provoca una presión añadida sobre el suelo pélvico. La buena noticia es que basta adelgazar un poco para notar un gran cambio.
¿Cómo está tu suelo pélvico?
Si no hacemos nada por evitarlo, la zona pélvica se "reblandece", provocando incontinencia.
- La musculatura pélvica (suelo pélvico o periné) es un sostén que sujeta vejiga y uretra, útero, vagina y recto para que hagan bien su función.
El estreñimiento favorece el descenso de los órganos pélvicos
- Relación en dos sentidos. Cuando se debilita, esos órganos pierden su posición, descienden y se comprimen entre sí. Si, además, hay estreñimiento, aumenta la incontinencia, y a la inversa.
EL estreñimiento COMPRIME tu vejiga
Quizá todavía te sorprenda esta relación, pero como verás enseguida ir regularmente al baño es más importante de lo que crees.
Si día tras día cuesta evacuar...
Se pueden dar 3 tipos de incontinencia:
- De esfuerzo. La presión acaba debilitando los músculos pélvicos.
- De urgencia. Apretar a diario irrita tu vejiga y aparece la sensación continua de tener que orinar.
- Por rebosamiento. Las heces acumuladas presionan la vejiga, que acaba desbordándose.
No te "aguantes"
Lo mejor que puedes hacer para mejorar el estreñimiento, y con ello proteger el suelo pélvico, es hacer caso a las ganas de evacuar.
- Cuando las sientas, ve de inmediato al lavabo ya que si pospones el momento necesitarás que se acumulen más heces –demasiadas– para que el cuerpo te vuelva a mandar esa señal.
No demores el momento de ir al baño
- El tramo final del recto debería ser una zona de paso. Si en lugar de salir las heces se acumulan, este tramo se va distendiendo y agrandando, de modo que cada vez necesita más cantidad de desechos para enviar la señal de ir al baño. Además, las heces acumuladas se endurecen y son difíciles de expulsar.
Así logras ser más regular
Con estas tres reglas básicas lo conseguirás:
- Camina ½ hora al día a buen paso para mejorar los movimientos peristálticos (los hacen los músculos del aparato digestivo).
Bebe agua, come fibra y camina a diario
- Bebe un vaso de agua tibia al acostarte (se ablandan las heces); y otro al despertar (estimula el intestino).
- Come 30-35 g de fibra al día; y cereales integrales.
- Hazte un masaje abdominal. Masajea suavemente tu vientre en el sentido de las agujas del reloj. Hazlo,
lógicamente, con el estómago vacío. - Acostúmbrate a respirar profundo. Si lo haces con el abdomen, el diafragma realiza una especie de “masaje” o bombeo sobre el intestino, lo que favorece su limpieza.
combate el estreñimiento de forma eficaz
Con algunos consejos te será fácil que tus esfuerzos por evacuar no recaigan sobre el suelo pélvico.
- Sopla: Se trata de dirigir la presión hacia la zona correcta –el ano– y no al área vaginal cuando intentes evacuar. Primero coge aire; luego sácalo llevando el ombligo hacia dentro y arriba. Lo que no debes hacer es aguantar la respiración. También puedes expulsar el aire en un globo, poco a poco y con los labios fruncidos para inflarlo lento. Otra opción es conseguir una pajita de las de bar y soplar a través de ella a la vez que haces el esfuerzo de evacuación.
Apoya tus pies en un banquito al evacuar
- Ponte en cuclillas al evacuar. Ayuda a combatir el estreñimiento y evita que empeoren algunas disfunciones del suelo pélvico como el prolapso (caída) o la incontinencia urinaria. Logras esa posición si apoyas tus pies en un banquito de forma que tus rodillas queden más altas que las caderas.
Fortalece el suelo pélvico con hipopresivos
Los ejercicios hipopresivos ayudan a fortalecer los músculos del suelo pélvico pero tienen otros beneficios: mejoran la apariencia de tu abdomen y estrechan tu cintura.
La entrenadora personal Marisol Bohórquez nos da pistas para hacerlos bien y sugiere dos sencillos ejercicios muy efectivos.
Cómo se hacen
Sin aire. En estos ejercicios se trabaja en apnea respiratoria (suspendiendo la respiración) para abrir las costillas. Por eso, quienes sufren hipertensión solo deben hacerlo con un fisioterapeuta especializado.
Antes de adoptar la postura, inspira por la nariz y suelta el aire por la boca lento, como si apagaras una vela. Repite 3 veces y la tercera vez que expulses el aire no cojas más, abre todo lo que puedas las costillas y aguanta 8 segundos.
- Ejercicio 1: Estírate boca arriba. Lleva los brazos hacia arriba hasta que queden en paralelo, apoyados en el suelo a ambos lados e la cabeza. Coloca una mano sobre la otra. Expulsa el aire, abre las costillas y coloca una pierna sobre la otra con los dedos de los pies en tensión. A la vez, la mano del mismo lado empuja a la otra hacia arriba. Haz 6 tandas de 3 respiraciones y cambia de pierna y mano.
- Ejercicio 2. Estirada en el suelo, aprieta los glúteos, sube la pelvis y "estrecha" la cintura. Contrae y relaja los glúteos 6 veces. Baja lento primero la zona dorsal y luego la lumbar.
Y recuerda, no hay que esperar a tener incontinencia para poner estos consejos en práctica. Tal y como asegura el Dr. Oriol Porta, de la Unidad de Suelo Pélvico del Women's Health Institute,"el tratamiento precoz es fundamental. Hay que entrenar la musculatura pélvica para que tenga un tono correcto, sin esperar a tener ningún síntoma o a haber sido madre, por ejemplo".