Cómo elegir los quesos que menos grasa tienen

Quesos hay de tantos tipos que su perfil nutricional, sobre todo su contenido en grasas, varía mucho entre ellos. Te ayudamos a distinguirlos para saber cuáles son los más y los menos grasos.

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Elegir los quesos ma´s ligeros

La cantidad de grasa en los quesos puede ir de menos del 25% a más del 60%.

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El queso es un alimento tan versátil como discutido. Es tal su variedad que su composición (básicamente en lo que a grasas saturadas se refiere) es muy distinta entre unos y otros. Podemos encontrar desde los más curados y calóricos hasta opciones más frescas y ligeras. Por eso, conocer cuánto porcentaje de grasa contienen los principales tipos de queso puede ayudarte a elegir con más criterio. 

Cuáles son los QUESOS muy grasos 

Forman parte de este grupo los quesos con más del 60% de grasa sobre su extracto seco. Esto significa que si elimináramos del queso toda su agua, la grasa sería, con diferencia, su componente principal. 

Son quesos muy intensos y cremosos, como el Cabrales, el brie, el camembert, la torta del Casar o el queso azul. Suelen ser muy saciantes, pero también muy calóricos y ricos en grasas saturadas, por lo que se recomienda consumirlos con moderación. 

Queso suizo

Podemos encontrar desde los quesos más curados y calóricos hasta opciones más frescas y ligeras

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Los grasos, con mucho cuerpo

Hablamos de quesos grasos cuando aportan entre un 45 y un 60% de grasa sobre su extracto seco. 

  • La mayoría de curados y semicurados, como el manchego curado, el emmental, el gouda o el cheddar, se incluyen en esta clasificación. Son quesos que suelen tener mucho cuerpo, y aportan calcio y proteínas. Pueden formar parte de una alimentación saludable si se consumen en raciones pequeñas y no a diario. 

Los semigrasos, más suaves y equilibrados

Es una opción interesante porque su porcentaje de grasa se sitúa en un 25-45%, claramente inferior al de los grupos anteriores.

  • El queso tierno, el provolone, la mozzarella entera (la de bola, no la rallada) y el manchego semicurado son buenos ejemplos de quesos semigrasos. Puedes tomarlos en tu día a día, pero con moderación. 

Los magros aportan calcio con poca grasa

Son, sin duda, los más recomendables para quienes buscan disminuir su aporte calórico o reducir las grasas, porque aportan menos del 25%. 

  • Entre los quesos bajos en grasa se incluyen el queso fresco desnatado, el cottage o algunas versiones light de quesos tradicionales, como el queso fresco batido 0%. En cualquier caso, es importante revisar el etiquetado, no tanto por los aditivos identificados con la letra E (que, en muchos casos, son seguros y bien regulados), sino por otros ingredientes como almidones, azúcares o espesantes innecesarios, que se añaden para modificar la textura o el sabor, y que pueden reducir la calidad nutricional del producto. 

Ideas para incluirlos en tus menús

Como ves, las opciones a la hora de elegir un buen queso son numerosas. Antes de hacerlo, además de su calidad nutricional, hay que tener en cuenta para qué vas a emplearlo. Te damos algunas sugerencias.

  • Si quieres preparar un desayuno saludable o merienda saludable, lo mejor es optar por el queso fresco desnatado, el batido o el requesón (del que te hablamos más adelante). 
  • En ensaladas o en platos fríos quedan muy bien la mozzarella fresca, el queso de cabra tierno o la ricota.
  • Para gratinar o dar sabor a los platos, el provolone es una buena opción. Si prefieres más intensidad, puedes optar por el emmental o el parmesano, pero usa menos cantidad de estos últimos porque ya sabes que son más grasos. 
  • En un picoteo ocasional puedes incluir pequeñas porciones de quesos grasos como el manchego o incluso de muy grasos como el brie o el azul. Ofrecerlos en una tabla variada junto a opciones más ligeras, y servirlos junto a ingredientes saludables que, además, casan muy bien con ellos (nueces, uvas...) ayuda a no excederse en la cantidad. 

Parece queso... pero no lo es

Requesón con frutas

El requesón aportan proteínas de alta calidad, son muy digestivos y bajos en grasas

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  • Requesón o ricota. Se obtienen a partir del suero de leche que se fermenta, no del cuajo. Por lo tanto, técnicamente no son quesos, pero sí derivados lácteos saludables. Aportan proteínas de alta calidad, son muy digestivos y bajos en grasas. 
  • Lonchas de queso. Las tipo “sándwich” o “queso fundido en porciones” suelen contener una mezcla de quesos de baja calidad, grasas añadidas, sal, fécula y aditivos. A veces, ni siquiera tienen el porcentaje mínimo de queso necesario para considerarse como tal. Si en la etiqueta lees “preparado lácteo” o “especialidad fundida”, indica que no es queso puro. Son productos ultraprocesados, con poco valor nutricional y que conviene evitar.
  • Queso rallado en bolsas. Aunque sí suelen estar hechos con queso, muchos llevan almidones para evitar que se apelmacen, e incluso grasas añadidas. Rallar directamente en casa uno de calidad es mejor opción.

En qué debes fijarte a la hora de comprarlo

  1. Lista de ingredientes. Lo ideal es que solo lleve leche, cuajo, fermentos y sal. Cuanto más corto y comprensible sea el listado, mejor. 
  2. Información nutricional. Si buscas una opción ligera, no debe superar los 10-12 g de grasa por 100 g. Y si lo que quieres es que sea rico en proteínas, que tenga al menos 15-20 g / 100 g.
  3. Raciones reales. La información nutricional puede incluir los datos por ración, aunque puede variar según el tipo. En los quesos más grasos no deberían superar los 30-40 g. En los más ligeros y proteicos se podría comer algo más.