La salud bucal puede influir en cuántos años vivimos

Sabemos a ciencia cierta que las bacterias que anidan en nuestro organismo son buenas aliadas para tener un envejecimiento saludable. El microbioma más estudiado es el intestinal pero, para vivir más años, no debemos descuidar el oral: si es deficiente, se inflama el organismo.

Manel Esteller
Dr. Manel Esteller

Catedrático de genética

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Doctor Manel Esteller
Manel Esteller

Nuestro cuerpo tiene el mismo número de bacterias que de células humanas. ¡Somos mitad humanos, mitad bacterias! Descubrir eso sin duda debió chocar bastante en su momento y escandalizar a la sociedad más egocentrista, entre otras cosas porque venía a debilitar la idea del ser humano como especie superior y de características únicas. 

Fue un comerciante neerlandés, Anton van Leeuwenhoek, el que en 1680 observó y describió los primeros microorganismos en el sarro de sus dientes con su microscopio aún muy primitivo. En su cuaderno, registró: “No me limpié los dientes durante tres días y luego tomé y estudié el material que se había alojado en pequeñas cantidades sobre mis dientes frontales... Encontré algunos animálculos (animales microscópicos) vivos”.

La salud bucal puede influir en cua´ntos an~os vivimos

Usa productos de higiene bucal con ingredientes naturales

Por aquellos tiempos, las caries eran un problema muy frecuente. Y no dejó de aumentar durante siglos: a partir de 1850 se disparó la incidencia de ese problema bucal (que ahora sabemos que es sistémico) coincidiendo con el aumento del consumo de azúcar de caña y de harina refinada.

Ya desde la antigüedad se sospechaba que las lesiones en los dientes (caries y periodontitis) tenían influencia más allá de la boca. En un texto sumerio de aproximadamente el año 5000 a. C. ya se describe un “gusano dentario”.

Bacterias y salud

La variedad de microorganismos que anidan en nuestra cavidad oral es amplia y compleja, y solo está superada por la microbiota intestinal.

Hasta ahora se han identificado alrededor de 700 especies bacterianas diferentes en la boca (que se entremezclan junto con levaduras, virus y protozoos) y la mayoría están asociadas con la placa dental.

Es decir, cuanto más placa se acumule, mayor es el crecimiento bacteriano… y antes se rompe el equilibrio entre los microorganismos buenos que nos protegen (ayudando a mantener la mucosa oral sana; a hacer bien la digestión…) y los patógenos, que irritan y debilitan los tejidos con los que tienen contacto.

Además de las caries o de la enfermedad de las encías (periodontitis), esas bacterias dañinas pueden ir más allá de la boca y ocasionar daño en órganos tan importantes como el corazón. Desde hace tiempo se conoce la relación entre una mala salud bucal y un mayor riesgo de infarto, pero también con la aparición de neumonías, con un mal control de la diabetes e incluso con el alzhéimer.

En Japón han evaluado, incluso, cómo influye el estado de la boca a la hora de recuperarse de una cirugía con anestesia general o de un tratamiento oncológico. Según sus estudios, tener un mal cuidado bucal (y, por lo tanto, un número demasiado elevado de bacterias dañinas): alarga la estancia en el hospital, aumenta el riesgo de sufrir una neumonía hospitalaria, provoca una recuperación más lenta e, incluso, un peor pronóstico que puede acortar la vida del paciente.

Pero hay también una visión positiva, porque tener un microbiomabucal equilibrado disminuye la inflamación del organismo. Eso, puede hacer más lento el envejecimiento (evitar el acortamiento de los telómeros) y alejar el riesgo de enfermedades crónicas.

Y es que, si son las bacterias beneficiosas las que prosperan (por un buen cuidado bucal), frenan el crecimiento excesivo de patógenos dañinos culpables de que el organismo se inflame.

Cómo equilibrar esa microbiota

Además de los tres cepillados de rigor al día (haciendo el último, antes de acostarse, con especial esmero y usando el hilo dental), ten en cuenta esto:

  1. Tomar más alimentos frescos y poco (o nada) procesados. Una reciente investigación publicada en Journal of Nutrition ha comprobado que una buena dieta reduce el número de dos bacterias especialmente dañinas: el Streptococcus gordonii, que puede promover la enfermedad de las encías (periodontitis), y la Cardiobacterium, asociada a infecciones cardiacas.
  2. En especial, verduras de hoja verde y remolacha. Son ricas en nitratos, que actúan con efecto prebiótico, regulan el pH salival y alimentan las bacterias buenas (como Rothia y Neisseria).
  3. Usar productos de higiene bucal con ingredientes naturales es otra buena medida para cuidar el pH de la boca. Si el dentífrico o el enjuague tiene muchos químicos, lo altera. Y recuerda no tomar demasiado alcohol y no fumar. El tabaco anula por completo el trabajo que hacen las bacterias bucales buenas para protegernos.

La magia de la arginina

Cada vez más dentífricos incluyen la arginina en su composición, y es que es una sustancia especialmente protectora de la mucosa oral y de su pH, pero también de una comunidad microbiana más saludable, incluso cuando ya existe alguna caries, y de un buen estado del esmalte.

Este aminoácido está presente tanto en alimentos de origen vegetal como de origen animal. Lo encontramos, por ejemplo, en las nueces de Brasil, en los cacahuetes, en las judías negras, en los garbanzos, en las semillas de calabaza o en el pollo.

Pero hay que masticarlos lentamente, sin prisas. La condición para que la arginina tenga tiempo de actuar –y lograr beneficios gracias, entre otras cosas, a su efecto prebiótico– es masticar y ensalivar muy bien esos alimentos.