No creas que por dedicarle menos tiempo a la comida vamos a conseguir comer menos y tener tantas opciones de ganar peso. Comer rápido es una costumbre a la que nos tiene habituados la frenética vida diaria. No es bueno ni sano. Y además engorda.
Comer bien no es solo saber elegir la dieta. Es dedicar tiempo a cocinar y a comer. Hay numerosos estudios médicos que han elaborado una lista de los inconvenientes de comer a grandes bocados o dedicar poco tiempo a masticar los alimentos, dos de las principales razones que nos permiten acabar antes las comidas.
La doctora Sara Marín Berbell, experta en nutrición y microbiota, y conocida en redes sociales como “uncafecontudoctor”, ha explicado con un ilustrativo ejemplo lo que ocurre en nuestro estómago: "Comer rápido puede ser peligroso".
Los problemas de comer rápido
“Cuando comes rápido se mete demasiado aire en el estómago”, ha advertido la doctora Marín. Es como si pusieras un gasificante en el agua. Empieza a subir, hincharse y se convierte en un volcán.
Las consecuencias en el estómago no son muy diferentes de ese ejemplo que pone la doctora:
- Al tragar más aire, provoca hinchazón y gases, también favorece una indigestión. “Puede provocar dolor abdominal”, explica.
- Además, comer a bocados grandes hace que el alimento tarde más en digerirse. La digestión se hace más pesada.
Por qué te hace engordar más
La doctora también ha explicado por qué comer rápido te hace engordar más. Como bien sabes, hay una estrecha conexión entre el cerebro y el sistema digestivo. Hay tantas neuronas en el sistema digestivo que incluso se le llama el segundo cerebro.
En esta múltiple interconexión, hay una vía que es muy importante. “Tu estómago y tu cerebro están conectados por un nervio, llamado el nervio vago”, explica la doctora. Se llama así, no como adjetivo, sino como sinónimo de vagabundo. Viaja mucho por todo el cuerpo. Es un nervio muy activo, pero también es verdad que tarda en reaccionar.
Cuando comemos el estómago se empieza a ensanchar y manda una señal nerviosa al cerebro para indicarle que ya está lleno y tiene suficiente. Pero ese mensaje tarda en llegar de 15 a 20 minutos.
“Así que si te zampas la comida a toda velocidad, el cerebro todavía no sabe nada y sigues comiendo”, apunta. “Esto hace que a la larga acabes engordando, además de que te destroza el estómago”. A lo que se puede añadir que aumenta el riesgo de diabetes, porque provoca picos más intensos de glucosa.
Cuánto tiempos dedicar a la comida
Ponernos un tiempo de comida mínimo es difícil, porque no todos los alimentos se mastican igual ni tomamos todos las mismas cantidades. Hay veces que tienes más hambre por tener una mayor actividad física. Por dar una pauta media, la recomendación sería que la comida durara entre 30 y 40 minutos.
Si tardas menos de 20 minutos seguramente comes muy rápido. Desde la Universidad de Harvard aconsejaban:
- Ponerse un reloj para ajustar el ritmo y asegurarte que ralentizas los bocados.
- Dejar el tenedor entre bocado y bocado para que mastiques bien.
- Si prestas atención a la comida serás más consciente de la velocidad a la que lo haces. Enfócate en los sabores y texturas.
- Y procura comer suficiente para no llegar famélico a la siguiente comida. Cuando se tiene mucha hambre es más fácil que nos abalancemos sobre los alimentos sin control.
Los siete consejos para una buena digestión
La doctora Marín aporta sus propias siete recomendaciones para una buena digestión:
- Comer pequeñas cantidades para no producir reflujo y que sea más fácil el vaciado gástrico.
- No acostarte completamente tras comer. Esperar 10 minutos. Y si te apetece estar tumbado, al menos hazlo con la cabecera elevada.
- Descansos de 4 a 6 horas mínimo entre comidas y de 12 horas por la noche. ¿El motivo? Aunque la digestión sea un proceso fisiológico, inflama. Al comer liberas ácidos gástricos, junto a los gases de la fermentación de alimentos y los movimientos intestinales, pueden provocar una ligera inflamación temporal.
- Mastica de 20 a 30 veces el alimento. Este consejo coincide con las indicaciones de Harvard.
- Bebe agua entre bocado y bocado.
- Disminuye las distracciones al comer. “Influye mucho el uso del móvil hoy en día en las malas digestiones”, coincide la doctora.
- Revisa aquellos alimentos que sean altos en FODMPAS. Son azúcares fermentables que tus bacterias, al tomarlos, hacen que se queden llenas y les provocan gases. Ejemplos de estos alimentos son: las legumbres, ajo, cebolla, espárragos, alcachofa, manzana, sandía, pera, ciruela y los lácteos.