Aumentan los ingresos en la UCI con una infección por rinovirus 3 días después de que se registre un aumento de los niveles de óxidos de nitrógeno.
Estar expuesto a la contaminación es un indicador de mala salud, pero los niños son mucho más vulnerables y sufren más problemas de salud a causa de ello.
Un estudio sugiere que la contaminación agrava los resfriados y aumenta los casos de niños con bronquiolitis que requieren ingreso en la UCI.
La contaminación complica los resfriados en niños
Los rinovirus son los virus del resfriado común y normalmente cursan con un cuadro leve y solo un pequeño porcentaje desarrolla síntomas más graves, en forma de bronquiolitis y broncoespasmos que requiere de ingreso.
Un estudio liderado por investigadores del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona-Institut de Recerca Sant Joan de Déu, revela que los niños tienen mayor riesgo de ingresar en la UCI con una infección grave por rinovirus cuando están expuestos a niveles elevados de óxidos de nitrógeno (contaminantes ambientales que emiten los coches y algunas instalaciones industriales).
Para llegar a esta conclusión, los investigadores analizaron 150 ingresos registrados en la UCI del Hospital Sant Joan de Déu y procedentes del área metropolitana sur-Baix Llobregat durante 9 años (entre los años 2010 y 2018). Los contrastaron con diferentes indicadores medioambientales (como temperatura, niveles aéreos de pólenes, niveles de compuestos de nitrógeno, lluvia…) y descubrieron que el número de pacientes ingresados en la UCI con una infección por rinovirus aumentaba tres días después de que se registrara un aumento de los niveles de óxidos de nitrógeno.
Más casos de bronquiolitis en la UCI
El virus respiratorio sincitial (VRS) provoca el 80% de las bronquiolitis y neumonías en bebés menores de un año y es la principal causa de hospitalización en esta franja de edad.
Es un patógeno muy común y muy contagioso que circula entre noviembre y marzo y se transmite a través de la tos y los estornudos. Por eso se contagia fácilmente en guarderías y colegios por el contacto estrecho entre los niños.
La mayoría de los casos son leves y se solucionan en unas semanas sin tratamiento, aunque en algunos casos la infección empeora y requiere ingreso.
El porqué empeora es impredecible. Se sabe que los niños prematuros o con alguna afección cardíaca o respiratoria tienen más riesgo, aunque factores como la contaminación inflluyen según este estudio.
Cómo reducir la exposición de los niños a la contaminación
Los autores del informe FAROS proponen intervenciones en las escuelas para reducir la exposición a factores ambientales negativos.
Sugieren plantar árboles en los patios de los colegios, crear muros verdes que generen sombras, y fuentes y zonas de juegos para reducir la contaminación del aire, el ruido y el calor para incentivar que los niños hagan ejercicio.
Transformar las zonas de juego de los niños en espacios naturales de biodiversidad mejora el sistema inmunitario de los niños.
Las zonas verdes albergan microbios que filtran contaminates y secuestran dióxido de carbono. Además, la exposición a estos microbios estimula el correcto funcionamiento del sistema inmunitario y reduce las alergias.
Los niños son más vulnerables a la contaminación y los tóxicos
Los niños son más vulnerables que los adultos a los tóxicos y lo son incluso antes de nacer. La contaminación atmosférica, los contaminantes orgánicos persistentes, los pesticidas y los agentes químicos a los que se exponen las madres durante el embarazo tienen consecuencias perjudiciales en la salud, el metabolismo, el neurodesarrollo y la función respiratoria e inmunitaria del recién nacido, y no solo durante el período perinatal sino también durante la edad adulta. Así lo refleja el último informe FAROS del coordinado por especialistas del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona y del Institut de Salut Global de Barcelona (ISGlobal).
Especial cuidado durante el embarazo
Algunos estudios apuntan que algunos contaminantes ambientales pueden llegar a la placenta del embrión e incluso modificar el ADN del bebé.
Por ello los expertos aconsejan a las parejas que desean tener hijos que tengan especial cuidado con la exposición a estos tóxicos evitando la utilización en casa de productos que pueden contener sustancias químicas y cuidando su dieta incluso antes del embarazo.
El bisfenol A, los ftalatos, los parabenos, los alquilfenoles, los organoclorados y los pesticidas son tóxicos que se encuentran en plásticos, productos de higiene y de limpieza o alimentos que podemos tener en casa.