Tomar líquidos en abundancia ayuda a fluidificar el moco, por lo que puede expulsarse mejor.
Los mocos no son ninguna enfermedad, sino más bien una respuesta de nuestro organismo para proteger al sistema respiratorio de polvos, pólenes, microorganismos y otras partículas que entran en el cuerpo a través de la respiración. Los producen las células del revestimiento nasal y contienen una mezcla de agua, sales, proteínas y moco.
- Con la bajada de las temperaturas vemos cómo la producción de moco de los niños aumenta de forma espectacular. Este proceso de hiperproducción comienza en septiembre, va creciendo paulatinamente durante el invierno, para volver a disminuir hacia la primavera y desaparecer casi por completo en verano, gracias -entre otras razones- al agua del mar que es un gran limpiador nasal.
- La exposición a sustancias que irritan las vías respiratorias, como el humo del tabaco o los alérgenos, también puede aumentar su producción.
Los mocos son una barrera de protección
La nariz, aparte de otras muchas funciones, ejerce de filtro y de barrera; por ejemplo, alguien está resfriado y se pone a toser justo delante de nosotros expulsando unas partículas muy pequeñas llamadas gotitas de flügge, o lo que es lo mismo, saliva que en su interior puede albergar los virus causantes del resfriado.
Lo más probable es que esas gotitas nos entren por la nariz, y entonces, nuestro sistema mucociliar –formado por los cilios nasales y el moco– se active y ponga en marcha al sistema inmunitario para evitar que el germen llegue a anidar en nuestro cuerpo.
El moco es la primera muralla que tiene nuestro cuerpo para protegernos de posibles ataques externos
- El moco es producido y segregado por las células caliciformes, que se encuentran distribuidas desde la nariz hasta los bronquios. Es una sustancia viscosa compuesta por agua en un 95%, así como por elementos orgánicos y minerales, que también forman parte del sistema inmunológico.
De ahí que el moco sea como la primera muralla que tenemos para protegernos de posibles ataques externos.
Cómo hacer lavados nasales en bebés y niños
Nadie se libra de los mocos, y los niños menos, aunque las repercusiones variarán en función de la edad.
En un lactante, que es un respirador nasal, los mocos le impedirán mamar con fuerza o tomar el biberón, aunque ni siquiera los veamos porque estén en la parte posterior de la nariz (cavum). En ese caso quizás sea conveniente limpiársela antes de cada toma, para lo que se pueden utilizar preparados de agua marina especiales para bebés que ayudarán a fluidificar los mocos.
Con los lavados nasales arrastramos el moco hacia el estómago, para después expulsarlo mediante las heces
En cuanto al uso de aspiradores nasales, esta es una cuestión controvertida, porque podremos aspirar los mocos que están en la nariz, pero no los que se encuentren en el cavum. Con los lavados nasales arrastraremos el moco del cavum hacia el estómago, para después expulsarlo mediante las heces.
A medida que los niños van creciendo, los lavados nasales podrían ser muy indicados, aunque suele costar más trabajo hacerlos. A los niños no les gustan, y no se dejan con tanta facilidad.
Algunas personas los realizan con una jeringa, pero esto es bastante agresivo para el niño, pues es difícil controlar la presión con la que sale el agua. También es preferible realizarlo con el niño sentado, en lugar de tumbado, porque conseguiremos los mismos efectos y será más fácil que colabore, ya que no será tan desagradable para él.
Tomar más líquidos
No podemos ni debemos eliminar los mocos porque son una respuesta fisiológica de nuestro organismo, pero sí es posible controlar su viscosidad.
Debido a su alto contenido en agua, este elemento natural es el mejor mucolítico que existe. Si cuando tenemos mocos aumentamos la ingesta de líquidos, ayudaremos a fluidificarlos: agua, infusiones, zumos naturales, caldos o licuados vegetales...
En el caso de que el bebé se alimentara de lactancia a demanda en exclusiva, será la madre quien debe aumentar la ingesta de líquidos.
Si cuando tenemos mocos aumentamos la ingesta de líquidos, ayudaremos a fluidificarlos
Asimismo, si el niño no quiere comer, le ofreceremos alimentos que puedan resultarle apetecibles, pero sin forzarlo, ya que el ayuno es un proceso de curación que tenemos los seres humanos.
Efectos de los lácteos
¿La leche de vaca espesa los mocos? Eso es lo que trataron de comprobar diferentes estudios publicados en revistas científicas.
La revista Medical Hypotheses publicaba en 2010 un estudio en el que decía que el agente causal era la proteína de la leche de vaca, no la lactosa.
- Al ingerirla, esta leche se descompone en diferentes partículas, entre ellas la beta-casomorfina-7, responsable de estimular la producción de moco de las glándulas intestinales, que al pasar a la corriente sanguínea también podría estimular la producción y la secreción de moco de las glándulas respiratorias.
- Pero esto solo pasa a un grupo determinado de individuos, así que cuando tengamos más mocos dejaremos de tomar leche de vaca y sus derivados, y si se hacen más líquidos o disminuyen, sabremos que pertenecemos a este grupo de individuos más susceptibles.
Medidas nocturnas para aliviar los mocos
Muchas veces la mucosidad va acompañada de tos productiva, cuya finalidad es ayudar a limpiar el moco que está en las vías respiratorias, de manera que no es recomendable intentar cortarla.
En el niño el moco se puede acumular en la parte posterior de la nariz, razón por la cual los ataques de tos aumentan de noche cuando está tumbado. En cambio, de día se lo va tragando y solo tose de vez en cuando.
- A la hora de acostarse, descansará mejor si incorporamos la parte de la cabeza de su cama con algo duro debajo del colchón (libros), porque los cojines van perdiendo altura mientras duerme.
- También puede ser estupendo hacer lavados nasales con agua marina o suero.
- Poner una cebolla cortada en la mesita para calmar la tos (aunque no sirva para todos los tipos) y destapar la nariz.
- Mantener el ambiente con cierto grado de humedad, evitando que se resequen las vías respiratorias. Especialmente en invierno, esto es importante tenerlo en cuenta porque uno de los efectos secundarios de las calefacciones es que reseca el ambiente. En esos casos, los humidificadores van bien, pero no se puede poner Eucalyptus glóbulus ni sustancias que lleven mentol ya que en niños asmáticos pueden desencadenar una crisis de broncoespasmo y agravar su proceso. Agua sola, o bien alguna infusión de tomillo, será suficiente. Otra posibilidad para aumentar la humedad ambiental será poner toallas mojadas encima de los radiadores, que mientras se secan humidificarán el ambiente.
Infusiones para aliviar los mocos
Las infusiones nos servirán como fluidificante del moco y, al mismo tiempo, mejorarán los síntomas que presenta el niño.
Para el resfriado común podríamos hacer una de:
- Tomillo (Thymus vulgaris L.)
- Saúco (Sambucus nigra L.)
- Manzanilla (Matricaria recutita L.)
Mientras que para una laringitis o faringitis sería de:
- Tomillo (Thymus vulgaris L.)
- Y malvavisco (Althaea officinalis L.)
En niños mayores de dos años les podríamos añadir una cucharadita de miel. Tradicionalmente, se daba cuando los niños tenían tos, y hoy en día ya existe una evidencia científica que confirma que la miel calma la tos seca. Para la tos productiva también se puede dar puesto que mantiene lubricadas las vías respiratorias altas.
El zumo de naranja o de limón con miel también es un gran aliado, porque la vitamina C de los cítricos facilita que el sistema inmunológico responda ante los virus invernales.
Aromaterapia para contrarrestar los mocos
Los aceites esenciales son otro recurso a la hora de abordar estos procesos respiratorios en los que la producción de moco aumenta. Un masaje en el pecho con una mezcla adecuada aumentará las defensas del cuerpo, calmará la tos y fluidificará el moco. Esta mezcla podría realizarse a base de:
- Aceite esencial de ravintsara (aceite esencial de Cinnamomum camphora ct. cineole).
- Y/o aceite esencial de eucaliptus radiata (a.e Eucalytus radiata ssp radiata) mezclado con un aceite vegetal.
Colocar en el difusor de aceites una gotitas purificará el ambiente. En la habitación del niño se debe poner antes de que se vaya a dormir para que impregne el ambiente, pero nunca cuando ya esté durmiendo.
En el salón también es recomendable hacer difusiones cuando alguien de la familia se encuentre enfermo o si es una época de epidemias, para prevenir las enfermedades. Al estar despiertos y en movimiento, el difusor puede seguir funcionando aunque nosotros estemos allí.
Funciones de los mocos
Los mocos, aunque incómodos, son los responsables de diferentes tareas muy importantes para nuestra salud. Entre otras funciones, son los encargados de:
- Humidificar el aire inspirado, manteniendo la humedad necesaria para que los cilios puedan ejercer su función de barrido.
- Calienta el aire que inspiramos, lo que ayuda a regular la temperatura corporal.
- Filtra el aire inspirado impidiendo la entrada de partículas como polvo, bacterias, etc., en el árbol bronquial. El moco las atrapa y son arrastradas hacia la faringe gracias a los cilios de la mucosa nasal. De aquí se escupen, o bien se tragan.
Enseñemos a los niños la importancia que tienen los mocos para la salud y que el pañuelo es un buen aliado para sacarlos.
Recuerda la importancia de la hidratación
- Beber agua es esencial para nuestro organismo. Entre un 55 y un 78% de nuestro cuerpo es agua, y por eso la necesitamos. Sin ella, no tendrían lugar infinidad de reacciones químicas que hacen que nuestro cuerpo funcione correctamente.
- La piel y las mucosas se secarán, la orina se concentrará y las heces se endurecerán si no bebemos. Además, el agua nos ayuda a mantener la temperatura corporal apropiada.
- Cuando el bebé mama a demanda, lo que haremos será ofrecerle el pecho más a menudo y seremos nosotras quienes debamos ingerir más líquidos.
- El agua fluidifica las secreciones de mucosidades del aparato respiratorio. Es el mejor mucolítico, y al mismo tiempo nos ayudará a cuidar el resto de funciones de manera correcta, lo cual facilitará nuestra pronta recuperación.