Los trucos para tener unas fiestas navideñas sin peleas familiares

La Navidad significa el reencuentro familiar, en varias comidas y cenas. Se supone que es un momento feliz pero no siempre es tan sencillo. A la familia no la eliges y a veces las personalidades chocan, especialmente cuando nos vemos obligados a convivir de nuevo varios días seguidos. Una experta en conflictos nos da consejos para conseguir evitar las discusiones y que reine la paz en la mesa.

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Consejos para evitar discusiones familiares en Navidad
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Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

A los amigos los eliges, a la familia no. En Navidad se concentran muchas celebraciones familiares. Entre cenas y comidas vamos a estar mucho rato sentados hablando y si había algún conflicto latente o choque de personalidades es fácil que vaya a saltar la discusión.

Le hemos pedido a una experta mediadora en conflictos que nos ayude y nos dé estrategias para evitar peleas en las comidas y cenas de Navidad.

“Independientemente del número de comensales y los lazos que los unan, todo depende de si se han creado dinámicas buenas o malas entre los miembros, aunque si la dinámica es negativa, se suaviza cuando somos más en la celebración”, explica Nidia del Pozo, responsable de los centros de psicología Consulta en Positivo.

Planifica las fiestas y evita sorpresas

Si se planifica qué vamos a hacer con tiempo y se pacta qué papel le toca a cada uno, ya hemos ganado una batalla. La improvisación suele llevar a desacuerdos o a que echen en cara que las cosas no salgan como se esperaba.

¿Por qué tenemos que ir siempre con tu familia? Vamos a decidir previamente dónde iremos cada uno de los días festivos, procurando siempre ponernos en la piel de los otros, para que sea lo más equitativo posible.

Y si van a venir a nuestra casa, repartiendo las tareas para que no tengamos la sensación de que todo recae solo en un miembro de la familia.

También hemos de prever con quiénes tenemos menos afinidad e intentar hablarlo antes. Si se acuerda previamente no tratar según qué temas en las fiestas, el encuentro será menos tenso y forzado.

las normas básicas en la conversación

Lo fundamental es seguir unas reglas básicas que evitan el conflicto:

  • No tratar temas que en otras ocasiones han provocado enfrentamientos.
  • Centrarse en los rasgos que unen, por ejemplo el nexo de pertenencia, la familia.
  • Hablar de temas mundanos, como los niños, la salud, la casa o una película. En ningún caso temas de política y dinero.
  • Mantener el respeto y la inteligencia emocional.“Entre las personas de 20 a 45 años, que son las que acuden con más frecuencia al psicólogo, hemos constado que tienen más empatía y saben evitar mejor el conflicto en estos encuentros”, añade Nidia del Pozo.

haz bromas pero sin sarcasmo

Poner humor en las conversaciones navideñas es un arma de doble filo. Claro que puede distender el ambiente. Nada más liberador que la risa. Sin embargo, hay que ir con cuidado. Se trata de buscar el humor blanco, que no ofenda a nadie, cosa que no es tan fácil.

Las bromas nunca pueden ser a costa de los conflictos latentes. El problema muchas veces es que la gente no sabe reírse de uno mismo, que es fundamental. Así que cuidado en a quien convertimos en objetivo de la burla si no somos nosotros mismos.

Otras veces se confunden la ironía con el sarcasmo. El sarcasmo es hacer un comentario con un juicio de valor negativo hacia algo y eso también puede herir sensibilidades.

HAY QUE CEDER PERO HASTA UN LÍMITE

Un tema recurrente es ceder y ceder para evitar conflictos y acabar pagándolo con nuestra salud. Es bueno ser asertivos, pero también hay que entender que tenemos nuestros límites y saber decir no.

Por ello debemos pensar antes qué es lo mínimo razonable en lo que estamos dispuestos a ceder. Una persona que sabe poner límites es menos manipulable y no acabará disgustado. Eso sí, negación pero siempre con una sonrisa y amabilidad.

las tres críticas familiares más habituales

Hay situaciones recurrentes que hay que saber gestionar para que no nos superen.

  • Mi suegra o mi madre critica todo lo que hago. Puede ser que los que tienen más tiempo por estar ya jubilados vean problemas donde tú no llegas: la casa poco arreglada, la comida poco detallista, el niño maleducado... A veces la siguiente generación no es consciente de lo duro que es el relevo. Los abuelos han pasado de ser los organizadores y centro de las actividades navideñas a meros espectadores. Una buena solución es pedir que se involucren más, que den consejos, que ayuden. Quizá haciéndoles más partícipes se acaban las críticas.
  • Los niños me ponen presión y nunca están contentos. A veces es lo contrario, sentimos que no podemos fallar como padres. Como es Navidad me esmero en todo y pongo todo mi amor en cada cosa, pero ellos parecen no verlo. No valoran el tiempo que dedico. Es bueno hacerles ver que te gustan los abrazos, los besos y los detalles. A veces no es falta de cariño, sino falta de haber exteriorizado la necesidad de afecto. No te lo guardes para ti y quizá te sorprendan. Si te cuesta hablarlo, escríbeles antes de que vengan. Y si esperan regalos, hazles entender que lo más caro no significa que se les quiere más.
  • Estamos solos y en Navidad se nota más. Al igual que en otras épocas de vacaciones, puede haber más tensión en la época navideña porque pasamos más tiempo juntos. “Si otras fiestas fueron insatisfactorias, lo principal es cambiar las dinámicas e introducir elementos nuevos”, recuerda Nidia del Pozo. Una opción puede ser invitar a otras parejas para pasar juntos estos días, o realizar visitas culturales, por ejemplo, haciendo de turistas en nuestra propia ciudad y redescubriéndola. En suma, no ser perezoso.

qué hacer si ya hay conflicto familiar

Si ya se sabe que el encuentro familiar va a ser tenso por problemas previos y no se han podido hablar para solucionarlos, valora métodos para desactivarlos.

  • Habla desde el sentimiento. Ve con respeto a la cita y no emitas juicios sobre lo que pasa. Emitir un juicio es ponerte en un grado de superioridad moral. Sólo molestarás a los otros. Por ejemplo, en lugar de criticar que no te llamaran o hicieran algo que esperabas, puedes decir: “Me sentí muy triste ese día por no recibir tu llamada”.
  • Valora las consecuencias de no ir. Si no asistes puedes empeorar más las cosas. Quizá la solución salomónica es que cada uno vaya con su familia o ir todos en un viaje a un sitio neutral a celebrar las fiestas.
  • Pon buena predisposición. Recuerda que solo es un rato y que puedes pasarte tiempo sin volver a estar con esos miembros de la familia. No hace falta que te quedes hasta el final de la noche.