¿Es bueno tomar sal de frutas para la digestión? Los expertos nos dan la respuesta definitiva

Si el ardor estomacal se repite con frecuencia o se acompaña de síntomas como tos nocturna o acidez continua, puede indicar una patología como la ERGE, que requiere diagnóstico y tratamiento especializado.

hector
Héctor Farrés

Redactor especializado en salud y bienestar

Actualizado a

mujer con dolor de estómago

La sal de frutas puede ser un buen parche.

iStock

Ese picor que sube desde el estómago, justo cuando parecía que ya estaba todo digerido. Un ardor que aparece como de la nada y que convierte una sobremesa tranquila en un rato incómodo. Lo curioso es que muchos ya saben lo que viene: un vaso de agua, un sobre efervescente y una burbujeante solución que promete alivio rápido. Esta situación se repite más de lo que se piensa, y hay quien lo tiene muy asimilado. Pero no todo lo que alivia es tan inocente como parece, y aquí es donde entra en juego la sal de frutas.

No, no tiene nada que ver con fruta. La confusión viene del nombre, pero su función es muy concreta: calmar la acidez, el ardor y esas digestiones que se hacen eternas. Lo hace rápido, pero no es un producto milagroso ni una solución para cada comida copiosa. Es un antiácido compuesto por bicarbonato sódico, ácido cítrico y carbonato sódico, y actúa neutralizando los ácidos del estómago al instante.

Así lo explica la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) en su ficha técnica, donde se precisa que “está indicado en el alivio y tratamiento sintomático de la acidez y ardor de estómago en adultos y adolescentes mayores de 12 años”.

Cuándo sí tomarla y cómo hacerlo bien

No hace falta ir de empacho en empacho para justificarla. Hay momentos concretos en los que puede ser útil: tras una comida especialmente pesada, en medio de un episodio de reflujo puntual o cuando el ardor hace que la noche se vuelva interminable.

En esos casos, se disuelve un sobre de 5 gramos en agua y se bebe, preferiblemente entre una y tres horas después de haber comido. Eso sí, según la AEMPS, no se deben tomar más de dos dosis en 24 horas ni usar durante más de siete días seguidos sin consultar al médico.

antiacido

Las sales de frutas no pueden ser el parche de las digestiones pesadas.

iStock

La doctora Alicia Alonso, del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas (CMED), lo resume así: “Puede ser útil para aliviar la digestión lenta y pesada, pero su uso debe ser ocasional y no sustituir a un tratamiento médico en casos de síntomas persistentes”. Y ahí está el punto: es un parche, no una solución definitiva. Sirve como ayuda puntual, no como comodín diario.

El lado menos simpático: quién no debería tomarla

Aunque se compre sin receta y suene inocente, tiene sus límites. No todo el mundo puede tomar sales de fruta. Personas con tensión alta, enfermedades cardíacas, hepáticas o renales, o que siguen dietas bajas en sodio, deberían mantenerse lejos de este polvo efervescente.

Cada dosis contiene una cantidad considerable de sodio, y eso, según los especialistas, puede ser un problema. También deben evitarla los menores de 12 años y quienes estén tomando ciertos medicamentos, como sales de hierro, carbonato de litio o tetraciclinas.

barriga

La sal de frutas sirve para momentos puntuales, cuando el ardor sube y no hay tiempo para más.

iStock

El doctor Manuel Rodríguez-Téllez, de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), lamenta que “muchos pacientes con reflujo padecen síntomas leves de forma reiterada y no consultan al médico", lo que puede llevar a complicaciones si no se trata adecuadamente. Además, el prospecto ya avisa de efectos secundarios como hinchazón, gases, eructos o incluso alcalosis si se abusa de ella. No es habitual, pero puede pasar si se convierte en costumbre.

Cuando el ardor no es algo puntual

Ahí es donde hay que tener cuidado. Si el ardor se repite cada dos por tres o hay síntomas que no se van, como tos persistente o sensación constante de acidez, entonces la sal de frutas deja de ser suficiente.

Podría tratarse de algo más complejo, como una enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE). La FEAD y el American College of Gastroenterology advierten que esta dolencia, si no se trata, puede derivar en complicaciones más serias: esofagitis, úlceras, estrechamientos o incluso esófago de Barrett. 

Y no es un problema raro: la doctora María Magdalena García Arredondo, jefa del Servicio de Aparato Digestivo de la Clínica Santa Elena de Madrid, señala que la acidez estomacal afecta con regularidad al 30% de la población española. En esos casos, un diagnóstico adecuado es mucho más útil que cualquier sobre efervescente.

¿Y si el anís fuera la alternativa?

No todo tiene que venir en un sobre. Hay quien opta por opciones más naturales cuando la digestión se hace pesada. El anís, por ejemplo, tiene su público fiel. Puede que por su sabor no sea demasiado agradable para algunos, pero lo cierto es que hay estudios que le atribuyen propiedades beneficiosas para el sistema digestivo.

Uno de ellos, publicado en la Revista Mundial de Gastroenterología, concluye que “el anís inhibió significativamente el daño de la mucosa gástrica inducido por agentes necrotizantes e indometacina”, lo que lo coloca como una posible ayuda frente a la acidez y las úlceras.

anis

Algunas plantas como el anís, especialmente en infusión, ofrecen propiedades digestivas.

iStock

Se suele tomar en infusión, muchas veces acompañado de manzanilla. No sustituye a un tratamiento, pero puede ser un recurso interesante para esos días en los que lo último que apetece es un medicamento. Como todo, con moderación y sin caer en la idea de que lo natural es siempre seguro o más eficaz. Lo importante es saber cuándo se necesita algo más que una ayuda puntual.

Un alivio, no una solución

Al final, la sal de frutas puede aliviar, pero no cura. Es rápida, práctica y está al alcance de cualquiera, pero no debería usarse como excusa para evitar el médico o posponer un diagnóstico. Sirve para momentos concretos, con reglas claras y sin abusos. No todos pueden tomarla, y no todos deberían hacerlo sin tener antes una idea de lo que pasa en su estómago. Si el ardor aparece una vez, vale. Si vuelve cada semana, mejor buscar el motivo.

Porque una digestión pesada puede ser solo eso. Pero también puede estar avisando de algo más. Y ningún sobre, por efervescente que sea, sirve para callar al cuerpo cuando intenta decir algo importante.