Razones por las que estás siempre cansada y con ganas de dormir

La astenia, la calidad del sueño, el estrés, pero también algunas enfermedades pueden explicar esa sensación de agotamiento generalizada que sientes en ocasiones

Judith Vives
Judith Vives

Redactora especializada en salud y bienestar

Actualizado a

Mujer triste y cansada
iStock

Con los cambios de estación, son muchas las personas que notan el cambio de tiempo en su cuerpo. Falta de energía, cansancio, somnolencia, alteraciones del sueño, falta de concentración… Todos estos síntomas coinciden con la llamada astenia estacional. ¿Tu también sientes que te faltan fuerzas? Es algo habitual en esta época del año. 

Sin embargo, algunas personas pueden tener esta sensación de cansamiento y unas ganas permanentes de dormir y que no se deba únicamente a la astenia. El agotamiento y la somnolencia pueden deberse a muchas otras causas y pueden incluso indicar algún problema de salud. Por eso es importante conocer las posibles razones de este estado.  

¿Es normal sentirse cansada todo el tiempo?

Todos sentimos cansancio en ciertos momentos, pero cuando esta sensación se vuelve constante y no podemos identificar una causa clara, puede ser señal de un problema físico o emocional.

Según explican desde la Cleveland Clinic, es importante aprender a diferenciar entre cansancio y fatiga. El cansancio es una respuesta normal al esfuerzo físico o mental, mientras que la fatiga es más persistente: no mejora con descanso y puede indicar una afección subyacente. 

Por ejemplo, si llevas una racha de trabajo intenso, por ejemplo, es posible que acumules cierto agotamiento y necesites tomarte unos días para descansar. Si esta situación se convierte en algo crónico, habrá que analizarlas para ver que no se trata de un problema mayor. 

4 Causas comunes de cansancio y fatiga

Según el National Health Service (NHS), entre las causas de la fatiga y el cansancio, que pueden provocar esa sensación de tener siempre ganas de dormir, estas son las más habituales.

1. Falta de sueño o insomnio

Seguramente, la primera causa del agotamiento y el sueño, y la más evidente, es la de no haber dormido lo suficiente o tener un sueño de mala calidad. La falta de descanso, no hace falta decirlo, interfiere directamente con los niveles de energía e impacta en nuestro quehacer cotidiano. 

Mujer bostezando

La sensación de cansamiento y sueño durante el día puede indicar la presencia de problemas de hábitos y salud

iStock

Según explican desde el Instituto del Sueño, sentirse constantemente cansado y somnoliento durante el día, a pesar de haber dormido bien por la noche, suele ser un problema común que afecta a los niveles de energía, concentración y calidad de vida. Las razones por las que ocurre son: 

  • Mala calidad del sueño, es decir, un sueño superficial, fragmentado o interrumpido.
  • Ambiente inadecuado para dormir: con demasiado ruido, luz o un colchón incómodo.
  • Condiciones relacionadas con el sueño, como apnea, el síndrome de piernas inquietas, insomnio, y especialmente la hipersomnia (somnolencia excesiva durante el día).

2. Estilo de vida poco saludable

Puede que duermas bien, pero que sigas un estilo de vida poco sano. Una dieta desequilibrada, rica en grasas y con muchos alimentos ultraprocesados, puede tener un impacto en el bienestar físico. 

También puede causar una falta de vitaminas como la B12 o la D, que pueden impactar igualmente en nuestros niveles de energía.

La falta de ejercicio y un consumo excesivo de cafeína o alcohol, especialmente si se toma antes de ir a dormir, son otros hábitos poco saludables que pueden impactar en la calidad del sueño y contribuir a la sensación de cansamiento generalizada.  

3. Estrés y salud mental

El estado anímico también es un factor que influye en nuestro estado general. Si tenemos ansiedad, depresión, estamos en un proceso de duelo o estamos, por ejemplo, al cuidado de un bebé o de un enfermo, estas situaciones pueden agotar emocional y físicamente. 

Y eso se deja notar durante el día con esa sensación general de decaimiento y somnolencia. 

4. Cambios hormonales

Hay también factores relacionados con nuestra etapa física vital. Por ejemplo, los adolescentes que están en plena pubertad, o las mujeres que pasan por el embarazo o por la menopausia, sufren unos cambios hormonales que a menudo afectan el descanso y los niveles de energía.

Durante la segunda parte del ciclo menstrual, además, se produce un aumento de progesterona que, entre otros síntomas, puede generar somnolencia intensa.

¿Y si hay un problema médico detrás del cansancio?

Más allá de las cuestiones relacionadas con los hábitos, también algunas enfermedades o tratamientos médicos pueden impactar en el cansamiento y la sensación de tener mucho sueño. 

Así, infecciones como COVID-19, tratamientos como la quimioterapia o condiciones como la mononucleosis pueden ser la causa de un cansancio prolongado.

Además, estos cuadros se encuentran entre los más habituales que causan la sensación de agotamiento:

  • Anemia por deficiencia de hierro 
  • Diabetes 
  • Hipertiroidismo y hipotiroidismo 
  • Síndrome de fatiga crónica 

Cómo recupera la energía

Tras analizar estos factores, puedes ver si el cansancio que sientes se debe a alguna condición médica, o si se trata de algo puntual. En el primer caso, deberás consultar con el profesional de la salud cual es el mejor tratamiento. Para el resto, un cambio de hábitos puede ayudar a recuperar el equilibrio y la energía. 

Haz eso:

  • Mantener horarios regulares de sueño (6 a 9 horas).
  • Alimentación equilibrada y actividad física.
  • Espacio de descanso cómodo y sin distracciones.
  • Técnicas de relajación antes de dormir.

No lo hagas:

  • Fumar, beber alcohol en exceso o tomar cafeína antes de dormir.
  • Uso de pantallas en la cama o poco antes de dormir.

¿Cuándo deberías consultar a un médico?

  • Si el cansancio persiste por semanas y afecta tu vida diaria.
  • Si hay síntomas adicionales como pérdida de peso, cambios de humor o problemas respiratorios al dormir.
  • El médico puede pedir análisis como pruebas de sangre para descartar anemia, diabetes o problemas de tiroides.