Cuidar la salud de nuestros dientes y encías es muy importante para evitar una serie de problemas que pueden llegar a ser muy molestos, como las caries, la gingivitis o, simplemente, el mal aliento (halitosis). Adoptar unas rutinas de limpieza diaria no nos cuesta nada y nos puede librar de tener que ver al dentista más de lo necesario.
Entre las razones para ocuparse de la higiene bucal está la de evitar el molesto y antiestético sarro, porque una vez se forma, eliminarlo requiere cierto esfuerzo.
Como se forma
El sarro, o cálculo dental, se forma por una acumulación de placa bacteriana que se calcifica y queda adherida a los dientes. También puede generarse sarro en el borde de las encías, lo que puede causar irritación en esa zona.
"La causa principal del sarro es la falta de higiene o una higiene deficiente", explica Maria Jesús Bosch, odontóloga de la Clínica Dental Bea de Barcelona. "El sarro no aparece de la nada. Primero tienes una placa bacteriana que no se ha eliminado bien, y con el tiempo y la saliva, eso se calcifica", comenta.
En la aparición del sarro "también influye mucho la saliva: hay personas con una saliva más rica en minerales que favorece la calcificación de la placa". Además, hay que tener en cuenta que "hay zonas de la boca donde se acumula más, como detrás de los incisivos inferiores, porque es donde desembocan los conductos salivales".
Otros factores
Hay más aspectos que pueden influir en la aparición del sarro, como por ejemplo la técnica de cepillado. "Si te cepillas rápido o te dejas zonas, ahí es donde se quedará la placa y se transformará en sarro", advierte la especialista.
"Hay personas que, aunque se cepillen bien, tienen más predisposición porque tienen una genética o una saliva que favorece más el proceso", indica a su vez el médico odontólogo Jaume Bea.
Además, hay que tener en cuenta estos factores:
- El consumo de ciertos alimentos, sobre todo los ricos en almidón o azúcar, hace que haya más placa.
- No usar hilo dental. Entre los dientes es donde más se acumula la placa y se forma el sarro.
- También influye el uso de prótesis o aparatos que dificultan la limpieza.
Qué pasa si no se elimina
La presencia excesiva de sarro no es solamente un problema antiestético que afea la dentadura.
Si hay mucho sarro, esto puede desembocar en dos enfermedades bucales, la gingivitis -la inflamación de las encías- y la periodontitis, una infección grave que puede acabar dañando el hueso que soporta los dientes.
Ante este panorama, queda clara la importancia de mantener una buena higiene para evitar la aparición de sarro.
Cómo se elimina
Así pues los expertos en el tema insisten en que "el sarro no se puede eliminar en casa", y especifican que "lo que puedes eliminar es la placa bacteriana".
Para ello, hay que centrarse en una buena rutina de limpieza bucal diaria que sirva de prevención. Tal como advierten los dentistas, "el sarro es una placa bacteriana calcificada que ya necesita una intervención profesional".
Según explica el doctor Bea, "para eliminarlo necesitamos herramientas como las que usamos en la consulta, que funcionan por ultrasonido con refrigeración de agua".
Alerta con estos aparatos
Recientemente, han aparecido en el mercado unos limpiadores quita sarro que se pueden usar en casa. El doctor Bea alerta que "simulan un aparato de ultrasonido, pero no tienen la potencia ni la eficacia, y pueden dañar el esmalte si no se usan bien".
Estos aparatos no son de uso profesional, se pueden recalentar y no incorporan el aspirador que ayuda a limpiar el sarro que salta de los dientes.
Por eso, la conclusión de los médicos odontólogos es que "no es recomendable usar este tipo de aparatos sin conocimiento. Lo mejor es hacerse una higiene dental profesional cada cierto tiempo".
Sigue esta rutina
Para evitar el sarro, pues, hay que mantener una buena higiene dental. Los consejos que nos ofrecen los profesionales son los siguientes:
- Cepillarse un mínimo dos veces al día, y si puede ser después de cada comida, mejor. Aquí un dentista nos explica si son mejores los cepillos eléctricos o no.
- Usar hilo dental o cepillos interproximales para limpiar entre los dientes, donde el cepillo no llega.
- Usar un detector de placa por la noche para asegurarse una higiene más profunda.
- Cuidar la dieta para que sea baja en azúcares y almidones.
- Hacerse revisiones periódicas, al menos una vez al año, o cada seis meses si somos más propensos al sarro.