Tener que levantarse varias veces por la noche para orinar puede parecer algo puntual, pero cuando se repite a menudo, deja de ser una simple molestia. El cuerpo lo nota enseguida: cuesta arrancar por la mañana, la cabeza va espesa y se arrastran los pies durante el día. Todo eso empieza cuando el descanso deja de ser continuo, y entre sueño y sueño, toca hacer paradas técnicas en el baño.
Detrás de ese trasiego nocturno puede haber algo importante. La cosa tiene nombre: se llama nicturia, y va más allá del clásico 'bebí mucha agua antes de dormir'. A veces aparece con la edad, otras se cuela por enfermedades que ni se sospechan, y en algunos casos, el problema no está en la vejiga, sino en cómo el cuerpo gestiona los líquidos cuando uno se tumba.
Cuando el descanso se interrumpe cada noche
Lo normal, según el doctor Javier Romero-Otero, director del Departamento de Urología de HM Hospitales en Madrid y director médico de ROC Clinic, es "no levantarse nada" para ir a orinar. Si pasa, hay que mirar más allá del vaso de agua. "Se empieza a levantar cuando hay una enfermedad asociada o cierta edad", explica a Saber Vivir.
Esa interrupción del sueño, según el urólogo, puede esconder una hiperplasia prostática, una diabetes mal controlada o una insuficiencia cardíaca. Estas patologías alteran cómo el cuerpo gestiona los líquidos durante la jornada. De ahí que de repente, por la noche, la vejiga empiece a llenarse como si hubieran abierto un grifo.
La cifra de hombres que sufren este problema es mayor al de las mujeres.
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Como cuenta Romero-Otero, el líquido acumulado en el tejido intersticial —fuera de arterias y venas— es lo que se conoce como tercer espacio. Durante el día, el corazón no consigue movilizarlo con eficacia, y se queda retenido en las piernas o en los tejidos blandos. Pero al tumbarse, el cuerpo se nivela. "Cuando nos tumbamos ponemos el corazón a la misma altura de todo el resto del organismo", detalla el doctor, y entonces, "el corazón pone en circulación ese líquido".
Al recuperar fuerza de bombeo, esa bomba cardíaca mueve el líquido acumulado, lo lleva de nuevo al sistema circulatorio y termina filtrándose en los riñones. Y justo ahí empieza la cadena: más orina, más presión en la vejiga y más visitas al baño. El origen, avisa el especialista, puede ser tan simple como un mal hábito o tan complejo como una patología cardíaca. Así que, aunque no se haya bebido mucho, toca levantarse igual.
Qué hay detrás de las visitas nocturnas al baño
Es cierto que acostarse después de un té o una cerveza fría no ayuda. Pero si la cosa se repite cada noche, no basta con culpar a las bebidas. El doctor señala que también influye "el consumo de diuréticos antes de acostarse" o la falta de tiempo de reposo previo.
Según Romero-Otero no es conveniente tumbarse directamente a dormir sin pasar un rato tranquilo, ya que conviene dejar tiempo a que "el cuerpo libere ese líquido de más de forma gradual".
Las causas médicas son otro mundo. Desde una próstata agrandada hasta un corazón que no logra gestionar bien el retorno venoso. Incluso hay trastornos hormonales que alteran cómo se produce y gestiona la orina.
Por eso es tan importante distinguir si es un mal hábito o si hay algo detrás que merece atención médica. No siempre es evidente, pero el cuerpo avisa.
¿A quién fastidia más: a ellos o a ellas?
La hiperplasia prostática benigna es una de las grandes culpables entre los hombres. Al crecer la próstata, explica el doctor, "atrapa la salida de la orina desde la vejiga", lo que obliga a levantarse varias veces durante la noche. Esa afección, exclusiva del varón, dispara las cifras de nicturia en edades medias y avanzadas.
En las mujeres, aunque no tengan próstata, el asunto no queda descartado. Pueden sufrir nicturia por otras razones compartidas con los hombres, como la insuficiencia cardíaca. Eso sí, como señala el experto, los estrógenos juegan un papel protector en el sistema cardiovascular femenino, al menos durante los años fértiles. Cuando estos caen, el cuerpo también empieza a cambiar el modo en que regula líquidos, y la historia puede repetirse.
No solo molesta de noche: también pasa factura durante el día
Quien se levanta a orinar varias veces por la noche rara vez se levanta descansado. Esa fatiga acumulada se convierte en cansancio constante, mal humor y una especie de niebla mental.
Además, no todo termina en la cama. Cuando hay enfermedades de base, explica el doctor, "sí que suele haber nicturia y suele haber lo que se llama polaquiuria". Es decir, también se necesita orinar con frecuencia a lo largo del día.
La fatiga que deja una noche interrumpida se acumula.
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La polaquiuria no siempre significa beber demasiado. De hecho, puede deberse a que los riñones trabajan de forma desigual, o que el sistema endocrino esté alterando los ciclos de eliminación. El cuerpo, simplemente, va acumulando líquido en el sitio equivocado y lo expulsa cuando puede. Y eso puede ser a media mañana, después de comer o en plena madrugada.
Lo que se puede hacer antes de llamar al médico
No siempre hace falta correr al especialista a la primera noche mala. El doctor recomienda empezar por algo tan simple como "restringir la ingesta hídrica un par de horas antes de irse a la cama". También conviene evitar cafeína, alcohol y cualquier cosa que irrite la vejiga. Y pasar un rato tumbado antes de dormir puede ayudar mucho más de lo que se piensa.
Ese momento previo, viendo la tele o leyendo, ayuda a que el cuerpo empiece a redistribuir líquidos con calma. Así, parte del problema ya podría estar resuelto antes de que llegue la hora de dormir. Pero si ni con eso mejora, entonces sí: Romero-Otero insisten en que toca revisar la próstata, la función renal y otros parámetros. Para eso están las pruebas: una ecografía, un análisis de sangre y, si hace falta, una flujometría para ver cómo sale el chorro. Pero lo primero, casi siempre, es "sentido común y cambiar hábitos".