Si eres adulto y sigues buscando la validación de los demás, la teoría 'Let Them' puede ayudarte a dejar de gastar energía

Cuando los demás actúan de formas que nos incomodan, el impulso de justificar o cambiar su comportamiento se vuelve agotador y puede alejarnos de lo único que sí podemos controlar: cómo respondemos ante lo que no depende de nosotros.

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Héctor Farrés

Redactor especializado en salud y bienestar

Actualizado a

Mel Robbins
www.melrobbins.com

Si no quieren llamarte, que no lo hagan. Si se saltan la serie que veíais juntos sin comentártelo antes, que la vean. Si se molestan porque esta vez no vas, que se molesten.

Cuando alguien actúa como le da la gana, ya tienes la prueba de que no depende de ti. Resistirse a lo que ya está ocurriendo solo te atrapa en un bucle agotador. De esta manera, aprender que hay cosas que no controlas alivia mucho más que pasarte el día justificándote.

Aun así, gastar energía intentando complacer, convencer o corregir a los demás se ha convertido en una rutina absurda y agotadora. El miedo al juicio social lo impregna todo: decisiones laborales, elecciones personales o silencios en WhatsApp.

Cansancio y dolor de cabeza

Gastar energía intentando complacer, convencer o corregir a los demás se ha convertido en una rutina agotadora

iStock

Mel Robbins —abogada de formación, experta en cambio de hábitos y una de las voces más influyentes del desarrollo personal en Estados Unidos — ha dado con una fórmula que funciona como un freno de emergencia mental en estas situaciones: Let them - que viene a ser déjalos en español -. "Es una guía para dejar de gastar energía en lo que no puedes controlar y usarla en lo que sí", asegura la autora.

La presión que nadie te impone, pero que cargas

Aunque nadie lo diga, mucha gente vive obsesionada con quedar bien con los demás por no ofender. Se autocensura, se justifica o se adapta, temiendo lo que puedan pensar otras personas. Además, siempre poniéndose en la peor situación posible.

Según Mel Robbins, esta ansiedad no surge porque los demás sean crueles, sino porque desde la infancia se nos recompensa por agradar. "Cuando eres adulto, seguir buscando en otros la validación que deberías darte a ti mismo solo te mantiene atrapado", explica en su pódcast, uno de los más escuchados en Estados Unidos.

Lo que de pequeños servía para sobrevivir socialmente, en la vida adulta se convierte en un peso innecesario. Esa dependencia emocional mina la autenticidad, enturbia las relaciones y alarga indecisiones que deberían resolverse con naturalidad.

Cada gesto, cada publicación, cada 'mejor callo no vaya a ser que ofenda', es una respuesta al runrún de lo que suponemos que piensan los demás.

¿Y si simplemente... dejas que lo hagan?

Aquí es donde entra la teoría. Robbins propone que si alguien hace algo que no te gusta, déjale. Sirve cualquier escenario. Que tus amigos salen sin avisarte, que tu pareja no quiere compromiso, que tu jefe sigue borde, déjales.

“Cada vez que dices Let them, estás dejando de gastar tiempo y energía en personas y situaciones que no puedes controlar”, afirma en el episodio donde desarrolla el concepto. Ese instante de aceptación devuelve el control a quien lo perdió por intentar controlar a las reacciones y decisiones de los demás.

Pero hay una segunda parte imprescindible para que esto tenga cierto éxito. Robbins insiste en que tras cada Let them tiene que venir un Let me. Es decir, redirigir tu atención hacia ti: qué puedes hacer, cómo quieres responder, qué decisiones te harían sentir bien contigo mismo.

Sin esta parte, la teoría se queda coja y puede dejar una sensación de vacío o resignación que no tiene nada que ver con su objetivo real. Por lo tanto, hay que poner freno al impulso con el exterior y dedicar esa energía a uno mismo

El valor de elegir a quién dedicar tiempo y a quién no

En la entrevista concedida a Wonder Wind, Robbins entra más a fondo en cómo aplicar esta mentalidad cuando el entorno decepciona. Explica que “cuando dices Let them, estás estableciendo el límite definitivo entre tú y el mundo”.

Esa barrera no es de distanciamiento, sino de protección activa. Si alguien no contesta tus mensajes o nunca tiene la iniciativa para quedar, la opción no es dramatizar, sino entender qué tipo de relación estás manteniendo.

Rojas Marcos entrevista tristeza

Mel Robbins plantea un freno emocional para cortar con la ansiedad de quedar bien con los demás.

Istock

Según ella, esta teoría enseña a diferenciar el desgaste del cuidado real. “Déjame mirar si estoy rodeada de gente que realmente me importa, o si me estoy esforzando por mantener vínculos que ya no existen”, plantea.

Esto no va de cortar por lo sano cada vez que algo molesta, sino de afinar el enfoque: ver quién aporta, quién está de verdad y quién solo deja cansancio.

¿QUÉ PASA SI NO CAMBIAN NUNCA? NADA

¿Y si la otra persona no reacciona, no mejora, no se disculpa ni rectifica? Robbins lo tiene claro: “Déjales”. Es la base de todo. Porque insistir te hace perder poder. En cambio, elegir cómo gestionas tú esa situación te lo devuelve.

Lo mismo pasa con un jefe que siempre está de mal humor, un amigo que nunca tiene tiempo o unos padres que no entienden tu estilo de vida.

Insistir en que cambien consume energía y no garantiza resultados. Cambiar tú tu respuesta, sí. Porque puedes decir: “Déjales pensar lo que quieran”, y después decidir cómo relacionarte con eso, sin explicaciones ni culpas.

Dejar de vigilar lo ajeno para cuidar lo propio

Aceptar que los demás piensen, digan o actúen como quieran no implica tolerarlo todo. Implica dejar de vivir esperando que el otro cambie, para empezar a moverse uno mismo.

Robbins lo resume así: "Cuando aprendes a soltar la espada y dejar que los demás hagan lo que quieren, llega mucha más paz emocional a tu vida". Lo que molesta no es el comportamiento ajeno, que no se puede controlar, sino el deseo constante de corregirlo.

Esta idea conecta con principios del estoicismo y la aceptación radical: distinguir entre lo que se puede cambiar y lo que no. Cambiar la mirada propia en lugar de intentar cambiar al otro. Dejar de discutir con la realidad. Las acciones que sientan mal, las indirectas, las decepciones: todo eso pierde fuerza cuando no se intenta frenar. Y lo que queda es un espacio nuevo para decidir en qué vale la pena implicarse.

El error más común: soltar sin sostenerse

Muchos prueban la teoría con ganas de transformar su vida y, al poco, acaban frustrados. Porque soltar está bien, pero hace falta algo más. Robbins advierte de que "si no dices Let me, te quedarás atrapado en el juicio".

Por ejemplo, si dejas que tus amigos pasen de ti, pero no haces nada con esa información, lo único que consigues es sentirte peor. La clave está en usar esa decepción como impulso para actuar: buscar otras conexiones, ajustar tus expectativas o valorar si esa relación merece seguir ocupando espacio.

Decir Let me es preguntarse qué quiero hacer yo con esto. Es una frase corta que da paso a decisiones largas: cambiar de entorno, marcar límites, priorizar lo que te importa.

EMPEZAR HOY: SOLTAR SIN EXCUSAS, DECIDIR CON INTENCIÓN

Aplicarlo es tan simple como interrumpir el impulso de controlar o justificarte, y decirte Let Them. Después, activar el Let Me con una acción concreta. No hace falta que sea grandiosa. Puede ser enviar un mensaje, cambiar de tema, cancelar un plan o dejar pasar un comentario sin replicar. Las tres claves son:

  1. Let them - déjales = suéltalo
  2. Let me - déjame = actúa
  3. Haz lo que sí depende de ti = cuida tu energía y elige tu respuesta

Lo importante es recuperar ese espacio mental donde ya no estás en modo defensa. Donde nadie decide por ti qué hacer, cómo sentir o qué priorizar. La teoría funciona porque no elimina el conflicto, lo recoloca.

En vez de intentar que los demás cambien, te ayuda a cambiar de lugar dentro de ti. Menos vigilancia externa, más atención interna. Y con eso basta para que todo empiece a ir un poco mejor.