Ejercicio funcional vs entrenamiento convencional: ¿cuál es mejor?

¿Estás realizando el tipo de ejercicio que necesitas? Cada disciplina proporciona unos beneficios únicos que le hacen diferente y de los que puedes beneficiarte. Pero ¿por qué no practicar una combinación de ambos?

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Eva Carnero

Periodista especializada en bienestar y nutrición

Actualizado a

Chica en el gimnasio

Una buena opción es combinar ejercicios funcionales y convencionales.

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Partiendo de la idea de que lo más importante para estar en forma es llevar una vida activa y practicar ejercicio de manera regular, si nos centramos en la actividad deportiva como fuente de salud, la realidad nos dice que, hoy por hoy, contamos con infinidad de variedades y disciplinas diferentes, cada una con sus características propias y sus puntos fuertes.

Así, dos de las modalidades más extendidas son las que se conocen como entrenamiento funcional y ejercicio convencional. Si bien ambas tienen como objetivo mejorar la condición física, difieren notablemente en su estructura, finalidad, tipo de ejercicios y resultados.

¿Es mejor uno que otro?

Un estudio realizado por la Universidad de Palermo (Italia), publicado en 2020 en la revista científica PLOS ONE, comparó los efectos de 12 semanas de entrenamiento funcional frente a convencional en adultos jóvenes.

Los resultados mostraron que el grupo que siguió el entrenamiento funcional mejoró significativamente en pruebas de equilibrio, agilidad y coordinación, mientras que el grupo de entrenamiento convencional mostró mayores ganancias en fuerza máxima localizada.

Otro estudio, esta vez llevado a cabo por la Universidad de São Paulo (Brasil) y publicado en la revista Journal of Strength and Conditioning Research, evaluó los beneficios del entrenamiento funcional en adultos mayores.

En este caso, se concluyó que este tipo de entrenamiento mejoró el rendimiento físico general, redujo el riesgo de caídas y promovió una mejor calidad de vida en comparación con el entrenamiento tradicional con máquinas.

Estos estudios son solo dos ejemplos de las numerosas evidencias científicas publicadas que han centrado sus investigaciones en la comparación entre el ejercicio funcional y el convencional. 

Ahora bien, para entender el por qué de las conclusiones mencionadas, veamos en qué consiste exactamente cada uno, cuáles son sus principales diferencias y si uno es mejor que otro. 

¿Qué es el entrenamiento funcional?

Básicamente, el entrenamiento funcional consiste en realizar movimientos que imitan patrones cotidianos y naturales del cuerpo humano, como empujar, tirar, girar, agacharse o levantar objetos.

La idea es mejorar la movilidad, el equilibrio, la coordinación, la fuerza y la estabilidad con el objetivo de facilitar las actividades diarias y prevenir lesiones. Ahí es donde reside su singularidad. 

En cuanto a la práctica, se utilizan accesorios como pelotas medicinales, bandas elásticas, kettlebells, TRX y el propio peso corporal (calistenia).

Tal y como explica la American College of Sports Medicine (ACSM), el entrenamiento funcional "incorpora ejercicios que entrenan los músculos para trabajar juntos en lugar de aislarlos, lo que mejora la transferencia de fuerza y estabilidad a la vida real y a otras disciplinas deportivas".

¿Qué es el entrenamiento convencional?

En cuanto al entrenamiento convencional, el enfoque se centra en trabajar grupos musculares específicos de forma aislada.

Para ello, se utilizan máquinas de gimnasio o pesas, siguiendo rutinas estructuradas divididas por zonas musculares: pecho, espalda, brazos, piernas, etc. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda este tipo de entrenamiento para mejorar la salud ósea y muscular, sobre todo en adultos mayores.

¿cuál es mejor de los dos?

Lo cierto es que no se puede decir que uno sea mejor que otro sin entrar en matices, ya que la respuesta dependerá del objetivo, la edad, el estado de salud y las preferencias de cada persona.

Para quienes buscan un cuerpo fuerte y estéticamente trabajado, el entrenamiento convencional puede ser más apropiado. Mientras que para quienes desean un cuerpo eficiente, equilibrado y preparado para los retos del día a día, el funcional resulta más conveniente.

mujer joven ejercicio gimnasio

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Principales diferencias

Tal y como hemos apuntado, la primera diferencia entre estos dos tipos de ejercicio es el objetivo que persiguen. Mientras que el entrenamiento funcional busca mejorar la capacidad del cuerpo para realizar movimientos cotidianos con eficiencia y seguridad, el convencional tiende a centrarse más en la estética y el desarrollo muscular localizado.

Por otro lado, la forma en que cada uno llega a culminar esa meta también es distinta. Es decir, el tipo de ejercicios no es el mismo. 
El funcional trabaja cadenas musculares completas en movimientos compuestos que involucran varias articulaciones. En cambio, el convencional aísla músculos específicos, como el bíceps en un curl de brazo o el cuádriceps en una extensión de pierna.

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Tampoco se utilizan los mismos accesorios. En el caso del ejercicio convencional se emplean más máquinas que guían el movimiento, mientras que en el funcional encontraremos más elementos que desafían el equilibrio y la coordinación, como superficies inestables.

Además, algo que distingue con claridad el entrenamiento funcional del convencional es la alta transferencia a las actividades cotidianas que tiene el primero respecto al tradicional.

Levantar bolsas del suelo, subir escaleras, girar el torso para coger algo, etc., son actividades que claramente mejoran mucho más con el entrenamiento funcional.

Por último, diversos estudios han sugerido que el entrenamiento funcional puede ser más efectivo en la prevención de lesiones, especialmente en personas mayores o en deportistas. Esto se debe a que mejora el equilibrio, la propiocepción y la estabilidad del núcleo.

Hacer de ambos, un solo entrenamiento

Dado que cada tipo de ejercicio puede aportar beneficios concretos, no parece mala idea practicar una combinación de ambos, integrando sesiones de fuerza convencional con circuitos funcionales.

Esta fusión permitiría no solo desarrollar masa muscular, sino también mejorar la movilidad, la coordinación y la prevención de lesiones.

Por ejemplo, una rutina semanal puede incluir dos sesiones de entrenamiento convencional para estimular el aumento muscular y fuerza localizada, y dos sesiones funcionales para trabajar el equilibrio, la potencia y la movilidad global. Esta mezcla ofrece beneficios más completos que elegir un solo tipo de entrenamiento.