Dermatóloga advierte sobre el uso del protector solar y las partes del cuerpo que siempre olvidamos: "Dejarlo para otro momento las convierte en puntos vulnerables"

El gesto de aplicarse crema deja sin cubrir áreas que, aunque no lo parezcan, están constantemente expuestas, lo que favorece la aparición de daños cutáneos evitables si se aplica el producto con más atención. La dermatóloga, Gadea Braceras, nos deja claro, cómo debemos aplicar correctamente el protector solar.

hector
Héctor Farrés

Redactor especializado en salud y bienestar

Actualizado a

Gadea Braceras
gadeabraceras.com

Hay días en los que la crema solar parece un gesto automático. Un poco en la nariz, otro tanto en los hombros, un repaso a los brazos y listo. Pero muchas veces ese repaso se queda muy corto. Las zonas más sensibles al sol no son siempre las más evidentes, y eso hace que reciban toda la radiación sin ninguna barrera.

Con el paso del tiempo, ese descuido repetido se traduce en manchas, arrugas o incluso algo más serio. La dermatóloga Gadea Braceras repasa con Saber Vivir una serie de áreas del cuerpo que suelen quedar fuera de esa aplicación habitual.

El problema no es solo estético, porque la exposición continuada tiene efectos acumulativos que van desde el envejecimiento prematuro hasta el desarrollo de lesiones malignas. Y lo peor es que todo eso se puede evitar con algo tan básico como aplicar bien la protección.

La línea del pelo se queda sin defensa, aunque esté al sol todo el día

En lo más alto del cuerpo, justo donde el pelo se abre o se recoge, hay una franja que suele quedar totalmente desprotegida. El cuero cabelludo, aunque tenga pelo, también sufre la radiación solar.

La doctora Braceras explica que "hay muy poquitos productos de fotoprotección que se pueden utilizar para esta zona". Esa falta de opciones hace que mucha gente ni lo intente.

chica con crema solar

Para el cuero cabelludo es necesario utilizar un buen sombrero o gorra.

iStock

La solución más práctica pasa por utilizar gorros o sombreros cuando se está al aire libre. En los días más largos o en la playa, incluso las brumas solares transparentes pueden ayudar. Su textura ligera se adapta mejor al cabello y no deja restos visibles.

Este tipo de aplicación funciona porque crea una capa de protección sin alterar el peinado ni dejar residuos. Basta con llevar un spray en el bolso y aplicarlo justo antes de salir de casa.

Orejas y nuca: pequeñas pero expuestas desde siempre

En los laterales y la parte trasera del cuello hay otras dos zonas que rara vez reciben crema. Las orejas y la nuca acumulan horas de sol a lo largo del año sin que se les preste atención. 

Aplicar protector en esas áreas no lleva más de diez segundos, pero el hábito de dejarlo para otro momento las convierte en puntos vulnerables.

Frente al espejo, justo antes de salir de casa, es más fácil asegurarse de cubrirlas bien. Un fotoprotector corporal con textura ligera y de rápida absorción funciona igual de bien para ambas.

En los párpados no vale cualquier crema

Los ojos y su contorno tienen su propio reto. Muchas personas evitan la zona de los párpados por miedo a que la crema les pique o se les meta en los ojos. La dermatóloga recomienda "fotoprotectores específicos, incluso con sticks", porque al ser más densos se mantienen donde se aplican y se difunden menos.

Esa ventaja evita el lagrimeo o la irritación, algo habitual con los productos líquidos. Este tipo de fotoprotector se aplica como un lápiz de labios, con una pasada rápida sobre el párpado superior y el inferior.

Su utilidad es evidente, ya que protege una piel fina que envejece con rapidez si no se cuida. Y su mecanismo es sencillo: al no migrar, permanece justo donde se necesita.

Los labios también sufren el sol, aunque no se vea

Pocas personas se acuerdan de proteger los labios en verano. Pero igual que la piel se quema, los labios también pueden agrietarse, mancharse o desarrollar lesiones. Existen labiales con protección solar alta que cumplen una doble función.

crema solar facial

La piel de los párpados necesita productos especiales para que el protector no moleste.

iStock

Braceras destaca que "para los labios hay SPF 50, incluso con color para las chicas que buscan ese efecto". Este tipo de producto combina cuidado estético y prevención.

Además, se puede aplicar varias veces al día sin complicaciones. Su textura es similar a la de un bálsamo común, lo que facilita su integración en cualquier hábito diario. Llevarlo en el bolsillo y aplicarlo al salir del agua es una forma práctica de mantener esa zona protegida sin esfuerzo.

Las manos y los empeines se exponen sin parar pero sin ninguna capa protectora

Las manos están siempre al sol, tanto en invierno como en verano, y lo mismo ocurre con los empeines si se llevan sandalias. Sin embargo, esas zonas rara vez reciben una capa de crema solar.

En consulta, Braceras señala que "la gente se preocupa por el envejecimiento de las manos, pero cuando se ponen crema de sol, nunca se echan en el dorso".

Ese gesto tan fácil como extender lo que ha sobrado de la cara hasta las manos puede evitar muchas manchas futuras. En el caso de los empeines, el truco está en aplicar la crema justo antes de calzarse, para que se absorba sin dejar restos. Utilizar el mismo producto facial o corporal asegura consistencia y ahorro.

Las axilas y las ingles quedan fuera porque no se ven

En las zonas de pliegue como axilas e ingles también se acumulan quemaduras. Braceras menciona que "mucha gente alrededor de la axila se olvida más de ponerse el fotoprotector". Esta omisión tiene un motivo sencillo: son áreas que se consideran protegidas por la ropa, pero en muchos contextos quedan al descubierto.

Hay que poner crema solar también en los pies

Las zonas que no se ven directamente también pueden quemarse sin que se note.

iStock by Getty Images

Antes de salir de casa, aplicar crema en esas zonas frente al espejo ayuda a no pasar ninguna por alto. Al estar en movimiento o en posturas relajadas, como cuando se está tumbado al sol, esas partes pueden quedar al descubierto sin que uno se dé cuenta. Por eso, conviene incluirlas en el recorrido habitual al aplicar la crema.

La crema sola no basta: hay que combinarla con ropa y BUENOS HÁBITOS

Protegerse bien del sol exige más que crema solar. La dermatóloga recomienda aplicar el fotoprotector en casa antes de salir, usar medidas físicas como sombreros y gafas, y reaplicar la crema cada dos horas o tras cada baño. Subraya que "lo ideal en este caso sería un fotoprotector resistente al agua" para que el efecto no se pierda nada más entrar al mar o a la piscina.

Estas costumbres sirven porque refuerzan la barrera de protección en cada exposición solar. En vez de depender de una sola capa de crema, se combinan varias herramientas que se complementan.

Para aplicarlo hoy mismo, basta con colocarse el sombrero al salir a la calle, llevar el bote de crema a mano y pedir ayuda para cubrir bien zonas inaccesibles como la espalda.