"¡Qué calor, no puedo con mi alma!". Esta, seguramente, es una de las frases más repetidas en los últimos días. Ha llegado el verano y, con él, la subida de temperaturas y las primeras olas de calor. Cuesta más moverse, dormir es una odisea y nos apetece más tomar bebidas fresquitas que seguir una dieta regular.
Todo esto, al final, impacta en los niveles de energía. El calor nos hace sentir más pesados y cansados, con pocas ganas de hacer algo que no sea tumbarse al sol o en el sofá delante del ventilador. Lo que pasa es que, con las temperaturas elevadas, el cuerpo gasta más energía para regular su temperatura, y eso provoca esa sensación de pilas agotadas.
Esta sensación de bajón puede tolerarse en un momento concreto, pero si se convierte en lo habitual, acaba afectando al ritmo de vida y a la salud, tal y como advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por eso, antes de llegar a esos extremos, hay que ponerle remedio.
Con el calor, todos tenemos sensación de menos energía
iStock
Podemos incorporar algunas rutinas y hábitos saludables que nos ayuden a contrarrestar el impacto del calor en nuestro cuerpo. Toma nota de estos 5 consejos los que sugieren los expertos, para que al final del verano la salud no te pase factura.
1. Come fresco, colorido y equilibrado
Cuando hace mucho calor, parece que perdemos el hambre. Pero seguir una alimentación equilibrada es importante para no perder energía durante la ola de calor. Lo ideal en estos momentos son los platos ligeros y los alimentos ricos en agua. Es el momento, pues, de tomar frutas y verduras frescas, preparar ensaladas completas o gazpachos que nos aporten los nutrientes que necesitamos y, a la vez, nos ayuden a mantener una buena hidratación.
Paula Sáiz de Bustamante, bióloga, farmacéutica y especialista en nutrición, recomienda "reducir el consumo de ultraprocesados y optar por alimentos frescos, como frutas y verduras enteras en suficiente cantidad". Según la experta, esta es la manera de ayudar al organismo a rendir mejor y estar más sano.
2. Hidrátate siempre que puedas (incluso sin sed)
El calor acelera la deshidratación, hasta el punto de que, incluso sin tener sensación de sed, nuestro organismo lo nota. El cerebro o los músculos notan rápidamente si estamos deshidratados. Por eso es muy importante beber mucha agua a lo largo del día, incluso si parece que no tenemos ganas.
Si el agua sola te aburre, puedes añadirle un poco de limón o optar por otras opciones como las infusiones frías. Tomar frutas hidratantes, como la sandía, también contribuye a mantener el cuerpo hidratado.
Trata de evitar refrescos azucarados y bebidas alcohólicas. El exceso de azúcar puede interferir en el equilibrio hídrico del organismo. Además, al ser muy diuréticas, harán que orines más y, paradójicamente, pierdas líquidos.
3. Adapta tu rutina de ejercicio
Hacer ejercicio es uno de los pilares de la salud y el bienestar, tal y como recuerda Paula Sáiz de Bustamante, que recomienda "elegir lo que más se adapte al estilo de vida de cada persona y convertirlo en rutina".
Pero cuando llegan los calores estivales, muchos dejamos de hacerlo con la excusa de la falta de energía. La realidad es que no tenemos que renunciar a movernos en verano. De hecho, es importante seguir haciéndolo. Lo importante es saber adaptar el ejercicio a las condiciones atmosféricas para no sufrir un golpe de calor.
Algunas cosas que podemos hacer son:
- Modificar el horario del ejercicio: lo ideal es realizarlo a primera hora de la mañana, cuando el calor no aprieta tanto.
- Rebajar la intensidad o el tipo de ejercicio: por ejemplo, cambiar el running por la natación, o hacer yoga en casa con el ventilador puesto.
Como siempre que hablamos de hacer ejercicio, lo más importante es mantener la constancia.
"Caminar, nadar, ir al gimnasio o practicar algún deporte son formas sencillas de mantenerse activo. La clave está en elegir lo que más se adapte al estilo de vida de cada persona y convertirlo en rutina", explica Sáiz de Bustamante.
4. Respeta tus ritmos internos
Nuestro cuerpo se rige por un reloj biológico que regula diferentes procesos vitales tan importantes como el sueño, el metabolismo y, sí, también el estado de ánimo. Según explica Sáiz de Bustamante, es importante tener esto en cuenta para seguir unos horarios coherentes con la luz solar, lo que nos ayuda a estar más equilibrados:
"Desayunar en las primeras horas del día, hacer la comida principal antes de las 15 h y cenar temprano, entre 2 y 3 horas antes de ir a la cama, mejora la secreción de hormonas como la insulina, la melatonina o el cortisol. Si las regulamos bien, nos ayudará a mantener un peso regular, a dormir mejor y a estar de mejor humor", explica la experta.
5. No descuides el descanso
Las altas temperaturas hacen casi imposible dormir bien en verano, pero un sueño de calidad es esencial para descansar el organismo y reponer la energía que necesitamos para funcionar bien durante el día.
Por eso, cuando hace calor es tan importante mantener buenos hábitos que contribuyan a una buena higiene del sueño. Entre ellos, los siguientes:
- Tomar cenas ligeras: “Evitar las comidas copiosas al final del día permite al cuerpo alinearse con su ritmo circadiano natural. Esta sincronización favorece el descanso y mejora el funcionamiento metabólico”, explica la experta.
- Controlar la temperatura de la habitación: mantenerla entre 19 °C y 21 °C, usar ropa y sábanas transpirables (como algodón o lino) y refrescar el cuerpo antes de dormir con una ducha templada o agua fría en muñecas y tobillos. “El cuerpo necesita bajar su temperatura interna para inducir el sueño”, señala el doctor Carlos Egea, jefe de la Unidad del Sueño en Quirónsalud Vitoria.
- Reducir el uso de pantallas por la noche.
- Mantener horarios estables también puede ayudarte a dormir mejor.
Y si, a pesar de aplicar todos estos consejos, no acabas de dormir bien, te despiertas cansado y te sientes agotado, consulta con un especialista.
El calor tiene un fuerte impacto en nuestro cuerpo y en nuestra energía. Por eso es importante tomar medidas para evitar sustos. Pero también es la ocasión perfecta para modificar algunos hábitos y acercarnos más a una vida sana y equilibrada que nos proporcione un mayor bienestar.