En un ictus, el tiempo es vida. Cuanto más se tarde en restablecer el riego sanguíneo, más células cerebrales morirán y mayor será el riesgo de que queden secuelas.
De hecho, cada hora de retraso en la administración del tratamiento, el cerebro envejece 3,6 años en comparación con un cerebro sano. Por eso es tan importante actuar lo más pronto posible. Y para ello es clave saber reconocer los síntomas que te alertan de que estás sufriendo un accidente cerebrovascular y acudir enseguida al médico.
Síntomas que pueden confundirse con un ictus
A veces, las señales que hemos repasado hasta ahora pueden indicar otra clase de problemas no relacionados con el infarto cerebral. Por ejemplo:
1. Un efecto secundario
Ciertos medicamentos de uso habitual (como por ejemplo, los que actúan sobre el sistema digestivo) o enfermedades neurológicas (como la esclerosis múltiple), pueden producir síntomas neurológicos similares a los que hemos tratado. No obstante, en el caso del ictus los síntomas suelen aparecer de forma muy repentina.
2. Una parálisis facial
Las alteraciones en el control de los músculos de la cara pueden ser producidas por un golpe de frío, y es típico que los síntomas surjan después de un cambio brusco de temperatura. Sin embargo, si se trata de un ictus probablemente aparecerán otros síntomas de forma conjunta.
3. Un adormecimiento de un miembro
Puede estar provocado por la compresión de un nervio. En este caso, los síntomas están muy localizados y desaparecen en pocos minutos. Si el adormecimiento en un brazo o pierna persiste o si no hay motivos para pensar que uno de los nervios ha sido presionado, hay que solicitar ayuda.