El Rey Carlos III durante la ceremonia de coronación.
A Carlos III, de 74 años, le han bastado unos pocos meses para exhibir ante el mundo su irritabilidad y mal humor. Desde que subió al trono ocupando el lugar de su madre el pasado mes de septiembre ha dado muestras de su mal carácter que parece incontrolable. El primero ejemplo se produjo en su proclamación como rey. En el momento de firmar los documentos para hacer oficial la sucesión de la reina Isabel II pidió a un ujier con gesto muy soberbio que le retiraran los tinteros de la mesa donde tenía que firmar.
Poco después, en una visita a Irlanda del Norte, tuvo que firmar en el libro de visitas y se equivocó de fecha. Eso ya le sentó fatal y exclamó "Oh, dios, he escrito mal la fecha". Después se manchó la mano con la tinta de la pluma y exclamó"Por Dios, odio esta pluma. ¡No puedo soportar esta maldita cosa! ¡Lo hacen cada puñetera vez!”.
No existe o no ha trascendido ningún diagnóstico sobre el rey, pero lo cierto es que la irritabilidad, el mal humor y la falta de empatía pueden ser, algunas veces, un indicio de enfermedades como el TOC (trastorno obsesivo compulsivo) o el alzhéimer.
Las reacciones impulsivas y las manías son síntoma de TOC
Las personas que sufren TOC tienen pensamientos obsesivos y manías que les causan mucha desazón. Estos pensamientos aparecen de forman repentina, la persona no los puede controlar e interfieren en gran medida en el día a día.
Un ejemplo de obsesión típica en una persona que sufre TOC es tener las cosas perfectamente ordenadas. Si hay algo que no está en su sitio se estresa y le genera angustia, lo que puede generar reacciones impulsivas o desaires hacia las personas que le rodean como le ocurrió a Carlos III al observar que había un tintero en la mesa donde tenía que firmar.
Se desconocen las causa exactas del TOC aunque algunas hipótesis relacionan el trastorno con un déficit de las funciones cognitivas. Las personas de carácter muy rígido y perfeccionistas también tienen más riesgo de TOC.
mal carácter Y riesgo de demencia
Las demencias como el alzhéimer son enfermedades multifactoriales. Puede haber una predisposición genética pero factores como la dieta, el ejercicio y también el comportamiento influyen en el desarrollo de la enfermedad.
"Sabemos que individuos con una determinada personalidad anterior al deterioro cognitivo tienen una mayor facilidad para desarrollar una demencia. La personas amargadas, poco empáticas o con facilidad para sentirse despechadas tienen más riesgo de desarrollar alzhéimer", explicaba a Saber Vivir el neurólogo Nicolás Acarín.
La razón por la cual el mal carácter aumenta el riesgo de demencia es doble. Por lado, uno los factores que protegen del alzhéimer son las relaciones sociales porque favorecen la creación de nuevas conexiones neuronales que son como una reserva de juventud para el cerebro. Cuantas más conexiones neuronales existan, más se retrasará el deterioro cognitivo propio de la edad. Pero las personas con mal carácter acostumbran a aislarse socialmente.
Por otro lado, el mal humor se relaciona con niveles más altos de ansiedad e incluso de depresión, factores que también aumentan el riesgo de alzhéimer. Un estudio del Barcelonaβeta Brain Research Center de la Fundación Pasqual Maragall sugiere que sufrir episodios de ansiedad y depresión a lo largo de la vida agota la capacidad de resiliencia del cerebro y, directamente, reduce su tamaño aumentando el riesgo de alzhéimer.
El mal humor puede ser una primera señal de alzhéimer
El mal carácter no solo aumenta el riesgo de demencia, también puede ser un primera señal de deterioro cognitivo.
El alzhéimer y las demencias en general son enfermedades de largo recorrido en las que el cerebro sufre daños de forma progresiva. Los olvidos o la desorientación son síntomas de las primeras fases del alzhéimer, pero también lo es la irritabilidad. La persona no sabe exactamente lo que le está ocurriendo, olvida conversaciones recientes, no recuerda dónde dejó las llaves o el bolso y todos esos despistes aumentan su irritabilidad.