Las causas de la alopecia en la barba y cómo se trata

Las calvas en la barba pueden suceder por diferentes tipos de alopecia y hay distintas soluciones. Algunas causas que pueden provocar caída de pelo y poca densidad en la barba son la genética, el estrés, ciertos medicamentos o alguna enfermedad sistémica.

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Las causas de la alopecia en la barba y su tratamiento
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La alopecia en la barba puede ser causada por estrés, genética o por algunos medicamentos.

Nuria Blasco

Periodista

Lucir una barba frondosa, cuidada y definida es una opción estética que se encuentra en auge entre el género masculino.

La aparición de calvas en la barba o la falta de densidad en esa zona hace que, en muchos casos, los hombres no se sientan a gusto con su imagen física lo que conlleva repercusiones psicológicas.

De hecho, hasta el 5% de las consultas capilares se producen por alopecia en la barba y el injerto de pelo en la zona de la barba se han convertido en una de las cirugías capilares más demandadas de los últimos año

Tipos de alopecia de barba y sus causas

Al igual que en el cuero cabelludo, en la barba existen muchos tipos de alopecia, cada una de ellas de una naturaleza y características particulares.

“La más frecuente de todas es la alopecia de tipo hormonal, de perfil genético y comúnmente definida como la falta de barba desde la pubertad”, explica el doctor Francisco Pilo, cirujano capilar de la clínica Hospital Capilar de Madrid.

“Sin embargo, la más famosa y reconocible es la denominada alopecia areata de la barba, en la cuál aparece una calva de morfología redondeada, de varios centímetros de diámetro, normalmente solitaria y situada frecuentemente cerca del mentón”, añade.

  • La alopecia areata se trata una enfermedad autoinmune que afecta hasta al 2% de la población mundial. No obstante, este problema suele ser reversible hasta en el 50% de los casos, ya que los folículos afectados reducen la producción de cabello, estrechándose y cayéndose, aunque esta inhibición puede reactivarse si se les aporta los estímulos necesarios para regenerarse.

En un segundo plano quedarían otras muchas alopecias de la barba, de menor frecuencia y repercusión. Algunas de ellas son las derivadas de foliculitis, toda la gama de alopecias ciatriciales, por traumatismos o quemaduras, inmunológicas como el Lupus…

Los primeros síntomas de alopecia de barba

Como describe el Dr. Francisco Pilo, cada tipo de alopecia tiene sus características clínicas particulares:

  • En el caso de la alopecia de tipo genético, el único síntoma es la ausencia de desarrollo de la barba durante de pubertad, de forma que al individuo en ningún momento le brota el pelo en esta zona.
  • En la alopecia areata el inicio de los síntomas pasa por la aparición progresiva aunque rápida de una placa alopécica redondeada, característicamente alrededor del mentón y, con gran frecuencia, tras un evento estresante que hace de “gatillo”: situación personal, infección, enfermedad grave etc.
  • En cuanto a infecciones, impétigo o tiñas de la barba es frecuente que se comience con lesiones dérmicas, picor e incluso dolor para acabar en alopecia en una segunda fase de cicatrización.
  • En enfermedades inmunológicas tipo Lupus, las alopecias se desarrollan de forma más anárquica, no siguiendo siempre un patrón establecido y quedando a expensas del desarrollo general de la enfermedad en otros órganos.

Cómo se puede regenerar el pelo de la barba

Existen multitud de enfoques terapéuticos orientados, lógicamente, al tipo de alopecia a la que nos enfrentemos.

Tratamiento para el tipo genético

Si estamos ante una ausencia de barba genética con amplias zonas alopécicas, el tratamiento más eficiente es el injerto capilar.

Si solo es en algunas zonas donde se evidencia una menor densidad, se puede probar con fármacos como el minoxidil tópico u oral o combinación de minoxidil + injerto.

"El minoxidil provoca un aumento de vascularización a nivel del folículo piloso y su consecuente aumento del aporte de nutrientes, que a nivel estético provoca un aumento del grosor y la calidad del pelo, consiguiendo además que muchos pelos que eran invisibles al ojo humano aporten densidad", explica el especialista en medicina capilar.

Tratamiento para la alopecia areata

Lo primero que debemos hacer ante la sospecha o el inicio de síntomas de una alopecia areata es acudir a un médico especialista en dermatología o en capilar.

En caso de que se confirme este tipo de alopecia, "el profesional basa el tratamiento inicial en corticoides, que se pueden aplicar de forma tópica como cremas o soluciones y, sobretodo, de forma intradérmica mediante pequeñas inyecciones en el área afectada. La triamcinolona es el corticoide más utilizado en estos casos".

Tras varias sesiones de tratamiento, muchos pacientes experimentan una mejoría importante e, incluso, una regeneración total de la barba.

¿En qué casos se recomienda el injerto de barba?

Actualmente, uno de los tratamientos más efectivos para hacer frente a este problema es el injerto de barba mediante la técnica FUE, un procedimiento en el que se anestesia la zona donante del paciente y se extraen los folículos necesarios para cubrir la barba en función de cada necesidad individual y del diseño escogido, trasplantándose posteriormente a esas zonas con dos posibles técnicas como zafiro o DHI.

Este procedimiento es mínimamente invasivo y conlleva un proceso postoperatorio rápido e indoloro.

"En el caso de una ausencia de barba de componente genético, el injerto está más que indicado. Siempre, eso sí, dependiendo de su viabilidad en cuanto a las características médicas del paciente, su zona donante, el diseño que desee, etc.".

"Por otro lado, en caso de alopecia areata o cualquier tipo de alopecia cicatricial, se considera aconsejable un injerto siempre y cuando la enfermedad lleve, al menos, un año estabilizada", puntualiza el Dr. Pilo.

Esto significa que la alopecia debe encontrarse médicamente en una fase inactiva, sin signos de progresión o actividad. No obstante, es fundamental resaltar que las características de esta alopecia implican cierta probabilidad de reactivación postransplante.