Los investigadores han visto es que la luz ultravioleta de los secadores de uñas podrían dañar el ADN de las células humanas.
Los cabinas de rayos UVA para broncearse han sido cuestionadas en numerosos estudios médicos. La Organización Mundial de la Salud las ha desaconsejado por el riesgo de que puedan provocar cáncer. Sin embargo, hay poca información sobre los secadores de esmalte de uñas, que también utilizan rayos ultravioleta.
Un grupo de investigadores de la Universidad de California y la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) han realizado un estudio de laboratorio para analizar los efectos de estos secadores de uñas y han constatado que también se podría poner reparos a su utilización frecuente.
¿Son perjudiciales los secadores de uñas?
Los secadores de uñas de luz ultravioleta que suelen usarse en la manicura semipermanente no son equiparables con las cabinas de rayos UVA. Además de que el tamaño es obviamente diferente, los secadores de uñas usan una luz ultravioleta diferente para secar rápidamente el esmalte o el gel que se ha puesto para embellecer las uñas.
Las lámparas de estos secadores son menos intensas y tienen un espectro diferente de luz ultravioleta. A pesar de ello, esos rayos también pueden penetrar de manera profunda en las células de la piel de nuestras manos.
Ante esta evidencia, en 2020 se hizo un estudio poblacional para calibrar el riesgo de cáncer en menores de 40 años que acudía con frecuencia a centros de manicura y no se encontró ninguna relación. No había más casos de tumores por usar estos secadores de uñas. Sin embargo, este nuevo estudio, que analiza los efectos de los rayos a nivel molecular, no está tan convencido de que sean inocuos.
“Estos secadores se marcan como seguros, pero no sabemos de nadie hasta ahora que los haya estudiado y de cómo afectan a las células humanas”, ha explicado el profesor de medicina molecular Ludmil Alexandrov, principal autor de esta investigación.
Cómo afectan los rayos ultravioleta a la piel
Lo que han encontrado los investigadores es que la luz ultravioleta de estos secadores puede dañar el ADN de las células humanas. Se puso una placa con células bajo una de estas bombillas de rayos ultravioleta en dos sesiones de 20 minutos:
- Cuando se volvió a mirar la placa, entre un 20% y 30% de las células habían muerto.
- Cuando se repitió tres días seguidos, el 70% de células habían muerto.
Se trata del doble de tiempo que en una exposición real. Al hacerse la manicura, no se está más de diez minutos secándose las uñas. En este sentido, el experimento suponía un caso extremo. Lo que más preocupa a los científicos es que las células que habían sobrevivido a los rayos mostraban signos de daños en el ADN y mutaciones, lo que supone un riesgo de cáncer.
“Vimos varias cosas. Vimos que el ADN se daña y que parte de ese daño no se repara con el tiempo y lleva a mutaciones del ADN después de cada exposición al secador”, ha dicho el profesor Alexandrov.
El siguiente paso: más estudios
No es una evidencia de que estos secadores aumenten el riesgo de tener cáncer, pero sí es una señal de alerta. No queda claro cuántas veces habría que secarse las uñas con estos aparatos para que pueda haber riesgo.
El profesor Alexandrov es el primero en admitir que hacen falta estudios a más largo plazo para calibrar el riesgo real de los secadores de uñas.
Pese a los estudios previos que negaban la relación entre secadores y cáncer, “nosotros notamos una serie de informes en revistas médicas que explicaban casos de personas que se hacían manicura con frecuencia, como los concursantes de concursos, y que habían desarrollado cánceres en los dedos, muy raros”. De ahí el interés por investigarlo.
Utiliza los secadores de uñas menos veces
El problema ahora es que esos nuevos estudios que se necesitan no serán de un día para otro. "Es probable que estos estudios tarden al menos una década en completarse y darse a conocer al público", admiten en el estudio.
Por eso, otro de los autores, la ayudante postdoctoral Maria Zhivagui, fue más tajante. Remarcó en un artículo de la web de la Universidad de San Diego que ella había dejado de utilizar estos secadores: “En cuanto vi los efectos en las células con solo 20 minutos de exposición me quedé sorprendida”.
La profesora Zhivagui cree que el riesgo potencial supera los beneficios. Eso no quiere decir que haya que dejar de utilizar estos secadores. Solo ser conscientes de que no parecen tan inocuos y que no hay que abusar de este sistema.