Los niños también pueden sufrir un ictus

El ictus en niños suele diagnosticarse tarde porque se confunde con enfermedades como la epilepsia o la migraña, aumentando el riesgo de secuelas. Debe acudirse enseguida a urgencias si el niño presenta una parálisis o alteración del movimiento, la visión o el habla.

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Los niños también pueden sufrir un ictus
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Soledad López
Soledad López

Periodista especializada en salud y nutrición

El infarto cerebral o ictus se asocia a adultos pero los niños también pueden sufrirlo. Entre 2 y 13 de cada 100.000 menores entre un mes de vida y 18 años padecen un ictus.

Y en un 80% de los casos los niños afectados tienen secuelas neurológicas, lo que les obliga a pasar años haciendo rehabilitación para recuperar las capacidades perdidas.

En gran parte esto ocurre porque los síntomas del ictus en niños pueden ser confundidos fácilmente con otras enfermedades y el diagnóstico suele llegar tarde para aplicar con eficacia los dos únicos tratamientos que existen.

Un equipo de profesionales del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona ha administrado, por primera vez en Cataluña, un tratamiento para el ictus a un menor de 16 años y ha conseguido que recuperara la movilidad perdida.

En el ictus, el tiempo cuenta

En el ictus se obstruye el flujo sanguíneo del cerebro y actuar rápido es esencial para que no queden secuelas.

Desde el Hospital Sant Joan de Déu explican que el joven llegó al centro con una parálisis completa en la parte derecha de su cuerpo.

  • Recibió un tratamiento que consiste en la administración, por vía intravenosa, de una medicación (los llamados fármacos fibrinolítico) que tiene como objetivo disolver el coágulo y restablecer el flujo sanguíneo para conseguir que la lesión cerebral tenga el mínimo impacto posible.

Antes de administrar el tratamiento fibrinolítico, una neuropediatra realiza una exploración neurológica del paciente para ver qué grado de afectación tiene y evaluar si en su caso está indicado y establece cuál es la dosis que se le debe dar. También se le hace una prueba de neuroimagen de urgencia para confirmar el diagnóstico de ictus.

  • A los diez minutos de haber iniciado el tratamiento, el joven comenzó a recuperar la movilidad de la pierna y brazo derechos.

Si no hubiera recibido el tratamiento, advierte en el comunicado, probablemente habría quedado incapacitado de forma permanente. En la actualidad está totalmente recuperado y solo debe seguir controles.

tratamientos para el ictus

Actualmente, los tratamientos que permiten tratar el ictus y evitar sus secuelas son dos:

  • Tratamiento fibrinolítico intravenoso. Consiste en administrar fármacos fibrinolíticos vía intravenosa para disolver el coágulo que obstruyen el riego sanguíneo al cerebro. Es el tratamiento que se ha administrado al joven de 16 años.
  • Trombólisis intraarterial. Consiste en la introducción de un catéter en la arteria para disolver el coágulo. Se puede utilizar cuando el paciente lleva más horas de evolución (un máximo de entre 12 y 24 horas).

Desafortunadamente, en la mayoría de los casos pediátricos, cuando se diagnostica la enfermedad ya se ha superado este margen de tiempo y los niños ya han sufrido daños.

Por ello, el 80% de los niños presentan secuelas motoras, del lenguaje y/o neurocognitivas.

En algunos casos aparece epilepsia y problemas de conducta relacionados con el daño cerebral causado.

Muchos de ellos pasan años haciendo rehabilitación para tratar de recuperar las capacidades perdidas y en muchos casos no las recuperan del todo.

evitar el diagnóstico tardío en niños

El tratamiento fibrinolítico o trombolisis endovenosa que se ha aplicado con éxito en este caso hace tiempo que se utiliza en adultos. Sin embargo, en niños esta medicación para disolver los coágulos está poco estudiada.

La principal razón de que se haya usado poco en niños es que debe administrarse en el plazo de cuatro horas y media desde que el paciente presenta los primeros síntomas. Y en niños normalmente el diagnóstico del ictus suele hacerse tarde, insisten desde el hospital. Así lo explica la neuróloga pediátrica Verónica González:

  • "La mayoría de los ictus pediátricos presentan más horas de evolución cuando llegan al hospital y eso pasa porque, a diferencia de los adultos, en los niños los síntomas de un ictus pueden ser confundidos fácilmente con otras enfermedades como la epilepsia o las migrañas, y el diagnóstico llega más tarde".

Para evitar esta demora, los expertos aconsejan a las familias y médicos de primaria que deriven a lo niños al hospital enseguida que presenten una parálisis o alteración repentina del movimiento, la visión o del habla.

El ictus en cicfras

"Cualquier persona puede sufrir un ictus, desde bebés hasta ancianos. Se estima que, en todo el mundo, un 25% de la población está en riesgo de sufrir uno a lo largo de su vida", señala Dra. Mar Castellanos, Coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

El ictus es la segunda causa de muerte en todo el mundo y la primera causa de discapacidad. Estos son algunos datos de la SEN que invitan a la reflexión.

  • Unas 110.000 personas sufren un ictus en España cada año, de los cuales al menos un 15% fallecerán y un 30% tendrán dependencia funcional
  • En los próximos 20 años aumentará un 40% el número de casos.
  • Solo un 10% de la población española sabría definir correctamente qué es un ictus y solo un 50% sabría reconocer algún síntoma de esta enfermedad.
  • El ictus es una enfermedad tiempo-dependiente: cuanto más temprana sea su detección, el acceso a las pruebas y al tratamiento, mayor será la probabilidad de sobrevivir a esta enfermedad y mayor también la de superarlo sin secuelas importantes.