Caminar descalzo en casa o en espacios exteriores ayuda a mantener la musculatura de los pies, reduciendo el riesgo de molestias y lesiones.
Llegar a casa tras un duro día de trabajo y quitarse los zapatos es un gesto esperado por muchos. Nuestros pies, sin ellos, respiran y se liberan. Tal y como nos recuerda Juan Carlos Arroyo, vocal de Comunicación del Colegio Profesional de Podología de la Comunidad de Madrid (COPOMA), "nuestros pies están preparados para poder caminar sin calzado".
En cambio, "mucha gente piensa que el pie siempre tiene que ir calzado, y muchas veces lo vestimos de una manera inadecuada –matiza–. Esto puede provocar, incluso, que haya músculos que acaben no trabajando bien".
Caminar descalzo, ya sea en casa o en espacios exteriores, puede ayudarte a mantener la musculatura de los pies en perfecto estado, reduciendo el riesgo de molestias y lesiones.
Se anda de forma más natural
Una de las cosas que más se notan cuando se lleva un tiempo caminando descalzo es que la manera de andar, o incluso la postura corporal, pueden modificarse.
- "Generalmente el calzado tiene algo de talón detrás, y eso provoca que la musculatura posterior del cuerpo (los gemelos, los isquiotibiales...) se acorten un poquito, modificando nuestra forma de caminar y nuestra postura", aclara el podólogo.
"La altura del talón, aunque sea pequeña, provoca cambios en nuestra postura natural"
Al andar descalzos, en cambio, recuperamos una marcha más natural y la musculatura trabaja de otra forma, lo que ayuda a reforzar y mantener activos un mayor número de músculos, tendones y ligamentos muy importantes en la biomecánica del pie.
En los niños es especialmente recomendable
Si los adultos se benefician de dejar el pie libre al andar, en los niños hacerlo es aún más importante: un pie que está creciendo necesita libertad y movimiento.
- "Caminar descalzos durante los primeros años de vida es muy importante para que los niños desarrollen un patrón de marcha correcto", advierte el podólogo, que recomienda que vayan sin calzado por casa. "Como mucho, pueden llevar un calcetín antideslizante, para evitar un posible resbalón", matiza.
Lo mejor: hacerlo en casa u otros entornos seguros
Pero tampoco hay que olvidar que el calzado ejerce una útil función de protección que evita lesiones, heridas e infecciones. Por eso, lo ideal si quieres empezar a andar descalzo es hacerlo en casa o en otros entornos seguros, como la playa o un jardín con césped.
Si prefieres pasear por la playa, procura elegirlas de arena fina. No suele ser cómodo hacerlo por las de piedras, o las que tienen muchos restos de conchas, "que pueden acabar clavándose en el pie y generar heridas", advierte el vocal del COPOMA. Aprovecha también para caminar por la orilla y te beneficiarás del efecto masaje del agua del mar.
Andar sobre un césped bajito también es muy gratificante a nivel sensorial. Si tu casa tiene jardín, o conoces una zona privada en la que poder caminar sobre él, puede ser otra estupenda opción.
El calzado bajo y el barefoot, opciones intermedias
Si quieres incorporar esta forma de caminar a tu vida diaria, o incluso si quieres salir a correr como si fueras descalzo, existen varias opciones que pueden ayudarte a lograrlo.
- Unas deportivas con drop bajo. El drop es la diferencia entre la altura del talón y la parte delantera del calzado. En el mercado pueden encontrarse deportivas con un drop alto (de más de 6 mm) o un drop bajo (de 6 mm a 0)."Muchos deportistas, sobre todo debido a lesiones previas, utilizan un drop bajo porque la forma de correr con este tipo de calzado se acaba asemejando mucho a hacerlo descalzos", nos explica Montero.
- Un calzado barefoot. Conocido también como calzado minimalista, está diseñado para que los pies vayan protegidos pero se muevan de la forma más parecida posible a cómo lo harían si fuéramos descalzos. Son zapatos muy ligeros y sin amortiguación.
Eso sí, antes de decidirte por cualquiera de estas opciones, el experto aconseja que lo consultes previamente con tu podólogo, que estudiará la biomecánica particular de tu marcha y te asesorará respecto al calzado que mejor se adapta a ella.
"También es importante plantearse por qué se quiere cambiar: no es lo mismo hacerlo por una cuestión estética, simplemente porque nos ha gustado mucho el diseño de una zapatilla, que porque se quiere optar por esta opción para entrenar o para caminar", concluye Juan Carlos Arroyo.