7 consejos para prevenir la incontinencia tengas la edad que tengas

Al contrario de lo que se piensa, la incontinencia urinaria no es solo un problema de ancianos y mamás de parto reciente, aunque sean los más afectados. Hay varios tipos de incontinencia y varias soluciones. Y también algunos consejos para evitar o retrasar lo más posible su aparición.

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7 consejos para evitar la incontinencia tengas la edad que tengas
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La incontinencia no suele ser un problema grave, pero sí supone una afectación significativa de la calidad de vida pero hay soluciones eficaces para resolver y prevenir.

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

La incontinencia urinaria afecta a todos los grupos de edad, aunque sí es cierto que con los años aumenta el número de personas afectadas. Es un problema que se calla por un cierto pudor y vergüenza, y que está muy extendido.

En España hay más de seis millones de personas que padecen incontinencia. Con un claro predominio de las mujeres: hasta el 24% de ellas lo sufre o lo ha sufrido, frente al 7% de los hombres, según un informe de TK Home Solutions.

  • En los mayores de 60 años, estas cifras aumentan hasta suponer el 30% de los hombres y el 50% de las mujeres.

Pese a que no suele ser un problema grave, si supone una afectación significativa de la calidad de vida. Por ello, no hay que darlo como una sentencia inapelable.

Qué hacer para evitar la incontinencia

Hay algunas medidas que se han comprobado eficaces para prevenir, reducir o sobrellevar las pérdidas involuntarias de orina.

1. Evitar el sedentarismo: el consejo de oro para una vida saludable también es importante aquí. Hay que caminar y hacer ejercicio en la medida de lo posible e intentar no permanecer mucho tiempo seguido sentados.

2. Cuidar la dieta: hay una serie de ingredientes que resultan irritantes para la vejiga: el alcohol, los picantes, la cafeína, los cítricos y las bebidas con gas. Tómalos con moderación y dentro de una dieta sana y variada.

3. No fumar: otro clásico de la salud. En este caso además es importante porque evitarás la tos, que puede provocar pérdidas, y el mucho más serio cáncer de vejiga.

4. Mantener el peso adecuado: la obesidad puede ser causa de incontinencia y también dar lugar a una enfermedad asociada, la diabetes, otro desencadenante de la incontinencia.

5. Evitar el estreñimiento: comprime tu vejiga y puede ser otro elemento que favorezca las pérdidas. Por tanto, acuérdate de incluir fibra en la dieta e intentar ser regular en tus deposiciones.

6. Elige bien el deporte: un estudio científico relaciona el CrossFit, tan de moda, con mayor riesgo de pérdidas. Tampoco conviene el pádel y otros deportes que supongan hacer movimientos repetitivos que impliquen presión abdominal o dar saltos.

  • Aprovecha el verano para practicar natación, muy adecuado, al igual que el yoga o pilates.

7. Fortalece el suelo pélvico. Ahí radica una buena parte de la incontinencia urinaria femenina. Una manera eficaz de reforzar la zona es con los ejercicios de Kegel. Otras opciones son utilizar bolas chinas, que introducidas en la vagina pueden fortalecerlo. Pero requieren paciencia y constancia, pues tardan varios meses en conseguir resultados.

Consejos para reducir el problema

  • Elegir bien la ropa: existe ropa interior adecuada para personas con incontinencia; hay productos muy bien diseñados y cómodos tanto para hombres como para mujeres que no se notan, mantienen la piel seca y eliminan el olor.

Marcarse pautas, como ponerse unos horarios de ir al lavabo, puede ayudar en algunos casos

  • Buscar soluciones en el hogar: algunas pérdidas se deben a la lentitud en llegar al baño por limitaciones físicas, como artrosis, o arquitectónicas, como tener que subir escaleras. Reorganizar en lo posible para que el baño esté cerca. O poner un salvaescaleras.
  • Entrenamiento conductual: algunas terapias para programar las visitas al baño funcionan con el fin de ayudar al control. Por ejemplo, se pone una alarma en el móvil que nos avise cada hora. En ese momento iremos al lavabo. En días sucesivos iremos alargando los intervalos poco a poco.

O se procura retrasar la micción cuando se tienen ganas: al principio solo 10 minutos, después se va prolongando hasta poder aguantar dos horas. Otra práctica, dependiendo del caso, es orinar dos veces seguidas: terminar, esperar unos minutos y volverlo a intentar. El médico o el terapeuta podrán orientar en estas prácticas.

Claves para entender por qué pasa

Los riñones producen la orina, que es un desecho y un exceso de agua. Desde los riñones, la orina viaja hacia la vejiga por dos tubos llamados uréteres y allí se almacena hasta que sentimos ganas de expulsarla.

En una vejiga normal caben unos 180 centímetros cúbicos de orina, el equivalente a un vaso de los de agua sin llenar hasta el borde. La orina puede permanecer ahí de dos a cinco horas, momento en que habrá que darle salida. Lo que hacemos entre 4 y 8 veces al día.

Este proceso falla cuando los músculos se relajan sin previo aviso y la orina se escapa. Puede ser excepcional, por temporada o un problema crónico. Los factores de riesgo son múltiples.

Por ejemplo, la mujer se ve más afectada por su propia anatomía, y más en tras el parto o en la menopausia. La edad hace que los músculos de la vejiga se deterioren, como pasa con otros músculos del cuerpo. También la genética puede ser causa.

Los cuatro tipos de incontinencia

Hay numerosas causas y también varios tipos de pérdidas de orina involuntaria. Estos cuatro son los más habituales:

  • Incontinencia urinaria de esfuerzo. Es el típico escape que se produce cuando uno tose, estornuda, se ríe o realiza esfuerzos, como cargar pesos o hacer ejercicio. Se da más en mujeres jóvenes y de mediana edad.
  • Incontinencia imperiosa o de urgencia. El afectado nota una necesidad urgente de ir al baño, pero no le da tiempo a llegar. Suele acompañar otras enfermedades o trastornos, algunos también asociados a la edad. Medicamentos, como diuréticos o antihistamínicos pueden influir.
  • Incontinencia por rebosamiento. La vejiga siempre se siente llena porque no llega a vaciarse con la micción, lo que produce un goteo posterior. Ocurre a menudo en hombres que tienen una próstata tan agrandada que bloquea la uretra.
  • Incontinencia funcional. Algunas personas mayores, aunque controlan la micción, no se mueven con la rapidez necesaria para ir al baño o no pueden levantarse por la noche. Es más una cuestión de movilidad.