5 beneficios de las hierbas aromáticas que debes tener en la cocina

Las hierbas culinarias no solo dan sabor sin tener que recurrir a la sal; también ayudan a superar resfriados o mejorar digestiones. Aprovecha sus beneficios y añádelas a tus mejores platos.

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Tomillo
Sara Mansa nutricionista
Sara Mansa

Dietista y nutricionista

Cocinar con hierbas aromáticas tiene innumerables ventajas. De entrada, aumentan el sabor de alimentos que tienen un gusto más suave sin necesidad de añadir sal o aditivos perjudiciales para la salud, como por ejemplo el glutamato monosódico.

  • Algunas facilitan la digestión de comidas grasas o pesadas; otras incluso tienen propiedades antisépticas (actúan como antibióticos naturales) y alargan la conservación de los alimentos, ya que dificultan que los microorganismos se multipliquen.

Como verás a continuación, se clasifican en cinco grandes grupos según los beneficios que nos aportan. Pero, antes, toma nota de cómo conservarlas:

  • Si son frescas. Corta un poco el tallo y ponlas en un vaso con agua en la puerta de la nevera. O guárdalas “en bocadillo” entre dos hojas de papel de cocina humedecidas.
  • Si son secas secas. Guárdalas en un lugar seco, fresco y alejado de la luz solar, que puede oxidarlas. Si empiezan a oler a rancio o se oscurecen, quizá se estén echando a perder.
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Cilantro

1 | 5 Digestivas

Te interesan si tienes algún problema en el aparato digestivo: náuseas, diarreas, reflujo, eructos, etc. El cilantro es una de ellas; puedes usarlo en salsas, guisos de carne, guacamole, sopas y legumbres. Es interesante utilizarlo bien picado en ensaladas o en empedrados de legumbres.

  • El orégano también está en este grupo. Es una hierba antioxidante que combate el mal aliento y se ha utilizado tradicionalmente para prevenir catarros e infecciones de las vías respiratorias. Tiene un sabor intenso y es adecuada para hacer salsas, marinar pescados o aliñar ensaladas.
Tomillo

2 | 5 Diuréticas

Este grupo de hierbas están indicadas para personas con problemas relacionados con el riñón o las vías urinarias, ya que favorecen la producción de orina. Entre las más conocidas está el tomillo, que, además, facilita la digestión, calma procesos inflamatorios y aporta beneficios en problemas hepáticos.

  • Empléalo fresco o seco para aromatizar tus platos: carne de caza, carnes a la barbacoa, patatas, escabeches y también para acompañar algunos quesos.
Hinojo

3 | 5 Carminativas

Con ellas es más fácil expulsar los gases intestinales evitando cólicos y disconfort digestivo. El hinojo es el gran aliado para ello y, además, es estimulante y diurético. Brilla en pescados, sopas y ensaladas. 

  • Otra interesante es el perejil, un excelente antioxidante por su alto contenido en vitamina C, también estimula los jugos gástricos y ayuda a la producción de saliva. ¡Y puedes tenerlo congelado hasta 6 meses!
Anís estrellado

4 | 5 Expectorantes

Son las hierbas que te ayudan a expulsar la mucosidad acumulada en los pulmones y las vías respiratorias. En este grupo destaca el anís estrellado, que a su vez tiene propiedades contra los cólicos y los problemas digestivos.

  • Añádelo a sopas, guisos y salsas. Es un ingrediente habitual en repostería por su sabor dulzón.
Romero

5 | 5 Antiinflamatorias

Estas hierbas son las que ayudan en procesos inflamatorios e infecciones. Destaca el romero, que también mejora afecciones digestivas y hepáticas. Es mejor elegirlo seco; fresco tiene un sabor ligeramente amargo. Por sus propiedades astringentes, úsalo si tu comida tiene más grasa de la cuenta. 

  • Acuérdate de la salvia (que nunca debe tomarse en el embarazo). Además de este poder antiinflamatorio, es digestiva y cicatrizante.

Potencia sus virtudes

Usarlas bien es tan importante como conocer sus beneficios. Estas son las cinco claves para sacarles todo el partido:

  1. No mezcles dos hierbas muy fuertes. Taparás las características de una de las dos y puedes llegar a crear sabores desagradables.
  2. Pica las frescas en el último instante. Apreciarás mucho más tanto su aroma como su sabor, que se libera al romperse sus células vegetales.
  3. Añádelas con el fuego apagado. O al final de la cocción. Si lo haces al inicio, corres el riesgo de que se oxiden, se vuelvan amargas y pierdan sabor.
  4. No te excedas con las secas. Su sabor está mucho más concentrado que el de las frescas, por lo tanto, ten cuidado con añadir más de la cuenta.
  5. Elabora aceites y vinagres. Incorpora algunos tallos y hojas frescas y guárdalos en un recipiente bien hermético. Protégelos de la luz y del calor.