Todas las frutas que te presentamos en este artículo te convienen muy especialmente y son muy adecuadas para incluirlas en tu día a día. Para calcular su valor calórico hemos valorado la cantidad que se suele tomar de postre o como tentempié: una rodaja, una pieza mediana o varias pequeñas...
Existen varios motivos por los que los azúcares que contienen las frutas frescas, principalmente fructosa y glucosa, no afectan a tu peso de forma negativa:
1. Porque tiene fibra
- Ralentiza la absorción de los azúcares en el intestino. Así evitas subidas bruscas en los niveles de glucosa sanguínea y el páncreas no se ve forzado a segregar más insulina (con el riesgo de desarrollar resistencia a esta hormona y diabetes tipo 2).
- Además, la absorción pausada de los azúcares da tiempo al hígado para metabolizarlos bien.
- La fibra combate el estreñimiento y contribuye a mantener en buen estado la flora bacteriana, porque se comporta como prebiótico ("alimento" para la flora).
2. También contiene mucha agua
- Por este motivo, las frutas no suelen ser muy calóricas, pese a contener azúcares como la fructosa y la glucosa.
- Esta riqueza en agua también hace que sean alimentos especialmente hidratantes y refrescantes.
- Ten en cuenta que es un agua "mineralizada" de alta calidad biológica, filtrada por la planta y no por una instalación potabilizadora.
Con piel... o sin ella
Siempre que puedas tómala con piel, ya que en ella se encuentra la mayor cantidadde fibra y ciertas vitaminas. Pero como también es ahí donde se acumulan pesticidas y contaminantes, cómprala ecológica o lávala muy bien, y sin trocear, con agua fría.
En caso de diabetes...
No la dejes. Un estudio publicado en el British Medical Journal ha comprobado que tomar frutas ricas en fibra y antioxidantes ayuda a reducir el riesgo de diabetes tipo 2.
Y quienes ya la tienen no deben dejar de tomarla, sino distribuir las 3 piezas diarias recomendadas según su caso para evitar subidas de glucosa.