El molusco contagioso es una infección producida por un virus que, aunque es más frecuente en niños, puede presentarse a cualquier edad.
Normalmente, se presenta como un granito blanquecino con el centro ligeramente deprimido, sin picor. Lo más importante es su alta contagiosidad. Al rascar las lesiones se puede transmitir y en pocos días aumentar en número por toda la superficie corporal.
Las modalidades de tratamiento son:
- Curetaje: extracción de los granitos. Muchos dermatólogos lo recomiendan por sus rápidos resultados. La aplicación de un anestésico tópico reduce las molestias.
- Crioterapia a intervalos de 2-3 semanas.
- Sustancias tópicas (hidróxido de potasio, retinoides) de uso domiciliario.
- Cantaridina: que requiere un uso cuidadoso por su acción vesicante.
- Imiquimod: fármaco de uso tópico con efectos inmunológicos.
- Cidofovir: antivírico útil en algunos pacientes inmunodeprimidos.
No se dispone de evidencia científica suficiente que demuestre la superioridad de un tratamiento frente a otro. Y, en un tercio de los pacientes, los moluscos reaparecen.