Identifican el momento en que se pierde la consciencia durante la anestesia

Saber con precisión cuando la anestesia hace que una parte de nuestro cerebro "se desconecte" del resto del cuerpo es un paso importante para que este procedimiento sea aún más preciso y se reduzca el riesgo de administrar más de la necesaria.

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Eva Mimbrero
Eva Mimbrero

Periodista especializada en salud

Identifican el momento en que se pierde la consciencia durante la anestesia
iStock by Getty Images

Sin duda, en lo que a intervenciones quirúrgicas se refiere, hubo un antes y un después tras el descubrimiento de la anestesia.

Aunque se sabe que los médicos utilizaban ciertas sustancias sedantes desde la Antigua Grecia, fue a finales del siglo XIX cuando se descubrió la anestesia general como tal. Desde entonces, este procedimiento ha evolucionado enormemente.

  • Ahora contamos con un abanico de sustancias anestésicas mucho más amplio (en los inicios se usaban, únicamente, éter y cloroformo), y tanto la dosis como la duración de sus efectos son mucho más conocidas y están mucho más controladas.

Pero este procedimiento tiene, aún, margen de mejora. Y una de las cosas que puede facilitar que la anestesia general sea más precisa es conocer el momento exacto en que la persona pierde el conocimiento.

  • Un equipo del Hospital del Mar ha podido determinarlo utilizando la resonancia magnética y el electroencefalograma de forma combinada, en una investigación que publica la revista científica Sleep.

Qué han mostrado las pruebas de imagen

Los autores del informe administraron un anestésico general (propofol) a 21 voluntarios sanos. Mientras se les inyectaba el fármaco, los participantes tenían que apretar un sensor cada dos segundos.

  • Los investigadores vieron gracias a las imágenes obtenidas por resonancia magnética que, justo en el momento en que los participantes dejaban de apretar el sensor (es decir, cuando perdían la consciencia), ciertas zonas del cerebro dejaban de estar sincronizadas.
  • En concreto, se producía una pérdida de conexión entre la corteza cerebral (encargada de las funciones ejecutivas del cerebro), y el tronco cerebral (que lleva la información del cerebro a la médula espinal y viceversa).

Este descubrimiento supone un paso adelante para fijar el momento en que la anestesia comienza a ser eficaz.

  • "Hasta ahora disponíamos de aparatos que nos ayudan a identificar de forma aproximada cuándo el paciente está inconsciente, pero no el momento exacto en que pierde la consciencia", afirma Juan L. Fernández Candil, médico adjunto del Servicio de Anestesiología del Hospital del Mar y uno de los autores del estudio.

menos riesgo de usar más anestesia de la cuenta

Desconocer el momento justo en que la persona pasa a estar inconsciente puede llevar, en algunos casos, a administrar más anestesia de la que se necesita.

  • "Siempre ha costado calibrar la situación del paciente, con el riesgo de sobredosificación", apunta el doctor Lluís Gallart, jefe de sección del Servicio de Anestesiología del hospital y autor, también, del trabajo.

Los autores afirman que es la primera vez que se identifica el momento justo en que se pierde la consciencia

  • En cambio, "si tienes un monitor que te permite ajustar la dosis de fármacos para saber si el paciente está consciente o inconsciente, se limita la sobredosificación y los posibles efectos secundarios de los fármacos anestésicos", expone este especialista.
  • Los principales efectos de un exceso de anestesia son la aparición de delirios y también de cierta confusión y deterioro cognitivo al despertarse.

Adaptarlo a los quirófanos, el próximo paso

Una vez descubierta la forma en la que se puede identificar el momento en que el paciente "se queda dormido", para que el hallazgo sea realmente práctico el siguiente paso es poder trasladarlo a los quirófanos.

Es aquí donde los datos obtenidos mediante los electroencefalogramas (que se realizaron al mismo tiempo que las resonancias) juega un papel fundamental. El doctor Fernández Candil explica por qué:

  • "No podemos poner una resonancia magnética en cada quirófano, pero sí que podríamos disponer de un aparato que nos permita hacer un seguimiento del electroencefalograma del paciente".
  • Así, "si correlacionamos lo que ha pasado durante el estudio (cuando el paciente deja de apretar con las manos) y la neuroimagen con los datos del electroencefalograma de los voluntarios, tendríamos una herramienta válida para saber en qué momento el paciente pierde la consciencia".
  • "Esto nos ayudaría a dosificar mucho mejor los fármacos, a mejorar la seguridad del procedimiento y a tener más garantías de que el paciente está totalmente inconsciente durante la intervención quirúrgica", concluye el investigador del Hospital del Mar.