La desviación del tabique (o septo nasal) es una de las causas más comunes de obstrucción nasal y un problema frecuente entre la población general, que varía del 22 % en recién nacidos al 90 % en adultos.
A veces, un tabique desviado, aparte de producir mala respiración nasal, puede provocar hemorragias nasales repetidas. Y si el bloqueo es grave, puede forzar la respiración bucal por la noche, lo que puede empeorar los trastornos del sueño. Un golpe también puede hacer que el tabique se desvíe o se tuerza.
- De todos modos, incluso personas con crecimiento normal y sin ningún antecedente de lesiones, traumatismos o fracturas nasales, pueden tener un tabique desviado.
La obstrucción también puede estar causada por un problema en los cornetes, unas estructuras formadas por hueso esponjoso cubiertas de una delgada y delicada mucosa nasal cuya función es filtrar, calentar y humidificar el aire antes de que llegue a los pulmones. Cuando estos cornetes se convierten en masas obstructivas que dificultan la respiración, reducir su tamaño ayuda a ganar más respiración y calidad de vida.
¿Cómo se opera un tabique nasal desviado? Es una cirugía rápida (la llamamos septoplastia) con un ingreso de corta estancia, es decir, el paciente puede irse a casa el mismo día. Actualmente, este procedimiento no es doloroso.
Tras la intervención se colocan unos tapones que se retiran a las 24-48 horas, aunque si la persona sufre ansiedad o claustrofobia intentamos evitarlo y optamos por una sutura directa del tabique nasal; de esta forma no es necesario el taponamiento.
- Se deben hacer lavados nasales los primeros días y acudir al otorrino para realizar las curas apropiadas.
El tiempo de recuperación total es aproximadamente de unos 7-10 días en los que se pueden tener molestias, generalmente relacionadas con la congestión nasal y no con el dolor. Otros efectos secundarios son picazón o entumecimiento. No hay hematomas o hinchazón de la cara o la nariz externa.
La actividad debe ser limitada la primera semana. Es bueno caminar por casa con tranquilidad, pero hay que evitar doblarse por la cintura o levantar objetos pesados, bebés, niños pequeños o mascotas; el esfuerzo excesivo puede provocar un sangrado.
También es importante no fumar y evitar los ambientes cargados de humo de cigarrillo, ya que este puede irritar el tejido nasal y retrasar la curación.
- Dos días después de la cirugía el paciente ya se puede duchar y lavarse la cara con un jabón suave o con un paño limpio.
Se recomienta reanudar lentamente la actividad a partir de la segunda semana después de la cirugía, pero siempre escuchando al cuerpo y sin exagerar. No hay que ir con prisas. A partir de las 5-6 semanas, gradualmente, se puede ir recuperando la vida habitual.
Si con este procedimiento no se soluciona la obstrucción, el especialista valorará hacer la cirugía de cornetes, incluso en ocasiones se opta por ella sin tocar el tabique: el experto lo valora mediante una endoscopia.
En cualquier caso, una cirugía meticulosa del tabique y ambos cornetes, con radiofrecuencia o láser y en manos de un cirujano experto, es la solución definitiva para mejorar la respiración nasal.