Hay enfermedades que pueden afectar tanto a hombres como a mujeres, pero que por determinadas circunstancias se observan mucho más en uno u otro sexo. Es lo que pasa con la fibromatosis plantar, también conocida como enfermedad de Ledderhose.
Aunque es una enfermedad poco conocida a nivel social, no es una patología tan rara en las consultas de los podólogos. Por proporción, afecta diez veces más a los hombres que a las mujeres.
Qué es la enfermedad de Ledderhose
La enfermedad de Ledderhose se caracteriza por la aparición de tumores benignos en la planta del pie. Puede ser en un solo pie o, como ocurre en el 50% de los casos, la enfermedad aparece en los dos pies.
Los bultos aparecen en la planta del pie y a medida que crecen provocan dolor hasta el punto que impiden caminar
“Su crecimiento es lento y estos bultos se hacen más evidentes cuando se estira el dedo gordo hacia arriba”, explica el Jorge Escoto, miembro de la junta directiva del Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana.
Los tumores son duros, pueden ser redondos o aplanados. Crecen hasta tener uno o dos centímetros. En un primer momento pueden pasar desapercibidos, y empezar a causar dolor al caminar o cuando van creciendo.
Qué síntomas provoca
El dolor se convierte en el principal problema. En algunos casos hace que a la persona le cueste caminar.
En casos extremos los dedos de los pies se pueden encorvar hacia dentro. Puede llegar a hacer que no podamos enderezar los dedos nuevamente y dificulta aún más el movimiento.
Puede acabar tensando los ligamentos de la planta del pie y predisponer para sufrir otra patología, la fascitis plantar.
También la falta de movilidad, ese sedentarismo obligado, puede ser otra complicación que vaya agravando o provocando la aparición de otros problemas. Por eso, no debemos dejar de prestar atención a los pies.
Causas de la enfermedad de Ledderhose
“Las causas que la originan son todavía desconocidas, pero sí sabemos que existen factores de riesgo que predisponen a padecerla”, explica Jorge Escoto. Estas factores de riesgo son:
- La inmovilización prolongada del pie.
- Pequeños golpes o microtraumatismos.
- La diabetes.
- El abuso de alcohol o de nicotina (tabaquismo).
- La insuficiencia hepática.
- Los trastornos autoinmunes, enfermedades relacionadas con nuestras defensas.
También se ha relacionada con otras patologías de fibromatosis (deformaciones). Por ejemplo, la enfermedad de Peyronie (o pene torcido), que coincide en el 4% de pacientes. O la contractura de Dupuytren, que afecta a las manos y que se ha llegado a ver hasta en más del 10% de casos. También se ha relacionado con casos de epilepsia.
Por qué afecta más a los hombres
Esta enfermedad plantar afecta principalmente a personas de mediana edad o ancianos. Se calcula que en las personas más mayores hasta un 25% podrían desarrollar la enfermedad de Ledderhose.
Al no conocerse el motivo exacto que la provoca, tampoco se saben todas las causas por las que hay mucha más incidencia en varones.
"De todas formas, aunque la causa de la enfermedad es desconocida por el momento, se da más en los hombres porque los factores de riesgo se dan más en ellos también", puntualiza Jorge Escoto.
Cómo se diagnostica la enfermedad
- Para el diagnóstico de esta patología a veces basta con una simple exploración física. Una mera revisión de las lesiones es suficiente.
- En otros casos se necesitan ecografías o resonancia magnética. Ayudarán a confirmar el diagnóstico y la evolución y extensión de enfermedad.
- La confirmación definitiva se hace mediante una biopsia. Se estudia en el microscopio las células afectadas.
Cuál es el tratamiento más adecuado
En los más leves, las recomendaciones de los podólogos van a individualizarse, según las características de cada caso. No hay un tratamiento único que se haya mostrado eficaz en todos los casos. Los tratamientos habituales son:
- Estiramientos y masajes. El masaje intenso ayuda a reducir los nódulos y alivian las molestias.
- Plantillas personalizadas (ortesis plantares a medida). Son plantillas que se fabrican de manera personalizada y acorde al pie del paciente y que favorecerán el reparto de las presiones fuera del bulto.
- Infiltraciones con corticoides o con enzimas proteolíticas. Se hacen mensualmente o incluso menos frecuentes. Disminuyen los nódulos en algunos casos.
- La aplicación de ondas de choque para ablandar los fibromas plantares, aunque suele ser efectivo en pocos casos.
Además, es una enfermedad que tiene un alto índice recidiva; es decir, que puede reaparecer fácilmente pese a que se haya conseguido reducir los nódulos.
Cuándo se recomienda la cirugía
En los casos más graves, en los que ha quedado limitada la movilidad del paciente, los podólogos pueden aconsejar la intervención quirúrgica.
Hay tres tipos de operaciones, según lo que abarca de la zona plantar: la local, la amplia y la completa. Pese a que se pueda extraer todo el tumor, tampoco en estos casos se consigue evitar que vuelva a aparecer con frecuencia.
Cuando ha habido varias operaciones sin que se frene la enfermedad, se puede recurrir a la radioterapia. Puede reducir e incluso disolver los nódulos más pequeños.
Una de las mayores preocupaciones de las asociaciones profesionales es el intrusismo; es decir ser tratados por supuestos profesionales que no tienen la formación universitaria que esta rama sanitaria exige. El hecho de que no sean considerados oficialmente como médicos favorece la aparición de especialistas sin la titulación correspondiente.
Para asegurarse, el podólogo Jorge Escoto recuerda que “es recomendable pedir el número de colegiación en la clínica sanitaria”.