Problemas de próstata de los que hay que estar pendiente

La revisión anual de la próstata es imprescindible. Lejos de falsos mitos, la visita al urólogo no es tan desagradable y puede evitar que el cáncer de próstata sea hoy el más extendido entre adultos. Una simple revisión anual puede salvar muchas vidas.

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Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Uno de cada siete hombres va a padecer cáncer de próstata, una cifra similar a la de cáncer de mama. Sin embargo, la percepción es muy diferente. Mientras en el cáncer de mama las revisiones son generalizadas y el tratamiento personalizado y muy efectivo, en el caso de los hombres parece que, ellos mismos, no le dan la misma importancia.

“Hay una clara falta de sensibilidad social –reconoce el Dr. Álvaro Juárez Soto, coordinador nacional del grupo oncológico de la Asociación Española de Urología–. El hecho de que el cáncer de próstata se asocie con la pérdida de orina e impotencia sexual hace que se oculte y parezca una enfermedad fantasma”.

Asociarlo con la impotencia y las pérdidas de orina hace que se oculte

Si se hiciera una visita anual en el urólogo a partir de los 50 años, sin duda la afectación y los problemas serían muy inferiores. “Es el cáncer más extendido entre los hombres y sólo las revisiones periódicas pueden detectarlo”, añade el Dr. Juárez. Hay mucho desconocimiento y de ahí que se haya instaurado el 15 de septiembre como el Día Europeo de la Salud Prostática.

Hay que tener en cuenta que según los datos, cerca del 90% de los tumores de próstata se diagnostican en una revisión urológica ordinaria.

¿Qué es la próstata y qué le puede pasar?

La próstata es un pequeño órgano del tamaño de una nuez situado justo debajo de la vejiga y que solo lo tienen los hombres. Cumple una función reproductora, puesto que produce el líquido seminal que protege y alimenta los espermatozoides. También es crucial en la función urinaria, dado que la uretra, el conducto por el que se transporta la orina a través del pene, pasa por la próstata.

El problema principal que presenta es que a partir de los 40 años empieza a crecer y con los años dar lugar a tres tipos de problemas diferentes:

  • Prostatitis: es una inflamación puntual de la próstata, habitualmente por una infección bacteriana. Es muy frecuente y afecta casi a la mitad de los hombres en algún momento de su vida. Se resuelve sin problemas.
  • Hiperplasia Benigna de Próstata (HBP): es un crecimiento demasiado rápido de la próstata, que hace que se comprima el conducto de la orina y es el principal responsable de los problemas para orinar en hombres mayores de 50 años
  • Cáncer: es un crecimiento por células malignas. Pese a su crecimiento lento es el tercer cáncer más mortal, tras el de pulmón y digestivo. Y eso que muchos podrían detectarse a tiempo, pero sólo en una revisión, puesto que en ocho de cada nueve casos no de síntomas hasta que ya está avanzado. La hiperplasia, suele ser la antesala del cáncer.

¿Cómo se puede proteger la próstata?

  • Controlar el consumo de alcohol.
  • Vaciar la vejiga frecuentemente durante el día y, sobre todo, antes de ir a dormir.
  • Evitar el sedentarismo.
  • Eyacular con frecuencia. Algunos estudios recientes sugieren que los hombres que eyaculan 21 veces al mes tienen menos riesgo de padecen cáncer urológico que los que eyaculan 4 o 5.

Una dieta saludable

El cáncer es más frecuente en varones con una dieta rica en grasas saturadas. Por eso es fundamental cuidar la alimentación, evitando el estreñimiento y las comidas flatulentas.

  • Reduce el azúcar. Las células tumorales necesitan un aporte energético para crecer, especialmente en forma de azúcares de absorción rápida.
  • Menos carne roja. Es rica en grasas saturadas y su poder proinflamatorio es alto.

La mala alimentación afecta a la salud de este órgano

  • Aumenta el aporte de vitamina C y E. La primera tiene una acción reguladora del sistema inmunitario. La vitamina E es antioxidante y clave en la regulación de las hormonas sexuales; está presente en germen de trigo, nueces y cacahuetes, por ejemplo.
  • Pepitas o aceite de calabaza. Son antiinflamatorios y facilitan la micción. Previenen y reducen la hiperplasia benigna.

Los falsos mitos del tacto rectal

Los mayores de 50 años deben acudir periódicamente al urólogo, especialmente si un padre o hermano ya ha tenido cáncer de próstata , puesto que tienen tres veces más riesgo.

El Dr. Fernando Gómez Sancha, director del Instituto de Cirugía Urológica Avanzada, es tajante: “La detección precoz es la única arma contra el cáncer de próstata cuando aún es curable. No acudir al urólogo por si me hacen un tacto rectal es una grave actitud en la que se pone en riesgo la salud”. El Dr. Gómez recuerda la famosa frase mencionada una y mil veces en las facultades de medicina: “más vale meter el dedo que meter la pata”.

La detección precoz es la única arma contra el cáncer cuando aún es curable

Además, existe mucha desinformación respecto al tacto rectal. En primer lugar, no siempre es necesario. Primero se hará un análisis de sangre, para detectar los niveles de un elemento, el antígeno prostático específico (PSA), que puede dar pistas de si hay cáncer.

Y cuando hay que hacerlo,“tampoco resulta especialmente molesto, además de ser bastante rápido”, añade el Dr. Gómez. El único síntoma de algunos cánceres es el endurecimiento de la próstata y por tanto, si no se hace el tacto es posible que no se detecte.

Síntomas que hay que vigilar

No todos son síntomas de cáncer, puesto que puede deberse a un crecimiento de la próstata benigno, pero la visita al especialista se hace obligada para que lo aclare.

  • Problemas al orinar: puede ser dificultad para comenzar, menos fuerza en el chorro de la orina o continuo goteo al acabar y sensación de acabado incompleto.
  • Sangre en la orina o el semen.
  • Dolor al orinar o en la eyaculación.
  • Molestias en la cadera o en la parte baja de la espalda que no desaparece con el tiempo
  • Pérdida de apetito y de peso.

Avances en el tratamiento del cáncer

La comprobación definitiva de que se trata de un cáncer es mediante una biopsia. Una pequeño pinchazo que se hace normalmente con anestesia local y que no produce mayores problemas. Además, “hasta ahora se hacía a ciegas, puesto que no se podía ver la próstata y se cogían muestras aleatorias, pero ahora gracias a un aparato de resonancia se puede guiar la aguja hacia la zona que queramos”, explica el Dr. Juárez.

En caso de confirmarse el diagnóstico, se le da al paciente un folleto con los tratamientos para que estudie con el especialista el que más le conviene con sus pros y contras. Los más comunes son:

  • Cirugía: es la extracción de la parte afectada de la próstata. Se ha avanzado mucho gracias al uso de la laparoscopia que la hace menos invasiva.
  • Radioterapia: radiaciones a alta potencia que matan las células malignas. El problema es que también puede afectar a otras zonas.

Cogido a tiempo, el paciente se recupera y puede volver a hacer una vida normal sin pérdidas de orina y volver a tener una vida sexual plena.