Tener o haber superado el cáncer de mama no tiene por qué ser un obstáculo para dar el pecho.
La lactancia disminuye el riesgo de cáncer
Hoy sabemos que un primer embarazo antes de los 24 años y amamantar durante seis o más meses disminuyen de manera discreta aunque significativa el riesgo de sufrir cáncer de mama, algo más en un pequeño grupo de mujeres con alteraciones genéticas que las predisponen a un altísimo riesgo de padecerlo.
Por otra parte, existen indicios que apuntan, sin que estos datos se puedan considerar totalmente concluyentes, a una disminución del riesgo de cáncer de mama en mujeres que fueron alimentadas con leche materna por sus madres.
Tampoco son totalmente concluyentes los que afirman que cuanto más se prolongue la lactancia, más disminuirá el riesgo. En cambio, en hombres y mujeres que recibieron lactancia sí se ha demostrado una incidencia menor de cánceres en la edad pediátrica.
Desgraciadamente, ninguna de estas estrategias evita la aparición del cáncer de mama o reduce drásticamente el riesgo de padecerlo.
Los exámenes y exploraciones permitidos
La autoexploración y el autoconocimiento del propio cuerpo permiten a la mujer identificar alteraciones en la forma y el volumen de su pecho, sabiendo que un cambio en la mama no es sinónimo de cáncer ni mucho menos.
Es importante, ante cualquier duda, acudir a un especialista para que evalúe y explore el seno de la mujer gestante y lactante. Para realizar las pruebas diagnósticas no es necesario suspender la lactancia, basta con hacer la exploración con las mamas recién vaciadas.
Para realizar las pruebas diagnósticas, si se da el pecho, se debe hacer con las mamas recién vaciadas
- La primera prueba que se suele indicar, por su inocuidad y por su rendimiento en estas condiciones, es la ecografía mamaria.
- También podemos realizar una mamografía –incluso durante el embarazo, colocando una protección plomada para el feto–, pese a que debido a los cambios en el pecho a veces es poco informativa y, por lo tanto, no tiene el rendimiento habitual.
- La resonancia magnética se puede practicar durante la lactancia pero no en la gestación, ya que precisa la inyección de un contraste que, hoy en día, desconocemos si es inocuo para el feto o no. Sin embargo, durante la lactancia, la cantidad de contraste que puede pasar a la leche materna es tan ínfima que los paneles de expertos consideran que, si la necesitamos, su utilización no está contraindicada.
Lactancia y cáncer: tratamientos compatibles
Hay fármacos contra el cáncer proscritos durante la gestación, pero existen otros que sí se pueden administrar.
Durante los meses de embarazo y lactancia, el cáncer de mama se trata igual que fuera de estos períodos, aunque pueden darse algunos cambios técnicos o de orden destinados a preservar la viabilidad fetal...
- Se puedehacer cirugía en casi cualquier momento del embarazo.
- También se puede dar algunos tratamientos de quimioterápia a partir del segundo trimestre.
- En cambio, no se puede administrar radioterapia en ningún momento del embarazo.
La posibilidad de amamantar dependerá de los deseos de la mujer y de los tratamientos que reciba, que pueden o no afectar a esta función. En algunos casos incluso existe la posibilidad de relactar tras la situación que impedía o desaconsejaba dar el pecho.
No hay ningún motivo para desaconsejar la lactancia a las mujeres que ya han tenido cáncer, aunque todas habrán recibido radioterapia si conservan la mama. Si se les ha hecho una mastectomía y no la conservan, también pueden lactar normalmente solo con un pecho.
Una mujer puede lactar con un solo pecho todo el tiempo que desee
Existen ya bastantes casos documentados de mujeres que, diagnosticadas de cáncer de mama durante el embarazo y habiendo realizado tratamiento quirúrgico y con quimioterapia con respuesta adecuada, consiguen relactar con la mama sana y amamantan a su bebé a partir de entonces.
lo mejor, la Prevención
En definitiva, la lactancia materna, de acceso universal a coste cero, es un sistema muy simple para reducir de manera discreta pero significativa el riesgo de cáncer de mama, teniendo además beneficios mucho más importantes para la madre y su hijo.
La lactancia materna reduce de manera discreta pero significativa el riesgo de cáncer de mama
Las autoridades sanitarias deberían implicarse más, tanto de palabra como económicamente, no en presionar a las mujeres para que amamanten, sino para facilitar que aquellas que quieran hacerlo lo hagan durante todo el tiempo que deseen, garantizando una atención sanitaria adecuada a su situación específica para que, en caso de padecer un problema (el cáncer de mama también), se respete el derecho de la madre y del bebé a amamantar y ser amamantado.
La formación adecuada del personal sanitario, no solo de los súper especialistas en patología mamaria (senólogos), si no de todo el personal susceptible de atender a una mujer con un problema en el pecho, redundará en una mejor salud de la población.
Por ejemplo, evitando retrasos diagnósticos o ceses de lactancia por una mastitis, cuando todos los consensos de especialistas coinciden en que su mantenimiento durante el tratamiento es clave para su resolución.
Cada situación es única
Cuando hablamos de cáncer de mama (CM) y lactancia, es vital analizar cada situación según las evidencias científicas disponibles.
- Haber padecido CM y querer tener un bebé: El embarazo posterior no empeora el pronóstico, una vez se ha finalizado el tratamiento.
- Haber padecido CM y tener deseo de amamantar: No hay ningún motivo para desaconsejar la lactancia.
- Estar embarazada y aparecer CM: El tratamiento varía en función del momento del embarazo. La lactancia tras el parto irá en función del tipo de tumor y el tratamiento que esté indicado en cada caso. En el tercer trimestre hay que valorar los riesgos de un parto prematuro frente a los riesgos de una quimioterapia para el feto.
- Estar lactando y diagnosticar CM: Realizar el diagnóstico correcto y suspender o no la lactancia según el tipo de cáncer y el tratamiento indicado.