¿Te cuesta estirar la pierna? Puede ser una lesión del menisco

Si no puedes estirar la pierna o te duele la rodilla, es probable que se deba al menisco, una pequeña almohadilla que hay entre los huesos de la pierna. Aunque se asocia a los deportistas, es un tipo de lesión común. Averigua si te pasa.

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¿Te cuesta estirar la pierna? Puede ser una lesión del menisco
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Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Entre los huesos hay una serie de cojines que permiten que nos movamos y flexionemos. Los hay, por ejemplo, entre las vértebras de la columna (conocidos como discos intervertebrales) y por supuesto, entre los dos huesos principales que forman la pierna (la tibia y el fémur). En este caso se llama menisco.

La rodilla es una articulación que puede ser fuente de varios problemas y el menisco suele ser uno de los afectados en multitud de casos.

QUÉ LE PUEDE PASAR AL MENISCO

El menisco es un tejido elástico en forma de C que hace esa función de cojín amortiguador y se sitúa en la rodilla, entre el fémur y la tibia.

  • Es un transmisor de la carga y que se divide en dos, el menisco interno y el externo”, explica el doctor Ramón Cugat, jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Quirónsalud de Barcelona.

Sobre el menisco recae casi un 40 % del peso que soporta la rodilla. Si no movemos y ejercitamos los músculos de las piernas para que ayuden a los huesos con los pesos, al final lo paga el menisco, que puede sufrir un desgaste, una luxación (se sale de sus raíles normales) o acabar en una rotura.

NO solo los DEPORTISTAS se lesionan el menisco

Es verdad que los problemas de menisco se relacionan más con menores de 30 años deportistas, por ejemplo, los futbolistas. Pero no es el único grupo de riesgo.

Las causas de un problema de menisco son:

  • Un impacto muy brusco cuando se hace deporte.
  • A partir de los 30 el menisco va perdiendo resistencia. Y si no lo refuerzas, con el tiempo puede romperse solo con el gesto que haces al levantarte de la posición de cuclillas.

Girar mal el pie en el suelo puede afectar al menisco

  • Un mal gesto. También hay roturas o meniscitis (el menisco no se rompe, solo se inflama) de forma casual: vas caminando tranquilamente, se "te gira" un pie en el suelo y se da un fallo en el movimiento del menisco y queda pinzado entre la tibia y el fémur.

Todas estos problemas son esporádicos e imprevisibles, aunque a veces influye, por ejemplo, que la persona no haya calentado antes de hacer ejercicio.

QUÉ SÍNTOMAS PROVOCA una lesión de MENISCO

  • Aparece dolor, sobre todo en los lados de la rodilla.
  • Si se produce una rotura, a veces oyes un chasquido o te duele como una punzada justo en el momento en que te haces daño.
  • Es habitual que no podamos estirar o doblar la pierna porque se queda como atascada.
  • También puedes notar que falla de repente y que se te dobla sin querer.
  • En las siguientes 24 horas se hincha la rodilla.

Sin embargo, hay casos en que no provoca síntomas: cuando es por desgaste y no rotura. De hecho, si la lesión es pequeña o por desgaste, a veces las molestias y la inflamación pueden aparecer días más tarde y solo cuando se hacen ciertos gestos.

CÓMO ACTUAR SI TE PASA

Se trata de una alteración que hay que tratar siempre, esté o no roto el menisco, ya que de lo contrario puede desembocar en una artrosis (el proceso degenerativo de una articulación).

  • Lógicamente, debes acudir al médico para que confirme el origen del dolor si no mejoras, pero si la lesión es leve, puede bastar algo de reposo y frío”, tranquiliza el doctor Cugat.

Las dos opciones más tradicionales para la inflamación y el dolor son:

  • Mantén la pierna en alto y con hielo. Durante las primeras 24 horas mantén lo más que puedas la rodilla elevada. Y durante los dos primeros días, se puede poner hielo unos 15-20 minutos 4 veces al día.
  • Un emplaste de arcilla. Prepara una infusión con una cucharada de milenrama y bardana. Mezcla con arcilla roja y aplica esta pasta en la articulación. Cubre con un trapo y deja que actúe toda la noche. Repite dos o tres días más.

QUÉ HARÁ EL MÉDICO para tratar el menisco

Cuando produce dolor leve se suelen administrar antiinflamatorios y recomendar fisioterapia de rehabilitación.

Una opción es aplicar una transfusión en la zona de sangre enriquecida con plaquetas que ayudan a tratar la inflamación y que el menisco se recupere.

  • Si el dolor no remite o empeora se aconseja la artroscopia, una operación para sacar el menisco o sustituirlo.

Hay alternativas y pocas veces se recurre a la cirugía para extraer el menisco

La artroscopia es una última opción –aclara el doctor Cugat–. Solemos preferir métodos más conservadores, porque si quitamos el menisco la rodilla se resiente y hay riesgo de artrosis. Y por el momento los meniscos artificiales no acaban de funcionar”.

TAMBIÉN PUEDE SER EL CARTÍLAGO

Si notas un rozamiento al flexionar la rodilla al subir escaleras, al levantarte cuando llevas un rato sentada, puede no llegar a ser el menisco sino el cartílago.

Al final de los huesos hay un tejido elástico protector que, de hecho, es el que está en contacto con el menisco. Ese tejido se llama cartílago.

  • Si el cartílago del fémur o la tibia (es decir, de los huesos que se juntan en la rodilla) está algo desgastado, provoca esas molestias.

Saber si tu problema es del cartílago o del menisco es muy difícil. Sólo el médico, analizando cómo te lo has hecho y haciendo una resonancia magnética podrá confirmar si es uno u otro.

Solo el especialista puede diferenciar si es un problema de cartílago o de menisco

Lo habitual es que sea el menisco si te ha producido, por ejemplo, al ponerse en cuclillas; si se debe a un golpe fuerte, suele ser más habitual que sea el cartílago”, dice el doctor Cugat.

¿Tiene algo que ver con el calzado?

Algunos especialistas sostienen que es más habitual en las mujeres y puede estar relacionado con una posición anormal de la rodilla al forzarla por el uso de zapatos de tacón.
  • Se calcula que unos tacones de más de 8 centímetros pueden incrementar un 23% la presión sobre la articulación. “Las rodillas, como nuestros pies, están diseñados para ir descalzo. Esa es la manera más natural de caminar”, zanja el doctor Cugat.