La formación de sarro depende de muchos factores: la calidad del cepillado, la saliva, el tabaco... Para evitar o retrasar su formación lo más importante es un cepillado minucioso durante 2 minutos, y hacerlo al menos dos veces al día.
Solo con el cepillado no se eliminan las bacterias que se acumulan entre los dientes. Y el mejor método para limpiar a ese nivel es la utilización de un cepillo interdental.
Ten en cuenta que dependiendo del espacio entre diente y diente, tendrás que usar uno de mayor o menor diámetro. Conviene utilizarlo una vez al día, preferiblemente por la noche, y puedes mojarlo en un enjuague bucal.
Para hacerlo bien introdúcelo perpendicularmente al espacio que vayas a limpiar. La limpieza se realiza con un movimiento de entrada y salida, sin forzar.
Enjuágalo bien al acabar y cámbialo una vez al mes. Puedes completar la limpieza con un irrigador bucal, pero este nunca sustituye al cepillo interdental.