Un programa largo del lavavajillas, de más de 200 minutos, te permite ahorrarar un 20% en el consumo eléctrico y un 16% en agua.
A la hora de ahorrar energía qué es mejor, ¿lavar los platos a mano o usar el lavavajillas? Seguramente te lo habrás preguntado alguna vez, y si tenemos en cuenta los siguientes datos la respuesta parece clara. Para gastar menos luz y agua, lo mejor es usar el lavavajillas.
Fregando los platos a mano gastamos una media de 7,5 litros de agua cada minuto. Eso significa que si tardas unos 20 minutos en hacerlo después de comer –y suponiendo que hayas tenido el agua corriendo solo la mitad del tiempo– habrás gastado 75 litros, que se repetirán por la noche. Y el doble si dejas el grifo abierto todo ese tiempo.
Para que el ahorro sea considerable, es importante también que uses el lavavajillas correctamente. Desde ECODES (Fundación Ecología y Desarrollo), una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo es un desarrollo mucho más sostenible, recomiendan lo siguiente.
Qué hacer para que el lavavajillas gaste menos agua
Ten en cuenta que un ciclo de lavado gasta alrededor de 10-12 litros de agua a carga completa y con un programa rápido. Pero un uso inadecuado puede triplicar el gasto. Y, por supuesto, también tus facturas de agua y luz. Para evitarlo...
- Llénalo por completo y utiliza siempre el programa adecuado. Si la vajilla no tiene muchos restos grasientos, usa el programa ECO. Es más largo (quizá pase de los 220 minutos), pero ahorrarás un 20% en el consumo eléctrico y un 16% en agua.
- Y si solo llenas la mitad… usa siempre el programa de media carga, que dura una media hora, puesto que no hace falta que utilice tanta agua ni tanto tiempo de lavado. Muy posiblemente también sea mejor usar un jabón líquido o en polvo para añadir la cantidad justa y no gastar una pastilla completa. Y asegúrate de colocar adecuadamente platos y vasos (en la bandeja superior o inferior) según las recomendaciones del modelo que tengas.
Coloca los recipientes del mismo tamaño juntos y cabrán más. Y encáralos hacia el centro; por ahí sale el chorro de agua
- Pon el plástico en la zona superior del lavavajillas. Coloca todos los recipientes de plástico arriba. La razón es que el calor puede deformarlos y obstruir parcialmente el surtidor de agua (que está en la zona inferior), provocando que el electrodoméstico pierda eficacia y gaste más.
- No uses programas con agua muy caliente. Solo son útiles cuando la vajilla está extremadamente sucia y con restos muy incrustados, algo que no suele ocurrir a diario.
Consejos para reducir el consumo de luz al usar el lavavajillas
Para no gastar tanto, lo idóneo es que tu electrodoméstico sea de clase B o C (o A+++ si el etiquetado energético es antiguo). Por eso, si no es así y ya toca cambiarlo, decántate por estos a la hora de adquirir el nuevo. Es cierto que su precio es más alto, pero acabarás amortizándolo porque solo consumen 1,3 kilovatios por hora frente a los 2,2 kW que pueden gastar los de menor eficiencia.
- Utiliza el ciclo ligero. Cuanto más intenso sea, más agua y energía usa: mientras que estos últimos se llenan cuatro o cinco veces, los lavados ligeros solo se llenan tres.
El 6,1 % del consumo eléctrico del hogar corresponde al lavavajillas
- Desactiva la opción “secado con calor”, que está pensada para cuando se necesita usar de inmediato esos programas. Un truco para que se sequen rápido es abrir la puerta nada más acabar, cuando la vajilla está en su punto más caliente. Al entrar en contacto con un aire más fresco, se seca antes.
Cómo ahorrar si un día necesitas lavar los platos a mano
Si tu fregadero es doble, utiliza uno para el agua con jabón (o un barreño, en su defecto) y el otro para enjuagar con agua fría. De esa forma, y según advierte la Universidad de Michigan (EE. UU.), puedes ahorrar hasta 120 litros de agua en un día. Además...
- No añadas detergente de más. Con los concentrados (los más usados), basta con una o dos gotas para eliminar la suciedad. Verter mucho más no conviene porque, además de que el jabón se acabará antes, necesitarás más agua para el enjuague.
- Abre el grifo solo cuando lo necesites. Un error bastante frecuente es mantenerlo abierto incluso cuando no necesitamos agua, pero eso supone un gasto innecesario.
- Que la presión de agua no sea muy fuerte. Es otro hábito inadecuado y muchas veces se hace pensando que se acabará antes el fregado. Pero no suele ser así; por lo tanto, regula la cantidad de agua que sale o compra un “aireador” (es una pieza que se acopla al grifo y consigue que el chorro de agua sea suave y a la vez espumoso).