Si cuando te levantas de la cama a veces sientes una especie de chasquido en las rodillas, no te obsesiones con ello.
- "Los crujidos articulares son frecuentes y están dentro de lo que se considera normal", afirma el doctor Marcos Paulino Huertas, vocal de la Sociedad Española de Reumatología.
Por tanto, "notarlos no tiene por qué ser sinónimo de que la articulación se esté desgastando o lesionando", remarca el experto. Sin embargo, también es cierto que cuando van acompañados de otros síntomas pueden estar indicando un daño.
LOS CRUJIDOS Son burbujas que se rompen
¿Cuál es el mecanismo que hace que nuestras articulaciones crujan? El líquido sinovial juega un papel clave.
- Lo tenemos en todas las articulaciones porque actúa como una especie de cojín para reducir el roce entre los huesos y evitar, así, que se desgasten.
Cuando llevamos un tiempo sin movernos, se pueden formar burbujas de dióxido de carbono en el líquido sinovial. Y, al ponernos en marcha, estas burbujas a veces se rompen y liberan el gas, provocando el crujido.
El desgaste de la edad los favorece
"El envejecimiento favorece la aparición de estos crujidos", afirma el especialista.
- Al sumar años nuestro aparato locomotor suele perder elasticidad, los músculos parte de su fuerza y, las articulaciones, movilidad. Todo esto facilita que se formen estas burbujas que provocan el chasquido.
"Hay personas más propensas a ellos, pero esto no implica futuras secuelas"
- "No obstante, hay personas a las que les crujen los huesos desde la infancia, simplemente por un tema de constitución", puntualiza el reumatólogo.
Señales de que puede haber un trastorno
Que una articulación cruja de vez en cuando no es preocupante, pero si te ocurre con excesiva frecuencia deberías consultarlo con tu médico de cabecera.
- Pide cita también si los crujidos se acompañan de dolor, inflamación, enrojecimiento y calor en esa articulación.
- Son síntomas de que algo anda mal en la zona, y pueden deberse a una artrosis o, en el caso de la rodilla, a una lesión en el menisco, la rótula o los cartílagos, entre otras causas que requieren de tratamiento médico.
Fíjate bien en cómo suenan
¿Cuando tus articulaciones suenan sientes un solo “crec” (similar al sonido al chascar los dedos) o, en cambio, es como si una cinta de velcro se separase (o el ruido que hace el crepitar del fuego)?
Esto es importante porque los primeros son típicos de los crujidos fisiológicos, mientras que los segundos corresponden a lo que se denomina crepitación.
- "La crepitación es un sonido provocado por la fricción entre superficies articulares", nos cuenta el experto.
- Ocurre cuando el cartílago está débil, y provoca que los huesos acaben rozando unos con otros en la zona de la articulación.
- "Las personas con crepitación articular suelen estar asintomáticas, pero su riesgo de desarrollar artrosis es 4 veces mayor y, a la larga, pueden tener menos capacidad de movimiento o dolor local", añade.
Los estiramientos ayudan a evitarlos
Estirar bien la musculatura contribuye a que tus articulaciones tengan más rango de movimiento y a que tus músculos se mantengan más en forma. Pero eso no es todo:
- "También nos permiten mejorar el equilibrio, evitando sobrecargar ciertas partes del cuerpo, como por ejemplo las rodillas", subraya el especialista.
- Para que surtan su efecto, "los estiramientos deben ser progresivos y repetitivos", aconseja.
- Es importante, también, "huir del sedentarismo y realizar un ejercicio aeróbico adecuado", concluye.
Ejercicios zona por zona
Los siguientes estiramientos son buenos ejemplos de cómo estirar la musculatura que rodea cada articulación:
- Cuello: De pie, acerca la oreja izquierda al hombro del mismo lado. Apoya la mano izquierda sobre tu cabeza. Debes notar cómo el lateral del lado contrario se estira. Mantén la postura unos segundos y repite con la derecha.
- Hombros: Sentado, estira los brazos hacia delante. Aguanta unos segundos y, a continuación, inclina el tronco hacia abajo mientras llevas los brazos hacia abajo y hacia atrás (como si fueran las aspas de un molino) lo máximo que puedas. Aguanta unos segundos y repite.
Las malas posturas pueden sobrecargar las articulaciones, y esto favorece que crujan
- Rodillas: Sin moverte de la silla, apoya ahora la columna en el respaldo y las piernas en el suelo (formando un ángulo de 90º con tus rodillas). Eleva primero una y después la otra, estirándola bien. Aguanta unos segundos.
- Tobillos: De pie, apoya tus manos en una pared y da un paso atrás con una pierna. El pie de esa pierna debe quedar totalmente pegado al suelo: si notas una ligera tensión en el tobillo es que el estiramiento está haciendo su efecto. Aguanta unos segundos y hazlo con la otra pierna.