Si no te funciona el tratamiento farmacológico que estás tomando, haz la siguiente reflexión: ¿tomas esos medicamentos pensando que te van a perjudicar?
Si tu respuesta es afirmativa, quizá estés sufriendo el efecto nocebo, que es lo opuesto al efecto placebo (cuando se nota mejoría a pesar de tomar una sustancia inocua). Eso significa que si tus expectativas respecto a un fármaco son malas, puede afectarte negativamente.
¿"Bloqueas” su efecto sin querer?
El efecto nocebo puede darse con cualquier medicamento, pero se ha estudiado especialmente en los que se utilizan contra el dolor. Y es que se sabe que buena parte de su efectividad tiene que ver con nuestro inconsciente.
- Si confías en ellos. Neurólogos de la Universidad de Michigan (EE. UU.) demostraron que eso hace que se active la zona del cerebro de "recompensa", lo que facilita que segregues dopamina, una sustancia con efecto analgésico. Solo con ello el dolor puede empezar a aliviarse ¡antes de que el fármaco haga efecto!
El cerebro segrega dopamina que ejerce efecto analgésico
- Si no crees en su beneficio. Los opiáceos actúan activando proteínas específicas del cerebro que "frenan" las estructuras responsables de generar sensación de dolor. Lo que han visto estos mismos investigadores es que tomar los fármacos pensando que no van a funcionar dificulta que esas proteínas se activen, lo que obstaculiza el "trabajo" del fármaco y hace que finalmente termine siendo menos eficaz.
La ansiedad hace que no funcionen
Otra de las cosas que se ha estudiado es cómo el efecto nocebo puede empeorar el tratamiento y agudizar la alteración.
Se sabe, por ejemplo, que la eficacia de la medicación que se utiliza para el párkinson depende mucho de cómo es la información sobre el fármaco que el paciente recibe previamente.
Los pensamientos con los que enfrentes un tratamiento influyen en su efectividad
Lo mismo ocurre con los tratamientos contra el dolor en enfermedades como la fibromialgia.
- Anticiparse a los hechos. Lo que se sabe en este caso es que cuando alguien toma el fármaco pensando que no va a funcionar (o que le va a perjudicar) puede sentir ansiedad. Eso, a su vez, desencadena la producción de la hormona colecistoquinina, que facilita la transmisión del dolor.
- El resultado: la persona acaba sufriendo más molestias que antes de empezar a medicarse.
¿Qué puede influir en EL efecto NOCEBO?
- Ser muy pesimista. Si sueles tener pensamientos negativos respecto al futuro, eres más susceptible de sufrir el efecto nocebo.
- O demasiado optimista. Hay quienes piensan que un fármaco va a actuar de forma instantánea, y en muchos casos no es así. Por ello, al no percibir una mejoría rápida piensan que el medicamento funciona mal. Y se convencen de ello.
- Malas experiencias previas. Si ya has probado algún tratamiento que no te ha funcionado, es fácil que muestres cierto escepticismo respecto al nuevo.
Las "referencias" negativas. Una amiga te dice que a ella no le sirvió ese fármaco, un conocido te sugiere que hay “otra cosa” mejor…
Al recibir esta información, tu cerebro está predispuesto a que la terapia no funcione.
Lo último que se sabe respecto al efecto nocebo es que el precio del medicamento puede influir en sus reacciones negativas.
¿Influye el precio del fármaco EN SU ACCIÓN?
Los estudios han demostrado que las personas suelen percibir que un fármaco es más efectivo cuanto más caro es. Así, se desencadena el efecto placebo.
Antes de comenzar cualquier tratamiento aclara tus dudas con el médico
- Más efectos adversos. Pero el estudio publicado en Science demostró que, curiosamente, el creer que es más "potente" también lleva a pensar que tiene más efectos adversos. Lo demostraron aplicando dos cremas idénticas sin ningún principio activo: las personas que recibieron una que supuestamente era más cara sintieron más efectos secundarios.
Aunque también puede influir…
A veces los fármacos no funcionan por otros motivos, por lo que siempre debes consultar con tu médico si crees que el tratamiento no está actuando correctamente:
- La dosis no es la adecuada. A veces hay que ajustar la dosis del fármaco hasta lograr el efecto deseado. Sobre todo en el caso de las mujeres, pues suelen calcularse en base a lo que les funciona a los hombres.
- La culpa es de las interacciones. Tomar dos fármacos incompatibles a la vez o ingerir ciertos alimentos puede reducir su eficacia. Por ejemplo, el regaliz afecta a los antihipertensivos y los lácteos a los bifosfonatos.
- Algunos son más efectivos si los tomas a determinadas horas, fuera de las comidas o con ellas… No seguir bien las indicaciones de los fármacos puede hacer que no funcionen.