Recordar momentos pasados, mirar fotos antiguas o hablar de la infancia, además de despertar un sentimiento de tristeza agridulce, puede también ayudar a reducir nuestra percepción del dolor.
Así lo asegura un nuevo estudio llevado a cabo por científicos chinos, que desvela cuáles son los mecanismos cerebrales que intervienen en este alivio del dolor.
La nostalgia, una emoción positiva
La Real Academia Española de la Lengua define la nostalgia como la "tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida".
Este sentimiento melancólico, no obstante, puede también tener un impacto positivo en nuestra vida. Estudios psicológicos han demostrado que puede actuar como un recurso al que recurrir para conectarnos con otras personas y avanzar con menos miedo y objetivos vitales más definidos.
Ahora, investigadores chinos han comprobado que la nostalgia tiene también efectos analgésicos, es decir, ayuda a calmar el color físico.
Cómo se hizo el estudio
El estudio, llevado a cabo por investigadores de la Academia de Ciencias de China, se ha publicado en la revista la Sociedad para la Neurociencia (SfN), Journal of Neuroscience.
Anteriormente ya se había visto que la nostalgia reduce la percepción del dolor físico. Sin embargo, se desconocía cuáles son los mecanismos neuronales que conducen a este efecto analgésico inducido por la nostalgia.
Para descubrirlos, los investigadores sometieron a un grupo de personas a estímulos térmicos de diferentes intensidades que les producían dolor.
Mientras eran los participantes experimentaban los diferentes niveles de calor, un grupo veía imágenes nostálgicas que evocaban la infancia (por ejemplo, fotos de dulces populares, programas de televisión de dibujos animados o juegos infantiles) y otro grupo veía imágenes comunes de la vida moderna.
- Se midió la actividad cerebral de todos los participantes mediante imágenes por resonancia magnética funcional (fMRI, por sus siglas en inglés).
- Los participantes también puntuaron tanto los niveles de nostalgia que les provocaban las imágenes como el nivel de dolor de los estímulos térmicos.
Los resultados indican que ver las imágenes nostálgicas reduce significativamente la percepción del dolor, particularmente cuando la intensidad del dolor físico es baja.
“Estos hallazgos demuestran el efecto analgésico de la nostalgia y, lo que es más importante, arrojan luz sobre su mecanismo neural”, señalan los autores.
¿Qué papel tiene el tálamo?
En el grupo que visionó las imágenes nostálgicas se observó una disminución de la actividad cerebral en las regiones del cerebro relacionadas con el dolor, incluidas las zonas conocidas como “giro lingual” y “giro parahipocampal”.
Se vio que tanto al experimentar nostalgia como al experimentar dolor se activaba el tálamo, una estructura que se encuentra en el centro del encéfalo (por encima del hipotálamo) y que está involucrada en la transmisión de información entre el cuerpo y la corteza cerebral.
- El tálamo procesa la toda la información que percibimos a través de los sentidos (con la excepción del olfato) y la transmite al cerebro.
A la luz de los resultados, los autores concluyen que el tálamo podría desempeñar un papel clave como vínculo entre la nostalgia y el dolor. “Puede integrar la información de la nostalgia y transmitirla a las vías del dolor”, explican.
Cómo se podría utilizar la nostalgia
El rol analgésico de la nostalgia podría abrir las puertas a desarrollar nuevas formas para aliviar el dolor, especialmente en los casos leves, que ayudarían a reducir el uso de fármacos.
“La nostalgia puede ser una forma sin fármacos de aliviar los niveles bajos de dolor, como los dolores de cabeza o el dolor clínico leve”, sugieren los investigadores.