Dos son los requisitos básicos que los expertos aconsejan a la hora de llevar una vida saludable: mantener una dieta equilibrada y la práctica regular de ejercicio físico. Sin embargo, teniendo en cuenta que nos pasamos un tercio del día trabajando, el reto es conciliar estos consejos con las condiciones laborales concretas de cada uno.
Y es que, aunque no es lo mismo estar 8 horas sentado frente al ordenador que pasar otras tantas de pie detrás de un mostrador, ambas situaciones tienen un punto en común: el riesgo de padecer sobrepeso y obesidad.
De la mano de la nutricionista Estefanía Ramo del Instituto Médico Europeo de la Obesidad (IMEO) repasamos aquellas profesiones que favorecen el aumento de peso y, lo más importante, las medidas que podemos tomar para evitarlo, o al menos, reducirlo.
¿pasas tu jornada laboral de pie?
Atender al público en una tienda, ser azafata de eventos, estar en una cadena de montaje, vigilar un aparcamiento toda la noche o controlar el paso de vehículos en una garita, más tarde o más temprano, pasa factura en nuestra salud y, en concreto, en el peso.
“La falta de movilidad de las profesiones en las que pasamos la mayor parte del tiempo de pie es una de las principales razones que favorecen la acumulación de kilos”, apunta la nutricionista.
- Estas consecuencias las podemos reducir "con un mínimo de actividad física, como por ejemplo, caminando al menos cada 20 o 30 minutos o haciendo sentadillas", aconseja la experta quien propone aprovechar "que colocas unas cajas u cualquier otro objeto en estanterías, para hacer estos ejercicios".
En cuanto a la alimentación, Ramo hace especial hincapié en la importancia de “beber agua a lo largo del día para evitar la hinchazón en la parte baja de las piernas, un problema tanto en las profesiones en las que pasas tiempo de pie como sentado”. Otra medida que sugiere la especialista es “comer cada dos o tres una pieza de fruta o un yogur desnatado”.
Planificar las comidas es clave para no "atracar la nevera" al llegar a casa
profesiones sedentarias
A este grupo pertenecen administrativos, contables, diseñadores, teleoperadores, recepcionistas... Probablemente, estos colectivos sean los más afectados por el sendetarismo laboral. En estos casos, “la movilidad es prácticamente nula”, sostiene Ramo quien aconseja “realizar, en la medida de la posible, ejercicios hipopresivos (contraer y relajar los músculos de la faja abdominal porque permanecer tanto tiempo sentado puede dañarla), subir y bajar las piernas y utilizar un reposapiés para mejorar la circulación”.
Por lo que se refiere a la alimentación, la nutricionista nos recuerda que estar sentado, “por un lado, nos permite comer de un modo más saludable, ya que contamos con una mesa que facilita la logística de la comida. Sin embargo, por la misma razón, es más fácil que “picoteemos” a lo largo del día”.
- Ramo recomienda “una dieta con una cantidad reducida de hidratos de carbono, especialmente de azúcares sencillos y de grasas, ya que el exceso calórico que aportan los alimentos que incluyen este tipo de nutrientes no serán consumidos debido a la inactividad”.
La monotonía también engorda
Queda claro, por tanto, que reducir la actividad física a la mínima expresión, es la mejor manera de ganar peso. Ahora bien, no es la única. También la monotonía de un trabajo en el que hacemos siempre lo mismo favorece el sobrepeso. Así lo explica Ramo: “A muchas personas el aburrimiento les lleva a comer de forma desordenada”.
Este comportamiento está determinado, según la experta, “por los bajos niveles de serotonina, la hormona responsable de la ansiedad, lo cual nos lleva a comer entre horas sin tener hambre”.
- ¿Qué podemos hacer para aplacar esa ansiedad? El quid de la cuestión es dosificar las ingestas. “El objetivo es evitar pasar hambre y que “atraquemos la nevera” al llegar a casa. Para ello, es fundamental planificar las comidas y hacer ejercicio. Está demostrado que la actividad física canaliza de forma muy eficaz la ansiedad reduciéndola significativamente”.
Acabar con la monotonía que imponen las rutinas laborales no es sencillo, pero siempre tienes de opción de salpicar la semana con actividades que rompan esa inercia: clases de yoga, cocina o cómo escribir relato cortos pueden hacer que olvides el aburrimiento del trabajo minimizando el riesgo de subir de peso por culpa del hastío.
Si pasas mucho tiempo de pie, llévate una pieza de fruta al trabajo
trabajos que estresan
Las profesiones cuyo sueldo depende del cumplimiento de los objetivos marcados pueden ser muy estresantes. Nos referimos sobre todo a las que tienen que ver con las ventas. Pero dedicarse a organizar eventos, ser enfermera, maestro o periodista, también pueden disparar las pulsaciones.
Si tu profesión es una de esas o similar, ten en cuenta que el estrés que produce no tardará en manifestarse en multitud de aspectos y en concreto, en el peso. Y es que "los altos niveles de cortisol (hormona responsable del estrés) provocados por la presión y el estado de alerta nos hacen comer más cantidad y más rápido", explica la especialista.
Para recuperar el equilibrio hormonal, la experta recomienda, en primer lugar, “tomarse la vida con más tranquilidad y después, planificar una dieta que incluya más alimentos con efectos saciantes, es decir, ricos en fibra (fruta, legumbres y cereales) y aumentar aquellos con alto contenido en antioxidantes (tomate, brócoli, ajo…), ya que así se compensará la producción de radicales libres que desencadena el cortisol.
Si trabajas sentado, levántate y camina cada 20 o 30 minutos
¿rodeado de comida todo el día?
Ser cocinero, sin duda, puede ser muy gratificante. Sin embargo, estar todo el día manipulando, oliendo y probando platos, también puede convertirse en una tortura complicada de sobrellevar si queremos mantener los kilos a raya.
- “El colectivo de la restauración, junto con el de manipuladores de alimentos, es uno de los más vulnerables a tener ataques repentinos de picoteos entre horas por ansiedad”, sostiene Ramo quien suma “la falta de espacio para moverse como otro de los factores que influyen en el aumento de peso”. Para evitar las ingestas innecesarias, la experta aconseja “una buena planificación de todas las comidas (lo ideal sería cada 2 o 3 horas)".