Todo lo que debes saber sobre el alzhéimer

El alzhéimer es un tipo de demencia que afecta a la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Nuestros expertos resuelven las principales dudas acerca de esta enfermedad.

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¿Hasta qué punto es normal tener pérdidas de memoria con los años?

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Es normal sufrir cierta pérdida de memoria asociada a la edad. Sobre todo en las cosas que exigen muy poquita memoria, como son los recuerdos mínimos (recordar dónde has dejado uno las llaves, dónde has puesto determinadas cosas, si tenías una cita con el médico....).

Estos “lapsus” de memoria nos deben preocupar cuando no tenemos luego capacidad o estrategia de recuerdo (a lo que llamamos “claves”) para poder recordar. Así, la diferencia entre un olvido benigno y una alteración como el alzhéimer es la incapacidad para recordar los hechos, aunque se le den pistas al sujeto.

Hay otros síntomas que también pueden dar pistas sobre una posible alteración de la memoria, como la apatía (diferente de la depresión) o la desgana. Por otro lado, hay que tener en cuenta la pérdida de la capacidad de relación de cosas con el espacio, es decir, las alteraciones viso-espaciales, que hacen que la persona sea incapaz de relacionar varios objetos en el mismo entorno.

En todo caso, siempre es el especialista el que debe diagnosticar una alteración como el alzhéimer. Para ello, se suele realizar una muy buena entrevista clínica. A ser posible, deberían ir acompañados de alguien, una persona cercana, a la que poder hacer preguntas sobre ejemplos del día a día que nos permitan ver si estos olvidos que la persona aqueja son algo más que olvidos benignos y pueden esconder algo más.

Se hace una valoración neurológica de las capacidades cognitivas (memoria, lenguaje, capacidad de abstracción y planificación) y una exploración neurológica general (reflejos, capacidad para seguir objetos en el espacio, etc). Con esto, que lleva su tiempo, el médico se hace una idea general de si hay un problema médico subyacente o la pérdida de capacidad de memoria es debida, simplemente, al envejecimiento.

A partir de ahí, si hay sospecha de que la persona pueda estar padeciendo una alteración patológica, solemos hacer estudios analíticos de sangre (para descartar enfermedades nutricionales que pueden hacer que las neuronas estén muriendo por falta de nutrientes) u hormonales. Y una prueba de imagen para ver que no haya ninguna lesión cerebral que esté dañando las zonas que tienen que ver con la memoria.

¿Es posible prevenir el alzhéimer?

Es posible retrasar su aparición. Además, como estamos hablando de una enfermedad que suele manifestarse en personas de cierta edad, retrasarla puede significar que esta no aparezca nunca.

Llevar un estilo de vida que cuide los factores de riesgo cardiovasculares ayuda a prevenir o retrasar su desarrollo. Es decir, prevenir trastornos como la hipertensión, la diabetes y el colesterol o dejar de fumar pueden ser medidas que alejen esta enfermedad.

Además, se sabe que hacer ejercicio, seguir la Dieta Mediterránea, estimular la actividad mental y fomentar las relaciones sociales ayuda a prevenir o retrasar el alzhéimer.

Según los datos que manejamos en la Sociedad Española de Neurología, entre un 30 y 40% de los casos de alzhéimer podrían estar sin diagnosticar, sobre todo en el inicio.

La razón principal es el desconocimiento. Se genera mucha información sobre la enfermedad, pero para los pacientes y familiares sigue resultando complicado diferenciar los primeros síntomas de despistes o de cambios propios de la edad.

¿Cómo hay que cuidar a una persona con alzhéimer que tiene alucinaciones?

Sí, es frecuente que se produzcan alteraciones de la percepción, (alucinaciones) que lleven a que la persona crea que son ciertas (delirio).

Por lo general, son puntuales y se pueden manejar sin necesidad de tratamiento farmacológico. De todos modos, en casos graves, por ser muy frecuentes o que causen angustia, se pueden tratar con medicamentos.

  • Es más habitual que ocurran en la fase intermedia de la enfermedad, cuando la persona necesita supervisión en las actividades más básicas, como asearse, vestirse o comer. Es decir, puede hacerlas sola pero con una persona atendiéndole.

En algunos casos, estas manifestaciones ocurren muy al principio de la enfermedad, pero más que en la enfermedad de Alzheimer eso es más frecuente en otro trastorno del mismo grupo: la enfermedad con cuerpos de Lewy.

Como cuidador hay que entender que la persona con un delirio cree que lo que está pensando o viendo es tan real como otras cosas, por lo que una confrontación directa suele generar desconfianza y conflicto.

Hay que encontrar un equilibrio; hacerle entender cuál es la realidad, pero sin menospreciar lo que la persona está experimentando.

¿Cada cuánto debe hacerse revisiones una persona con alzhéimer?

La enfermedad de Alzheimer (EA) es una afección crónica y de duración larga. En la gran mayoría de las personas, su evolución es lenta y no se observan cambios apreciables salvo en meses.

Por ese motivo, la frecuencia inicial de las revisiones puede espaciarse a una o dos veces cada año. Las pueden realizar el médico de Atención Primaria o el especialista.

En fases intermedias de la enfermedad es posible que surjan alteraciones de conducta, infecciones o cambios bruscos de las capacidades cognitivas, lo que obligaría a revisiones y ajustes de medicación más frecuentes.

¿Habrá una vacuna contra el alzhéimer?

En las últimas dos décadas se han hecho muchos esfuerzos por buscar un fármaco que sea capaz de modificar la historia natural de la enfermedad de Alzheimer, previniendo el desarrollo de una demencia o frenando su progresión.

Tratar de “inmunizar”, como si de una vacuna se tratase, contra el beta-amiloide (la proteína que se deposita en el cerebro de todos los pacientes con alzhéimer) fue uno de los primeros enfoques.

Sin embargo, estos ensayos clínicos pronto mostraron que esta estrategia no solo no era eficaz, sino que producía graves efectos adversos como encefalitis (inflamación del sistema nervioso central).

Por eso, se desarrollaron otros fármacos contra el beta-amiloide, conocidos como anticuerpos monoclonales, que intentan retirar esa sustancia del cerebro. Uno de ellos es el aducanumab recientemente aprobado (de forma condicionada) por la agencia de medicamentos de Estados Unidos (FDA).

Pese a esta aprobación, no ha demostrado una eficacia clínica significativa, aunque sí que ha mostrado que es capaz de reducir los niveles de beta-amiloide cerebral en los pacientes. Además, todavía existe mucha controversia sobre el papel de esta proteína en la enfermedad y si su eliminación realmente conseguirá poner freno a su progresión.

  • Es poco probable que exista una “vacuna” contra la enfermedad de Alzheimer, desde luego no a corto plazo.

Aun así, cada vez hay más evidencia de que la enfermedad es prevenible en un alto porcentaje de casos, pero para ello tenemos que intervenir en otros factores en edades medias de la vida: hipertensión, diabetes, colesterol, tabaquismo, sedentarismo, escasa interacción social....

¿Hay relación entre la enfermedad periodontal y el alzhéimer?

Los datos han mostrado que, efectivamente, existe una asociación entre ellos, de manera que los pacientes con alzhéimer tienen con mayor frecuencia enfermedad periodontal. Pero asociación no quiere decir relación causal.

Para explicarlo se barajan varias hipótesis. Por un lado, que las personas con alzhéimer podrían adoptar peores hábitos alimentarios o higiénicos, y eso empeoraría la periodontitis.

Hay estudios, por otro lado, que sugieren que la periodontitis hace que la boca esté colonizada por patógenos que pueden pasar a la sangre, causando estados inflamatorios crónicos que se han relacionado con incremento del riesgo de alzhéimer.

¿Un golpe en la cabeza puede provocar demencia?

En los últimos 10 años distintas evidencias científicas indican que las consecuencias de un traumatismo en la cabeza pueden condicionar discapacidad a largo plazo.

Se ha observado una relación de traumatismos craneales ocurridos más de 5 años antes de la enfermedad con deterioro cognitivo leve y enfermedades neurodegenerativas, como alzhéimer y párkinson.

El desarrollo de demencia puede deberse a un solo golpe o a traumatismos craneales repetidos. En el primer caso, existe evidencia –aunque con dudas metodológicas–, de que el riesgo de alzhéimer puede aumentar de 2 a 4 veces y que existe una relación directa con su intensidad, sobre todo si hubo pérdida de conocimiento.

En cuanto a los golpes repetidos, los estudios se centran en deportistas y tambiénparece existir una asociación.