Hay unos hábitos sencillos que pueden alejar la demencia como no fumar, cuidar la dieta, o controlar la presión arterial y el colesterol.
Una investigación en Estados Unidos ha podido confirmar que siete hábitos de salud cardiovascular también lo son de salud cerebral, incluso en personas con mayor riesgo genético.
Después de haber analizado a más de 10.000 personas durante 30 años han concluido que son beneficiosos para protegernos de las enfermedades neurodegenerativas, como el alzhéimer o la demencia senil.
Siete hábitos para hacer cada día
Se trata de los consejos conocidos como “los 7 fáciles de la vida” (Life’s simple 7) y que ya enumeró en su día la Asociación Norteamericana del Corazón:
- No fumar.
- Ser activo.
- Cuidar la dieta.
- Evitar el sobrepeso.
- Vigilar el azúcar en sangre.
- Controlar la presión arterial.
- Controlar el colesterol.
Estos siete hábitos estaban pensados para contrarrestar los riesgos de salud crecientes que han aparecido en la sociedad estadounidense como una auténtica plaga. Los consejos especificaban que se tomaran medidas para comer mejor, reducir el peso, rebajar la ingesta de azúcar.
Ser activos, cuidar la dieta y controlar la presión y el colesterol ayudan a la salud mental y del corazón
Son consejos pensados para la dieta norteamericana, que lamentablemente los españoles la hemos copiado más en nuestros menús diarios. Los problemas de salud mental y cardiovascular en los países occidentales cada vez son más coincidentes.
es útil también si hay riesgo genético
“Estos hábitos saludables ya se habían relacionado con un menor riesgo de demencia en general. Pero no estaba claro si servían para las personas que tienen un mayor riesgo por factores genéticos”, ha explicado la doctora Adrienne Tin, investigadora de la Universidad de Mississippi y directora del estudio.
Una de las buenas noticias que ha dado esta investigación es que ha comprobado que estas personas con factores genéticos es probable que también reduzcan el riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas cuando sigan estos buenos hábitos.
El estudio, publicado en la revista Neurology, establece que por cada punto de mejora en cada uno de los siete factores citados hay un 9% menos de desarrollar demencia.
El estudio separó a los voluntarios en dos grupos, según fueran de ascendencia europea o africana.
- Los de ascendencia europea que más cumplían con estos hábitos tenían hasta un 43% menos de riesgo frente a los más incumplidores.
- Los que cumplían con la mitad de los hábitos, el porcentaje era de un 30% menos de riesgo, respecto a los menos cumplidores.
Cómo se miden estos hábitos
Para realizar el estudio, los investigadores entrevistaron a 8.823 personas de ascendencia europea y 2.783 de ascendencia africana. Todos adultos, con una edad media de 54 años. Se les reclutó en 1992 y se les hizo una encuesta para puntuar entre 0 y 14 el cumplimiento de cada uno de los siete hábitos de salud.
- Los de origen europeo tuvieron una media de 8.3 y los afroamericanos de 6.6.
Se han identificado varios genes que aumentan el riesgo de padecer alzhéimer. El principal se llama APOE-e4. Los investigadores calcularon el riesgo genético de los participantes en el estudio analizando si esa variante del gen estaba presente en su genoma.
La investigación constató que las personas con riesgo genético de padecer alzhéimer también lo disminuían con estos hábitos
Resultó que un 27,9% de los europeos y un 40,4% de los afroamericanos la tenían. Al final del estudio, 1.603 personas de ascendencia europea desarrollaron demencia, y 631 afroamericanos.
Otros factores que tener en cuenta
Los investigadores creen que su estudio es un buen punto para incentivar a la población a cuidarse ahora para evitar este terrible declive que supone la demencia, un problema para el que, una vez instaurado, no hay cura posible.
No obstante, "se necesitan tamaños de muestra más grandes y de poblaciones más diversas para obtener estimaciones más fiables”, ha admitido la doctora Tin.
Una limitación evidente fue en el grupo de afroamericanos. Además de ser pequeño, todos los voluntarios pertenecían a un colectivo muy localizado geográficamente. Lo que puede haber distorsionado el resultado. Los datos, no obstante, fueron parecidos a los que se logró entre los voluntarios de origen europeo.
La mayor esperanza de vida de la población es una noticia positiva siempre que esa esperanza vaya acompañada de calidad de vida. La longevidad ha venido acompañada de las enfermedades neurodegenerativas. Pese a su creciente prevalencia son enfermedades aún en fases tempranas de investigación.
Así que si se comprueba algo, es bueno seguir esos consejos para reducir un poco más los riesgos, mientras esperamos que las investigaciones den sus frutos y logren revertir la progresión de la enfermedad o al menos frenarla de modo más efectivo.