El trastorno bipolar es una enfermedad mental que aún resulta muy desconocida y con un alto grado de estigmatización para quien la sufre. Ese desconocimiento hace también que sea más complicada de diagnosticar.
Se calcula que en los países occidentales, de media, se tardan unos cinco años en ser diagnosticada. Y eso pese a que afecta mucho la calidad de vida personal y profesional de los pacientes.
Por eso es una gran noticia que unos investigadores australianos hayan podido encontrar un patrón potencial para detectar trastorno bipolar, mediante imagen cerebral de adolescentes con riesgo alto de desarrollarlo.
Cómo se detecta el trastorno bipolar
El trastorno bipolar afecta a los mecanismos del cerebro relacionados con la regulación del estado de ánimo. Debido a un fallo en estas redes cerebrales, se suceden episodios muy intensos de euforia y de bajo estado de ánimo.
El cerebro de los adolescentes con padres o hermanos con trastorno bipolar tiene conexiones más débiles
Hasta ahora los especialistas médicos habían detectado que las conexiones en estas redes cerebrales entre el pensamiento y el procesamiento emocional eran bajas. Pero no habían podido establecer cómo se enlazaban estas redes antes de la aparición de los síntomas.
Un estudio de la Universidad de Nueva Gales del Sur (en Sídney) ha comprobado que estas redes van disminuyendo con el tiempo en el caso de pacientes de trastorno bipolar.
Lo han hecho observando el cerebro de algunos jóvenes con más riesgo genético. El trastorno bipolar tiene una predisposición genética, que hace que se altere la producción de dopamina.
Han observado el cerebro dos años
Los investigadores utilizaron una resonancia magnética de difusión (dMRI), un sistemas de escaneado del cerebro. Así se consiguen unas imágenes detalladas de la estructura nerviosa del cerebro.
Aplicaron esta resonancia a 183 voluntarios y durante dos años. De ellos, 97 eran jóvenes que tenían un padre o un hermano con trastorno bipolar. En estos casos se considera que tienen diez veces más probabilidades de desarrollar el mismo trastorno.
Examinaron los cambios que se producían y los compararon con los jóvenes sin riesgo genético. Así fue como detectaron una disminución en la conectividad entre las regiones del cerebro que procesan las emociones y las dedicadas más específicamente a la cognición.
En el grupo de control ocurría todo lo contrario. Había un fortalecimiento de estas conexiones a medida que el cerebro adolescente madura y se va haciendo más experto en el razonamiento cognitivo y emocional.
“Ahora tenemos una idea mucho más clara de lo que está sucediendo en los cerebros de los jóvenes a medida que crecen", ha explicado el psiquiatra Philip Mitchell, uno de los autores del estudio.
No es una prueba para todos
En España hay más de un millón de personas diagnosticadas con trastorno bipolar. No es un problema menor. Entre los 15 y los 25 años se suelen presentar los primeros síntomas.
"Los familiares de las personas con trastorno bipolar, especialmente los hermanos y los niños, a menudo preguntan sobre su propio riesgo futuro, y esta es una cuestión de gran preocupación personal", apunta el doctor Mitchell. Gracias a este hallazgo se abre la puerta a dar respuestas.
La resonancia no es viable como método para hacer un cribado de todas las personas con riesgo genético
Si se consigue empezar a tratarles antes de que desarrollen síntomas incapacitantes y estresantes, “esto acercaría la psiquiatría a otras ramas de la medicina donde las pruebas de detección son parte de la atención estándar”, añade.
De todas formas, los investigadores insisten en que hay que seguir investigando antes de cambiar los protocolos. Además, no es práctico ni económicamente viable hacer resonancias cerebrales a todos las personas con un posible riesgo genético.
La importancia del diagnóstico temprano
El estudio evidencia un cambio significativo y progresivo en el cerebro de los jóvenes con riesgo y abre la puerta a que se hagan estrategias de prevención. Se verá cómo pueden ser estas estrategias.
"Si podemos llegar temprano, ya sea entrenando en resiliencia psicológica, o tal vez mediante la administración de medicamentos, quizá podemos prevenir esta progresión hacia cambios importantes en el cerebro", apunta el doctor Mitchell.
En esta línea se trabaja ya en los centros psiquiátricos. “La detección temprana de estos trastornos es fundamental para poder ofrecer un tratamiento eficaz y evitar así futuras complicaciones”, confirma el doctor Francesco Panicali, miembro de la Sociedad Española de Patología Dual y psiquiatra del Instituto Brain 360.
El tratamiento actual del trastorno consiste en la combinación de medicamentos personalizados con terapias psicológicas. Paralelamente, la estimulación cerebral no invasiva se plantea como una opción para paliar síntomas depresivos del trastorno.
Uno de los peligros evidentes es que el trastorno bipolar puede multiplicar hasta por 15 el riesgo de suicidio de la persona que lo padece.