¿Qué pensarías si alguien te dijera que, mediante impulsos eléctricos o magnéticos que se aplican en el cerebro por fuera, se pueden modificar ciertos patrones de funcionamiento en las neuronas que permiten tratar de forma más eficaz trastornos como la depresión, la fibromialgia, el párkinson o las adicciones (entre ellas, la creciente adicción a las pantallas)?
¿Y que estos impulsos, lejos de ciertas imágenes que pueden venir a tu mente, no provocan espasmos ni son dolorosos?
- Es lo que se conoce como neuroestimulación, o estimulación cerebral no invasiva, una técnica que, aunque en otros países como EE. UU. se usa de forma frecuente en el ámbito clínico, en España se está empezando a introducir poco a poco.
Impulsos que provocan cambios en el cerebro
"A grandes rasgos, podríamos decir que la estimulación cerebral no invasiva permite modular, y cambiar, la manera de trabajar que tienen ciertas neuronas de la corteza cerebral", nos explica Diego Redolar, responsable de la Unidad de Neuroimagen y Neuromodulación del Instituto Brain 360.
- Esta cualidad puede utilizarse para aumentar o reducir la excitabilidad (y con ello, la manera de funcionar) de neuronas que están alteradas debido a varios trastornos, como por ejemplo las adicciones.
- Unos cambios que, tras el tratamiento (que en el caso de las adicciones suele durar un mes), se logran mantener durante años.
Esto, en un momento en el que ciertos comportamientos adictivos están en claro auge, como por ejemplo ocurre con la adicción al móvil, a Internet o a los videojuegos entre los jóvenes, es algo a tener muy en cuenta.
Cómo actúa frente a las adicciones
"La evidencia científica ha demostrado que, en las personas con adicción, hay una zona del cerebro que funciona por debajo de lo normal: la corteza prefrontal dorsolateral", explica el especialista, que también es profesor de neurociencia e investigador del Cognitive NeuroLab de la UOC.
- Esta región está implicada tanto en la toma de decisiones como en el nivel de deseo. Y, al funcionar por debajo de lo normal, favorece que las personas con adicciones se comporten de una forma más impulsiva, que tomen decisiones sin pensar en el largo plazo y que sientan un gran deseo por satisfacer su adicción.
Con la neuroestimulación se aumenta la actividad de una zona del cerebro vinculada a la toma de decisiones
El objetivo de la neuroestimulación, en el caso de las adicciones, es "aumentar el funcionamiento de esta región, con el objetivo de lograr que esa persona tenga más control sobre su conducta y sienta menos deseo por llevarla a cabo", argumenta.
Aunque, eso sí, el neurocientífico deja claro que este tipo de estimulación no hace que la persona deje de ser adicta. "Es una herramienta más en el tratamiento, que puede ser de gran ayuda", matiza.
- "Si estás bajo un tratamiento más global, en grupos de apoyo, con terapia psicológica, psiquiátrica... este tratamiento suma, y hace que el paciente se pueda beneficiar mejor de las otras herramientas terapéuticas y que le cueste más recaer", añade Redolar.
Qué nota el paciente durante las sesiones
La neuroestimulación se logra básicamente aplicando dos tipos de estímulos:
Estimulación magnética
En el caso de la estimulación magnética transcraneal, una bobina con hilos de cobre genera un campo magnético justo por encima de la cabeza del paciente que, a su vez, genera un campo eléctrico en su cerebro.
- "La persona nota la vibración de los hilos de cobre, una sensación similar a la que podría sentirse si te estuvieran dando con un dedo en la cabeza de manera muy rápida, como un repiqueteo", aclara el experto.
- Eso, sí, "una de las precauciones que hay que tomar es poner tapones en los oídos al paciente porque, si es muy sensible, se pueden generar tinnitus", matiza.
Estimulación eléctrica
Los electrodos son el vehículo conductor en caso de aplicar estimulación eléctrica por corriente directa.
- "Notas como pasa la corriente, pero ni duele ni molesta. Es una vibración similar a la que puedes sentir al tocar una pila con los dedos mojados", ilustra el neurocientífico.
- "En algunos pacientes –añade– el sitio en el que se han puesto los electrodos se enrojece un poco después de la estimulación, dependiendo de la sensibilidad de cada uno. Aunque, en general, esto no ocurre".
Tanto en uno como en otro caso, es un tratamiento que, al no ser doloroso, no requiere anestesia.
Por qué se tienen que hacer muy seguidas
"Para modular la excitabilidad y la plasticidad del cerebro el tejido debe acumular una serie de cambios", remarca el experto. Y, para conseguirlo, es necesario que las sesiones se hagan muy seguidas, en tandas.
- Para tratar las adicciones, por lo general, se recomiendan 20 sesiones consecutivas (5 de lunes a viernes, dejando el fin de semana de descanso). Duran unos 15-20 minutos cada una, y la estimulación no se recibe durante todo el rato.
Para que los cambios en el tejido se acumulen, las sesiones deben ser consecutivas
- En otros trastornos, como los casos de depresión mayor, tras estas 20 sesiones el tratamiento se suele alargar un mes más, con dos sesiones a la semana. Y, en patologías como la fibromialgia, suelen bastar dos únicas semanas de tratamiento.
Desmontar ideas erróneas es necesario
Diego Redolar apunta que, tal vez, uno de los motivos por los que esta técnica se utiliza tan poco en España, a pesar de que su eficacia y seguridad se ha demostrado claramente, es la visión distorsionada que se tiene, en el imaginario colectivo, de los tratamientos cerebrales con electrodos en general.
- "Muchas veces, cuando a un paciente le hablas de la neuroestimulación lo primero en lo que piensa es en la terapia electroconvulsiva o incluso en que le van a poner electrodos dentro del cerebro. Pero las técnicas de estimulación cerebral no invasiva no tienen nada que ver, son herramientas completamente distintas", concluye el experto.