No se trata de alarmarte, pero desde Saber Vivir queremos transmitirte lo importante que es reconocer cuanto antes las patologías más comunes que pueden perjudicar tu vista.
Entre ellas, presta especial atención a las tres más "peligrosas", ya que pueden acabar causando ceguera. Nos referimos a la degeneración macular asociada a la edad (DMAE), el glaucoma y las cataratas.
DEGENERACIÓN MACULAR: no ver bien por el centro
Se trata de la manifestación más clara de sufrir DMAE, un trastorno que deteriora la parte central de la mácula, la capa del ojo en la que se encuentran las células sensibles a la luz.
Las principales señales que te puede poner sobre aviso son:
- Ver líneas rectas distorsionadas.
- Ver imágenes borrosas.
- No distinguir nítidamente el rostro de la persona con la que hablas.
Constituye la primera causa de ceguera en los países occidentales, en los que afecta hasta al 20% de la población mayor de 65 años. Su frecuencia ha aumentado mucho últimamente a causa del envejecimiento de la población.
El 80% de los afectados sufre la forma seca, que evoluciona lentamente, mientras que la húmeda provoca una pérdida de visión acelerada.
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Se está avanzando mucho en los tratamientos con células madre. En la última Reunión Anual de la Academia Americana de Oftalmología se han presentado dos ensayos clínicos que lograron reemplazar células dañadas por la enfermedad por células madre embrionarias humanas para tratar la forma seca de la DMAE, sin efectos secundarios graves e, incluso, mejorando la visión.
La base genética de un paciente con DMAE influye en su respuesta a un determinado tratamiento, según han demostrado diversos estudios de la Sociedad Española de la Retina y el Vítreo (SERV). Así, en función del perfil genético de esa persona se le puede administrar el tratamiento que resulte más efectivo.
GLAUCOMA: perder visión lateral
Golpearte por no percatarte de objetos que están en tu campo de visión lateral puede indicar que estás en una fase avanzada de glaucoma, una enfermedad del nervio óptico que implica una pérdida de fibras nerviosas, los "cables" que van del ojo al cerebro.
Los síntomas no son evidentes hasta que la enfermedad está muy desarrollada. Se puede percibir:
- Halos alrededor de las luces al incio de la enfermedad.
- Se pierde visión lateral pero el ojo lo va compensando (el cerebro rellena las imágenes que faltan) hasta que el efecto está muy adelantado.
- Hay una visión de túnel cuando la enfermedad está ya avanzada.
Unas 400.000 personas sufren glaucoma en España, aunque solo una pequeña parte de ellas está diagnosticada, ya que en sus primeras fases es muy difícil de identificar. Como subraya el Dr. Alfonso Antón, oftalmólogo especialista en este trastorno en el hospital Parc de Salut Mar, "en la forma más frecuente de glaucoma –llamado de ángulo abierto– el ojo no se pone rojo, ni duele ni pierde visión".
Uno de los principales factores de riesgo para desarrollarlo es la edad, como en la mayoría de trastornos oculares. Así, a partir de los 40 años la probabilidad de sufrirlo es de un 2% y a partir de los 60 esta sube al 14%.
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También se eleva considerablemente (entre un 5 y un 15%) si hay antecedentes familiares. Otras circunstancias que pueden afectar son tener la presión ocular alta o ser miope con muchas dioptrías.
Ayuda a detectarla en algunos casos tomar la presión intraocular, pero eso no basta. Es preciso realizar otras pruebas, como mirar el fondo del ojo y el campo visual.
Esta revisión periódica debe ser aún más frecuente en población con riesgo añadido, es decir, personas mayores, con diabetes o antecedentes familiares de este trastorno.
Es irreversible y la segunda causa de ceguera en el mundo, aunque hay tratamientos muy variados (farmacológicos, láser y quirúrgicos) para impedir el avance de la enfermedad.
CATARATAS: ver borroso
Los principales síntomas de las cataratas, son:
- Ver borrosso.
- Sensibilidad a la luz.
- Dificultad para percibir los relieves.
- Dificultad para reconocer las caras de la gente o la televisión.
Se producen cuando el cristalino –la lente del ojo que permite enfocar todas las distancias– se vuelve opaco y no deja pasar la luz, por lo que la visión se percibe borrosa siempre.
Suelen estar asociadas a la edad, y el riesgo se duplica en personas con diabetes –la franja entre 45 y 54 años sería la más afectada–, según un estudio de la Universidad Anglia Ruskin (Reino Unido).
Es la patología ocular de mayor incidencia en adultos. Por ahora, solo se cura operando, preferentemente eliminando la catarata con ultrasonidos y sustituyendo el cristalino por una lente intraocular.
En general, una vez detectada no necesita intervención urgente, se puede esperar incluso meses.
HÁBITOS QUE TE AYUDAN A TENER LOS OJOS SANOS
- Seguir una alimentación variada, basada en la Dieta Mediterránea, garantiza el aporte de nutrientes muy beneficiosos para la vista, como las vitaminas C y E, betacarotenos, omega 3, luteína y zeaxatina (las contienen espinacas y coles).
- Hidrátalos, sobre todo si te expones a ambientes propensos a resecarlos (calefacción o aire acondicionado) y pasas muchas horas frente al ordenador. Parpadea con frecuencia y aplícate lágrimas artificiales sin conservantes.
- Usa una buena iluminación para leer y protegerás tu retina. Siempre que puedas, hazlo con luz natural. Pero si no es suficiente, recurre preferentemente a bombillas de espectro solar completo, que emiten en idénticas frecuencias que la luz del sol.