Linfoma: 7 de cada 10 afectados no conoce la enfermedad

El linfoma es uno de los tipos de cáncer menos conocidos, cuando un rápido diagnóstico es la mejor arma que tenemos contra él. En la actualidad, existen más de 60 clases y su tratamiento varia según su clasificación.

Actualizado a
linfoma

Mujer relaja sentada en un banco

Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

Los linfomas son una variedad de cáncer que afecta a un tipo de glóbulos blancos, llamados linfocitos, que son células sanguíneas encargadas de la defensa de nuestro cuerpo. Por eso, durante la enfermedad se produce un mal funcionamiento del sistema inmunológico.

Siete de cada diez pacientes reconocen no saber nada de la enfermedad hasta que se les detecta. Por eso muchas veces se detecta demasiado tarde, dado que los síntomas son muy generales y pasan inadvertidos.

El cómico y actor Dani Rovira ha padeció esta enfermedad y al hablar de ella ayudó a dar visibilidad a estas enfermedades.

El linfoma No Hodgkin es el tipo más común

Con más información se puede prevenir y mejorar el pronóstico, y por ello se instauró el 15 de septiembre como el Día Mundial del Linfoma. Porque cogido a tiempo las posibilidades de curación pueden ser muy altas.

  • En algunos casos del 80 o 90%”, apunta el doctor Raúl Córdoba, hematólogo y jefe de la Unidad de Linfomas del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, en Madrid. “En otros, no se ha conseguido curar, pero sí se ha cronificado la enfermedad, de manera que no corra peligro la vida del paciente”.

¿Qué es el linfoma?

La verdad es que la pregunta correcta sería qué son, ya que existen más de 60 clases de linfoma, dependiendo del tipo de linfocitos afectados. Básicamente se clasifican en dos grandes grupos: Linfoma Hodgkin (LH), nombrado así por el doctor que lo descubrió, y Linfoma No Hodgkin (LNH). Saber qué clase de linfoma se tiene es importante porque afecta a sus opciones de tratamiento y pronóstico.

El sistema inmunológico tiene una serie de órganos propios, como son los ganglios, la médula ósea, el bazo y las amígdalas, entre otros. Los linfocitos nacen de la médula ósea, un tejido esponjoso que está en el interior de los huesos y luego pasan a la sangreo los conductos linfáticos.

Los linfocitos varían y se especializan en proteger a nuestro cuerpo.Y como cualquier otra célula del organismo, pueden padecer alteraciones que dan lugar a enfermedades. Si degeneran en células malignas dan lugar a los distintos tipos de linfomas.

  • Como son células que viajan por todo el organismo pueden situarse en cualquier órgano y extender la enfermedad. De ahí la especial importancia de cogerla a tiempo.

¿Qué síntomas nos avisan?

El linfoma No Hodgkin (LNH) es el más común. Los ganglios afectados son los cervicales o los ubicados encima de la clavícula. Los síntomas son fiebre, transpiración nocturna, agotamiento, pérdida de apetito y dolor de huesos.

Los ganglios se perciben duros pero no molestan

En el Linfoma Hodgkin (LH) se inflaman los ganglios del cuello, las axilas y las ingles, que al tacto están duros pero no molestan. Además de los síntomas anteriores, puede haber picor en la piel.

  • De todas formas, la inflamación de los ganglios linfáticos muchísimas veces no significa un cáncer. Al contrario, lo más común es que sea una reacción natural a una infección puntual, como unas anginas, problemas de oído o un catarro. Pero si se ha descartado la infección, es imprescindible realizar un test de los ganglios para comprobar que no sea un linfoma.

¿Cuáles son los factores de más riesgo?

  1. Tener un familiar directo que haya padecido un linfoma.
  2. Los pacientes que han recibido un trasplante de cualquier órgano y que por lo tanto reciban tratamientos inmunosupresores.
  3. La infección por enfermedades que debilitan el sistema inmune, como el sida.
  4. La infección del estómago por Helicobacter pylori o la de la hepatitis C.

¿Qué puedo hacer yo?

“No se pueden dar consejos de prevención porque no siempre se puede saber el origen –admite el doctor Córdoba-. No basta con decir que hay que llevar una vida sana y sin tabaco. Sin embargo sí podemos hacer un chequeo de nuestros ganglios para detectarlo con rapiedez”.

Las áreas comunes en donde se pueden palpar los ganglios linfáticos son, entre otras:

  • La ingle y la axila. En estos casos es mejor estar tumbado para hacerlo.
  • Debajo de la mandíbula y la barbilla. En los laterales del cuello y justo por debajo y a los lados de la mandíbula.
  • Detrás de los oídos.

Para revisar la cabeza y el cuello es más conveniente estar sentado.

Si te parece que hay un ganglio inflamado, lo mejor es no obsesionarse y empezar a apretarlo para comprobar que sigue allí. Esto lo único que hará será aumentar la inflamación de la zona. Debes prestar atención a la aparición de más ganglioso que aumente de tamaño o surjan otros síntomas. Entonces acude al médico.

Nuevos y mejores tratamientos

Que se diagnostique bien el tipo de linfoma que se trata es fundamental para aplicar el tratamiento adecuado y tener más posibilidades de recuperación. Por eso es fundamental que el paciente se informe de cuál es el centro más especializado sobre linfomas de su área y pida que se le hagan allí un análisis.

“Hoy los tratamientos han mejorado tanto que incluso, para algunos casos, se ha dejado la quimioterapia y se está empezando a tratar con fármacos más efectivos y con menores efectos secundarios; ese es el futuro”, señala esperanzado el doctor Córdoba.

También el sistema para la donación de médula ósea, necesaria en algunos casos, ha mejorado muchísimo hasta el punto de que ya con una sencilla medicación y una extracción de sangre se consigue la muestra.

Pero nunca está de más recordar la importancia de las donaciones. Cualquier donante de sangre menor de 45 años, también puede serlo de médula ósea. Un pequeño favor, que puede dar una vida de beneficios.