El ejercicio provoca cambios en el ADN para mejorar nuestra salud

Apenas seis semanas de ejercicio son suficientes para que se produzcan cambios en las células de los músculos. No unos cambios cualquiera: modificaciones en el código genético, el ADN. Se ha descubierto que esos cambios son en áreas relacionadas con las enfermedades y que consiguen mantener el cuerpo sano.

Actualizado a
Pablo Cubí
Pablo Cubí del Amo

Periodista

El ejercicio provoca cambios en el ADN para mejorar nuestra salud
iStock by Getty Images

Los beneficios generales del ejercicio regular y moderado para mantener el cuerpo sano son de sobras conocidos. Hay numerosos estudios que relacionan el sedentarismo con un mayor riesgo de padecer enfermedades crónicas de todo tipo.

Lo que no se conocía tanto son los mecanismos por las que el ejercicio puede mejorar la salud.

Un grupo de científicos daneses ha investigado que esos mecanismos pueden ser, en parte, mucho más profundos y de lo imaginable y llevarnos al centro de nuestras células.

Cómo actúa el ADN en la célula

Como sabes, todas y cada una de nuestras células contienen el código genético con el que nacemos, una combinación del de nuestros padres.

El ejercicio modifica los activadores de nuestro ADN

Ese código genético es una especie de manual de instrucciones de cómo ha de funcionar la célula. Si los hermanos tienen el mismo código, lo normal es que todos fueran exactamente iguales, como los gemelos.

  • El motivo de no ser así es que las células no utilizan todo el ADN.
  • Unas partes del ADN son genes. Los genes son instrucciones para construir proteínas.
  • Otras partes del ADN son los llamados potenciadores que se encargan de la especialización; es decir, dicen que qué genes se van a activar en esa célula.

Qué es la epigenética

Por tanto, los potenciadores de las células escogen en cada parte del cuerpo unos genes del ADN y no otros, de esa manera se especializan y crean un tipo de tejido determinado.

Por eso las células de los músculos que rodean el esqueleto son diferentes que las del estómago, pese a tener el mismo código genético.

  • Esa manera en la que se expresa el ADN en cada célula se denomina epigenética.

Un estudio de la Universidad de Copehagen ha analizado cómo el ejercicio afecta a la epigenética. Nuestras células cambian la manera de expresarse cuando nos activamos.

Previenen enfermedades

Lo que han descubierto es que estos cambios afectan las zonas del ADN que están relacionadas con el riesgo de desarrollar enfermedades.

El estudio analizó jóvenes sanos entrenados durante seis semanas

Los estudios se han hecho a partir de un grupo de jóvenes sin ningún problema de salud.

  • Los voluntarios se sometieron a un programa de entrenamiento con ejercicios de resistencia durante seis semanas.
  • Los científicos hicieron un análisis de los músculos antes y después y confirmaron que la epigenética del ADN había cambiado.

Cuando se miró en la base de datos la estructura del ADN comprobaron que muchos de los puntos donde se habían producido las variaciones genéticas también se habían modificado cuando había enfermedades.

El ejercicio mejora hasta el cerebro

Los investigadores han apuntado que estos cambios genéticos en las células pueden no limitarse a tener beneficios en los músculos.

  • Un órgano tan distante como el cerebro puede beneficiarse del ejercicio.

En concreto, han descubierto que el ejercicio varía unos potenciadores de la actividad de los músculos del esqueleto. Hasta aquí, es lo lógico.

Lo interesante es que esos potenciadores están relacionados también con las habilidades cognitivas. Puede ser una confirmación científica de por qué siempre se ha dicho que el ejercicio aporta beneficios a nuestras neuronas también.

Qué ejercicio es el adecuado

Otras investigaciones previas ya habían apuntado a la relación entre el ejercicio, la epigenética y la salud. Pero es la primera vez que se relaciona de un modo completo.

Al tratarse de una investigación científica, los expertos no han podido ir más allá de lo que reflejaban sus datos.

El tejido muscular de hombres y mujeres muestra diferencias y debe analizarse

Por tanto, estos descubrimientos se circunscriben a jóvenes sanos. Otros estudios deberán aclarar si este mecanismo funciona exactamente igual en otros grupos de personas.

Las diferencias en el tejido muscular de hombre y mujeres deben analizarse, al igual que la repercusión en personas mayores con un músculo más envejecido y que por tanto no pueden realizar un ejercicio tan estricto.

Como mencionábamos más arriba, el programa empleado fue básicamente un entrenamiento de resistencia intenso.

Más allá de estas conclusiones científicas, la evidencia práctica es que el ejercicio regular siempre es beneficioso para reducir riesgos de salud.