El exceso de sal no solo favorece la hipertensión. También podría reducir el flujo sanguíneo en el hipotálamo, la zona del cerebro que controla funciones corporales como comer, beber o la reproducción. Y esto podría provocar daños en este órgano.
Así lo ha demostrado un equipo de científicos de la Universidad de Georgia, que ha analizado cómo el consumo excesivo de sal puede provocar hipoxia cerebral, reduciendo el oxígeno que llega al hipotálamo.
Neuronas y flujo sanguíneo
Cuando se activan unas determinadas neuronas, normalmente hay un rápido aumento del flujo sanguíneo en esa zona concreta del cerebro.
Este mecanismo se produce mediante la dilatación de los vasos sanguíneos del cerebro denominados arteriolas.
- De hecho, para diagnosticar algunas patologías cerebrales se suele recurrir a pruebas de imagen basadas en este mecanismo y que buscan áreas de flujo sanguíneo débil.
Sin embargo, los estudios realizados sobre el tema se han limitado a áreas superficiales del cerebro (como la corteza cerebral) y los científicos han examinado principalmente cómo cambia el flujo sanguíneo en respuesta a estímulos sensoriales provenientes del entorno como estímulos visuales o auditivos.
Se sabe poco sobre si esto mismo ocurre en zonas más profundas del cerebro relacionadas con estímulos producidos por el propio cuerpo.
El efecto de la sal en el cerebro
Para estudiar esta relación, un equipo de científicos de la Universidad de Georgia ha utilizado técnicas quirúrgicas y de neuroimagen de última generación.
El equipo se centró en el hipotálamo, una región profunda del cerebro involucrada en funciones corporales básicas como beber, comer, regular la temperatura corporal o la reproducción.
El estudio, publicado en la revista Cell Reports, examinó concretamente cómo cambiaba el flujo sanguíneo en el hipotálamo cuando se ingiere sal. Pero, ¿por qué estudiar la sal?
- "Elegimos la sal porque el cuerpo necesita controlar los niveles de sodio con mucha precisión. Incluso tenemos células específicas que detectan cuánta sal hay en la sangre", señala el Dr. Javier Stern que ha liderado el estudio.
- "Cuando ingieres alimentos salados, el cerebro los detecta y activa una serie de mecanismos compensatorios para reducir los niveles de sodio", aclara.
- El cuerpo hace esto en parte activando las neuronas que desencadenan la liberación de vasopresina, una hormona antidiurética que juega un papel clave en el mantenimiento de la concentración adecuada de sal.
- Pues bien, los investigadores encontraron una disminución en el flujo sanguíneo a medida que las neuronas se activaban en el hipotálamo.
"Los hallazgos nos tomaron por sorpresa porque vimos vasoconstricción, que es lo opuesto a lo que ocurre en la corteza cerebral en respuesta a un estímulo sensorial", señala Stern.
"Normalmente se observa una reducción del flujo sanguíneo en la corteza en el caso de enfermedades como el alzhéimer o después de un accidente cerebrovascular o isquemia", añade.
Reducción del flujo sanguíneo
Los investigadores comprobaron que el consumo de sal provocaba una disminución del flujo sanguíneo que originaba hipoxia (disminucion de oxígeno) en el hipotálamo.
Además, la hipoxia se produjo lentamente y durante un largo período de tiempo.
Todo lo contrario de lo que ocurre en la corteza: aquí las respuestas vasculares a los estímulos están muy localizadas y la dilatación se produce rápidamente.
"Cuando comemos mucha sal, nuestros niveles de sodio permanecen elevados durante mucho tiempo", apunta Stern.
"Creemos que la hipoxia es un mecanismo que fortalece la capacidad de las neuronas para responder a la estimulación sostenida de la sal, lo que les permite permanecer activas durante un período prolongado". asegura. Pero a la larga, esta hipoxia es mala.
¿La hipertensión afecta al cerebro?
Los hallazgos plantean preguntas interesantes sobre cómo la sal (y la hipertensión porque hasta el 60% de los casos están relacionados con el consumo de sal) puede afectar el cerebro. Así lo explica el experto:
- "Si ingieres mucha sal de forma crónica, tendrás hiperactivación de las neuronas de vasopresina (la hormona antidiurética)".
- "Este mecanismo puede entonces inducir una hipoxia excesiva, lo que podría provocar daño tisular en el cerebro".
El descubrimiento abre la puerta a desarrollar tratamientos que frenen esa activación neuronal para poder controlar la presión arterial alta dependiente de la sal.
También planean utilizar su enfoque para estudiar otras regiones y enfermedades relacionadas con el cerebro, incluidas la depresión, la obesidad y las afecciones neurodegenerativas.