Cómo influyen las redes sociales en el aumento de la anorexia y la bulimia

Los adolescentes obsesionados con la imagen encuentran en las redes sociales dietas y planes de ejercicio para adelgazar, utilizan filtros que reducen centímetros, siguen perfiles que promueven la pérdida de peso... Las redes sociales, o más bien su mal uso y abuso, van camino de convertirse en un factor de riesgo de anorexia y bulimia.

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Cómo influyen las redes sociales en el aumento de la anorexia y la bulimia
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Se estima que los casos de anorexia y bulimia han aumentado un 30% en comparación con las cifras prepandemia y las redes sociales han influido.

Susana López Chicón
Susana López Chicón

Psicóloga Clínica

Soledad López
Soledad López

Periodista especializada en salud

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) como la anorexia y la bulimia suponen uno de los problemas de salud mental que más han aumentado en los últimos años.

Según la Sociedad de Médicos Generales y de Familia (SEMG), se calcula que afecta hasta el 6,4% de las jóvenes entre 12 y 21 años. Aunque cada vez hay más casos de hombres, estos trastornos tienen un perfil muy femenino ya que 9 de cada 10 afectados son mujeres.

Se estima que los casos de TCA han aumentado un 30% en comparación con las cifras prepandemia. Y lo más preocupante es que cada vez se producen a una edad más temprana.

El impacto de la pandemia en la salud mental de los adolescentes, combinado con una mayor exposición a las tecnologías y a las redes sociales explicarían en parte el aumento de los casos.

"El uso masivo de Instagram ha aumentado los trastornos de conducta alimentaria entre jóvenes y adolescentes. La utilización de filtros que reducen centímetros del cuerpo y corrigen imperfecciones, junto con perfiles que promueven la pérdida de peso y el deporte, han influido de forma negativa en adolescentes", ha explicado Clàudia Rossy, profesora del Grado en Psicología de UIC Barcelona y profesional de la Clínica Support.

Las redes ofrecen una idea distorsionada de la realidad

Desde el inicio de la pandemia, la psicóloga clínica Susana López ha observado en su consulta un aumento no solo de los casos de anorexia o bulimia, sino también un repunte de otros TCA menos habituales como el trastorno por atracón.

¿Hasta qué punto las redes sociales han contribuido al aumento de todos estos trastornos? La respuesta es prácticamente imposible de responder con cifras exactas porque faltan estudios al respecto pero, según la psicóloga, las redes sociales –o más bien el uso que se hace de ellas– son, sin duda, un factor de riesgo de TCA en adolescentes y jóvenes.

"La adolescencia es una edad compleja en la que las preocupaciones se llevan al máximo. Si no te gusta tu físico, en las redes sociales encuentras un sinfín de ideas sobre cómo verte bien y qué tienes que hacer para conseguirlo, y te bombardean con ello", apunta.

Al final, lo que hace el adolescente es "consumir ideas distorsionadas, como por ejemplo que para ser feliz necesitas estar delgado; y que para estar delgado necesitas comer ciertas cosas o hacer un determinado ejercicio", aclara.

Es un círculo muy peligroso porque "la persona cree que tiene que hacer todo eso para sentirse bien consigo misma y ser aceptado por los demás. Y si todo ello lo lleva al extremo, su conducta es cada vez más compulsiva y conduce al trastorno", subraya.

las redes sociales lo magnifican Todo

La insatisfacción con el aspecto físico y el deseo de cambiarlo son un síntoma de TCA, pero todo depende de la intensidad con que se sufra.

"En la adolescencia es normal que te cueste más aceptarte o que no te acabes de agradar cuando te miras al espejo. Hasta cierto punto forma parte del desarrollo de la persona", explica Susana López. El problema es cuando esa preocupación aumenta en cantidad y da un salto cualitativo. Y eso es precisamente lo que puede provocar la exposición a la red social.

La psicóloga lo explica con un ejemplo: "si yo estoy preocupada por mi imagen pero durante el día voy al instituto, luego practico deporte, voy a inglés y, en definitiva, hago cosas que distraen mi mente, pensaré menos en mi físico. Pero si no me gusta mi físico, estoy todo el día encerrada en casa (que fue lo que pasó en el confinamiento) y lo que hago es buscar en instagram qué ejercicio hacer o qué dieta seguir para adelgazar, seguiré dándole vueltas a lo mismo. Y si estoy enganchada a las redes probablemente estaré constantemente consumiendo información de este tipo. Para la red social eres un consumidor y sus algoritmos matemáticos están diseñados para bombardearte con aquello que te interesa".

Contenidos en redes que aumentan el riesgo de anorexia y bulimia

Los jóvenes y no tan jóvenes que desarrollan un trastorno de la conducta alimentaria y están muy enganchados a las redes sociales suelen consumir contenidos en instagram o tiktok sobre dietas muy estrictas sin rigor científico y sin ningún nutricionista detrás que las avale.

También consumen programas de ejercicios, sobre todo las personas que sufren vigorexia o trastornos por atracón (hacen ejercicio extenuante tras el atracón para compensar los sentimientos de culpa).

Pero en la red social no solo encuentras contenidos de este tipo ofrecidos por personas que no son expertas en la materia, algo que podría compararse con tomarte un fármaco porque te lo recomienda el youtuber de turno en lugar del médico.

La red social, señala la psicológica, "también permite compartir con otras personas como tú cómo te sientes y lo que te ocurre. Se dan ideas entre ellas sobre cómo perder peso, se consuelan... eso hace que la persona se sienta reconfortada en la red".

Cómo gestionar el uso de redes sociales

Que las redes sociales –o más bien el uso que se hace de ellas porque hay contenidos de todo tipo en ellas– pueden ser un peligro para la salud mental de nuestros adolescentes hace tiempo que se viene advirtiendo.

"Los jóvenes que pasan más de dos horas al día en redes sociales como Facebook, Twitter o Instagram son más propensos a sufrir problemas de salud mental, sobre todo angustia y síntomas de ansiedad y depresión", recoge un estudio realizado por la Royal Society of Public Health y la Universidad de Cambridge entre jóvenes británicos.

¿Qué podemos hacer ante ello? Lo ideal sería regular las redes sociales para que no sean un factor que influya de forma negativa en la salud mental de los jóvenes, señala la psicóloga.

Las redes como factor de riesgo de TCA son comparables a lo que ocurrió en los 90 con las revistas femeninas de alta gama y las pasarelas que promovían un ideal de mujer muy delgada.

"Ahora estamos hablando de lo mismo, pero a través de una plataforma distinta: las redes sociales que, para bien o para mal, llegan mucho más lejos que aquellas revistas de entonces y en ocasiones dan voz a personas sin formación aconsejando sobre un tema concreto", señala.

Sería bueno normalizar y dar visibilidad a los diferentes tipos de físicos a través de las redes, pero no se está haciendo, se lamenta la experta.

En cuanto a los padres, "lo primero es ser consciente de cómo las utilizo yo y, después, enseñarles a mis hijos a hacer un uso correcto", advierte."Debemos enseñarles a tener criterio propio y trasladarles que no deben dar credibilidad a ciertos contenidos. Y sobre todo conviene limitar el tiempo que utilizan las redes sociales".

Y más allá de las redes sociales, para evitar trastornos de la conducta alimentaria es importante implantar buenos hábitos alimenticios en casa.

Algo tan sencillo como comer en familia (al menos una comida al día ) es clave para descubrir si tu hijo tiene problemas en este sentido.