Después de una comida, especialmente si es copiosa y abundante en grasas, se produce una gran cantidad de ácido para “disolver” todos los alimentos que se han ingerido.
Este ácido puede ascender desde el estómago al esófago (sobre todo si la persona tiene una hernia de hiato) y afectar a las cuerdas vocales provocando ese cambio en la voz y la sensación de tener un cuerpo extraño a nivel laríngeo.
Pero también puede darse por otros motivos...
Con el paso de los años las cuerdas vocales pierden elasticidad y, consecuentemente, su movilidad se reduce. Eso afecta a la voz, que pasa a tener una frecuencia más baja, más grave, y de menor intensidad. Por eso, se dice que las voces de hombres y mujeres se acaban igualando en tono.
El abuso vocal (muy típico de los docentes), el tabaco, una cirugía de tiroides que provoque lesión en el nervio recurrente laríngeo (el que moviliza las cuerdas vocales), infecciones, traumatismos, reflujo gastroesofágico o enfermedades neurológicas (párkinson, disponías espasmódicas, ELA) son algunas de las principales causas de los trastornos de la voz (disfonías).