Nuestro cuerpo secreta una serie de sustancias químicas que regulan constantemente el funcionamiento del organismo.
Entre las más importantes están los neurotransmisores, que se originan en el sistema nervioso y llevan información capaz de afectar nuestro estado de ánimo de modo significativo.
Los neurotransmisores más conocidos (que actúan también como hormonas) relacionados con las sensaciones de bienestar, energía y felicidad son la serotonina, las endorfinas y la dopamina.
El papel de la dopamina
La dopamina se asocia, en concreto, a sensaciones placenteras y a la idea de recompensa.
Si descubres una cosa que da placer, se genera dopamina. Esta hormona volverá a generarse al reconocer eso que nos proporcionó el placer (por ejemplo, un sabor exquisito).
- Es un impulsor que nos anima a revivir al experiencia, se adelanta a ella y predispone a ese placer.
Un laboratorio ha entrenado ratones para segregar parte de su dopamina cuando quieran
Por eso se considera que también está implicada en conductas adictivas.
La dopamina se ha estudiado desde una perspectiva determinista. Se produce debido a factores externos. Son acciones que se escapan de alguna manera a nuestro control o que cuestan de controlar.
- Cuando esa esperada recompensa desaparece o no cumple las expectativas, los flujos de dopamina bajan.
Sin embargo, un estudio de la Universidad de California realizado con ratones podría hacer cambiar esta versión.
Los ratones la segregan a voluntad
En este estudio, publicado por la revista Current Biology, los investigadores han explicado que los ratones con los que trabajaban podían segregar a voluntad dopamina.
Para demostrarlo, el departamento de Neurobiología de la universidad, en colaboración con el hospital Monte Sinaí de Nueva York, estudiaron el cerebro de estos roedores a través de marcadores moleculares.
Vieron que en el neocórtex, la parte superior del cerebro, fluye la dopamina a impulsos, en apariencia impredecibles. Ocurre uno cada minuto aproximadamente.
Lo que querían comprobar es si eran conscientes de esos impulsos de satisfacción. Para ello probaron un experimento.
Los ratones recibían una recompensa si eran capaces de controlar esos impulsos.
Los resultados mostraron que no solo eran conscientes sino que habían aprendido a segregar a voluntad parte de esa dopamina.
Abre Una nueva perspectiva
Los investigadores señalan que su estudio abre una nueva perspectiva en el análisis de la dopamina y su relación con el funcionamiento cerebral.
- “Los ratones aprendieron a provocar impulsos de dopamina antes de recibir la recompensa”, dice el informe.
Este neurotransmisor parece que no inicia el comportamiento en busca de una recompensa esperada, aunque sí que lo refuerza.
“Pensar que los resultados del estudio se pueden aplicar a los humanos es una mera especulación”
“Suponemos que los impulsos espontáneos de dopamina de un animal pueden motivarlo para buscar alimento incluso aunque no tenga un estímulo de que va a encontrar algo bueno conocido”, explican los investigadores.
No es comparable en humanos
Los científicos dejan claro que estos descubrimientos con ratones no son directamente aplicables a humanos.
Para empezar, el neocórtex de nuestro cerebro es mucho más grueso y complicado que el de un ratón.
“La manera en que estos resultados se aplican a los humanos es, en el mejor de los casos, una simple especulación”, ha dicho el profesor David Kleinfeld, primer autor del estudio.
Al tratarse de una fisiología cerebral básica, la secreción de una hormona, es posible que siga una dinámica similar en ratones y humanos. “Es una buena hipótesis”, añade Kleinfeld.
Pero una cosa es comprobar que se puede entrenar a ratones para generar esa sensación placentera y otra su aplicación práctica en personas.
Quizá lo hacemos de manera natural
Desconocemos gran parte del funcionamiento del cerebro. La neurología es una de las ciencias que está aún en sus inicios, por mucho que se haya avanzado en estos años.
Los neurólogos recuerdan que podemos observar algunos procesos químicos y la actividad eléctrica que se producen entre nuestras neuronas. Eso no resuelve el gran misterio que es la mente.
Los autores del informe creen que quizá nosotros también ya estamos entrenando los niveles de dopamina en el córtex cerebral. Simplemente lo hacemos de manera natural y no somos conscientes de ello.